Jolin y yo dirigimos nuestras miradas a la puerta que se encontraba a mis espaldas y cerramos la boca sorprendidos por el guardia de ojos verdes. De inmediato Jolin se puso de pie como si el hecho de estar juntos en una cama fuera algo malo. Azsael se encontraba apoyado en el marco de la puerta con aire casual. Iba vestido como siempre, con su ya acostumbrada chaqueta color carbón con bordados en gris y su guante de metal. Mantenía sus brazos cruzados sobre el pecho mientras sus ojos viajaban de Jolin a mí intentando intimidarnos más de lo que ya estábamos, sin embargo, viéndolo en ese momento no podía sentirme menos intimidada, no cuando mi mente imaginó por un instante aquel torso al descubierto. Una sonrisa nerviosa cruzó mi rostro. ¿Por qué estaba pensando en eso?
—Veo que te resulta divertido que los haya encontrado a media conversación que no debería tener lugar—mi sonrisa se borró y dio paso a un ceño fruncido
—No quise molestarte con mis preguntas—solté con enfado y me puse de pie para enfrentarlo—Además tampoco creo que te hubieras molestado en responderlas
Azsael me miró con aquellos ojos que podrían matar a cualquiera, y no lo digo porque sean lindos, que si lo eran, sino porque su mirada era tan severa y afilada que seguramente podría apuñalarme con ella. Parpadeé algo nerviosa y desvié la mirada justo para oír la risa de Jolin.
—Realmente me tomaste por sorpresa—aclaró entre risas. No pude evitar sonreír al verlo reírse de esa forma, e incluso Azsael suspiró y suavizó su semblante—¿Qué haces aquí?—preguntó el chico cuando pudo calmar las carcajadas
—Vine hablar contigo sobre Firless
La habitación quedó en un silencio que no pude terminar de descifrar, sin embargo no era incomodo, era más bien una especie de conversación entre Jolin y Azsael en la cual yo no tenía lugar. Solté un largo y muy sonoro suspiro pero ninguno de los dos me prestó atención, por lo que recurrí a la mejor forma de llamar su atención.
Llevé mi cuerpo hacia adelante y coloqué una mano sobre mi pecho mientras la otra buscaba algo donde apoyarse. Mis pies trastabillaron y mi respiración se hizo más corta y desesperada.
—Oigan—los llamé con aquella voz constipada y nerviosa que tenía cuando me sucedían esas cosas—No me siento bien—me quejé cuando noté que ninguno de los dos me hacía caso.
En esta segunda vez, vi los ojos de Jolin moverse ligeramente en mi dirección, por lo que supe no faltaba nada para que me hiciera caso, era tiempo de la última escena. La mejor forma de culminar todo ese drama y el misterioso silencio que había entre ellos.
—Creo que...no estoy bien—trastabillé nuevamente mientras me tambaleaba ligeramente y preparaba mi caída—Med...mi medicina—pedí antes de cerrar los ojos y dejarme caer
Dos brazos fuertes y sumamente cómodos me sostuvieron antes de caer, justo como lo había planeado. Alguien me levantó en brazos y discretamente coloqué mi cabeza sobre su hombre y fue ahí cuando lo noté. Olía a especias, tal vez pimienta tal vez azafrán, no era muy buena con los perfumes, pero aquel pocas veces lo había sentido tan cerca. ¿No fue Jolin quien me atrapó? El no olía de esa forma, el olía a una fresca combinación de aceites de cítricos. Deseando que Jolin hubiera decidido usar una colonia diferente, entreabrí los ojos.
—¡Demonios!—me quejé cuando Azsael me dedicó una de sus miradas asesinas y me dejó caer justo a fuera de la habitación de Jolin—¡No me vas a dejar afuera!—dije con voz dura cuando estuvo a punto de cerrarme la puerta en las narices, de no haber sido porque la sujeté con fuerza
—No es asunto tuyo—me cortó con voz severa como siempre. Lo fulminé con la mirada y, muy a mi pesar, quité la mano de la puerta. En menos de medio segundo ya me encontraba de pie frente a una puerta cerrada y con una frustración enorme
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Atrigeos II : Espectro
Fantasy● Libro Dos ● Un año a pasado desde que Erika cruzó un viejo atrigeo hacia Anorith, donde descubrió que su padre es el Rey y encontró amigos que nunca pensó tener. La esencia de aquel vehnthura aun permanece dentro de su cuerpo y sigue sin poder co...