19. Cama.

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Se  inclinó  levemente  sobre  él y  lo tomó  en  sus brazos,  vestido  de  fiesta, tacones y todo, y se dirigió con paso resuelto al dormitorio, cerró la puerta con el pie y se acercó hasta la amplia cama con dosel.

La habitación estaba casi a oscuras, iluminada tan sólo por los rayos de la luna, que se colaban a través de las cortinas diáfanas de las ventanas francesas.

Le costó un poco  acostumbrarse  a  la  falta  de  luz,  pero  cuando  Seokjin  lo depositó  sobre  el colchón y se apartó un poco para desabrocharse la chaqueta, decidió que no importaba.

Podía verle lo bastante bien y en pocos minutos estaría acariciándolo por todas partes, sintiéndolo en todas partes.

Seokjin se quitó la chaqueta y los zapatos, y empezó a desabrocharse los primeros botones de la camisa, sin dejar de mirarlo ni un solo momento.

Yoongi, que no quería ser un mero espectador, se puso de rodillas y empezó a quitarse las sandalias de tiras, que tiró fuera de la cama. Entonces alargó las manos hacia atrás con la intención de bajarse la cremallera.

—No.

El tono de voz bajo e imperativo lo detuvo. Seokjin avanzó hasta el borde de la cama y le acarició los brazos desnudos seductoramente.

—Déjame a mí.

Yoongi notó el manojo de nervios que se le formó en el estómago, cuando Seokjin le pasó los dedos por el abdomen y los costados, en dirección a la parte baja de la espalda. Lentamente, deslizó las palmas hacia arriba a lo largo de toda la espina dorsal.

El contacto de sus manos le abrasaba la espalda, a medida que ascendían por el terciopelo  del  vestido,  y  entonces  le  bajó  la  cremallera. 

El  sonido  áspero  de  los dientes de metal separándose, se parecía a su dificultosa respiración.

Seokjin lo ayudó a salir del vestido con sus grandes manos y lo dejó caer sin contemplaciones a sus pies.

Yoongi se arrodilló en el borde del enorme colchón de dos metros cubierto sólo con un conjunto de interiores que comprendía en unos shorts y minibata de color celeste pastel  y un par finas medias completas*.

El corazón le latía desbocado y temblaba de nervios como si tuviera un enjambre rabioso en el estómago. Se humedeció los labios resecos y permaneció totalmente quieto, observando a Seokjin y esperando.

Él también se había quedado inmóvil, los ojos clavados en su rostro. Entonces terminó de desabrocharse los botones y se sacó la camisa,  se movía sin prisa, pero sin pausa. No tardó en quitársela y entonces hizo lo mismo con los pantalones. Como no había cinturón que aflojar, le bastó con un giro de la muñeca para soltar el botón y la cremallera.

Medio desnudo ya era bastante impresionante, pero desnudo por completo, era el objeto de las fantasías de cualquier persona.

Sus brazos y torso estaban bellamente esculpidos. El vientre totalmente liso descendía hasta unas estrechas caderas y unas piernas largas y musculosas.

Yoongi notó que se le aceleraba el pulso y se le secaba la boca, cuando centró la mirada en la zona que quedaba entre sus muslos. También era impresionante en ese sentido.

Como no sabía qué decir o hacer decidió quedarse donde estaba y esperar a que Seokjin diera el primer paso.

No tuvo que esperar mucho. De una sola zancada se acercó a él y lo estrechó entre sus brazos mientras lo comía a besos.

Sus labios se  amoldaban  a  la  perfección,  sus lenguas se  entrelazaron  y  allí donde Yoongi notaba que su piel entraba en contacto con la de él, sentía como si lo quemaran.

Yoongi le clavó los dedos en los hombros, arañándoselos ligeramente. Notó cómo Seokjin manipulaba el broche del sujetador hasta que lo soltó.

Tuvo que separarse de él, Yoongi se había olvidado de un detalle importante.

En  vez  de  estrecharla  nuevamente  entre  sus  brazos,  Seokjin decidió esperar.

Yoongi casi sonrió. Percibía la desesperación que iba creciendo dentro de él, por la forma en que le apretó más los puños luego de haberse separado.

Sin previo aviso, desenroscó las piernas de Yoongi de debajo  de él y lo tumbó de espaldas sobre la cama. Acto seguido se puso encima, cubriéndolo por completo con su cuerpo, mientras perfilaba con los labios el contorno de las mejillas, los párpados, la mandíbula y detrás de las orejas.

Al mismo tiempo, le fue quitando las medias, deslizándolas lentamente por los muslos y las pantorrillas hasta llegar a los pies.

Yoongi no sabía cómo reaccionar.

Seokjin posó la boca en la garganta de Yoongi y empezó a lamerla y a chuparla y  a  gemir,  provocándole  escalofríos  de  placer  que  lo sacudieron  hasta  lo  más profundo  de  su ser,  al  tiempo  que  la  atraía  hacia  él  sujetandolo  por  las nalgas, haciendo que Yoongi se encendiera al sentir su erección y todo su cuerpo se derritiera de deseo.

—Eres tan hermosa —murmuró él, besandolo por todas partes—. Más de lo que imaginaba. Y mucho más de lo que hubiera podido fantasear en las últimas semanas.

Sonrió y le acarició el pelo mientras disfrutaba con la ronca declaración, aunque se lo hubiera dicho a un millón de mujeres antes.

Aquello no se trataba de compromiso o sinceridad. Se trataba sólo de lujuria, deseo e indecible placer, por fugaz que fuera.

—Tú tampoco estás mal —respondió recordando la multitud de sueños eróticos que había tenido con él desde que llegara al palacio.

Sonriendo ampliamente, Seokjin levantó la cabeza y lo miró. Se inclinó y lo besó apasionadamente y entonces se apartó y lo miró con expresión seria.

—Dime que me deseas —exigió.

Yoongi lo contempló un momento, sin apartar los ojos de los suyos. Era más guapo de lo que un hombre merecía ser, y cuando lo hacía objeto de todas sus atenciones, lo hacía sentir como si fuera el único ser en el mundo. Al menos el único que le interesaba.

Y en ese momento, eso era lo único que importaba.

—Te deseo —susurró.

Le sostuvo la mirada un segundo y volvió a besarlo, con tanto ardor esta vez que Yoongi se quedó sin aire en los pulmones, pero lo besó con idéntico entusiasmo.

Seokjin le acarició los costados y los muslos, por dentro y por fuera.

Yoongi se retorció debajo de él, se encontró con la sonrisa satisfecha de Seokjin, cuando abrió los ojos. Se ruborizó bajo el intenso escrutinio de él, avergonzado de pronto por la manera en que había reaccionado a sus caricias.

—Estás preciosa cuando te sonrojas —le dijo él, besandolo en la comisura de los labios.

No le dio oportunidad de responder sin embargo, sino que empezó a acariciarlo de nuevo con manos hábiles sin dejar un solo milímetro de piel insatisfecho.

Seokjin sintió que ya era tiempo del siguiente paso e intentó deshacerse del resto de la ropa de Yoongi, este a su vez, intuyó sus acciones y se alejó lo máximo que pudo de él.

Seokjin se retiró de inmediato, el ceño fruncido y los ojos entornados.

—Suga —dijo, con respiración entrecortada, totalmente inmóvil—. ¿Eres virgen?





Les advierto que el próximo cap será el más raro de todos ahre. Lemon y drama no son lo mío 😔👊

Mike;

Definitivamente lemon y drama
no son lo mío, en qUÉ pensabA
JAHSJQJ


In the prince's bed [Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora