Dejándome ver, anduve por los corredores en dirección a mi habitación. Los preparativos habían terminado, tan solo quedaba conseguir algunos suministros, pero de eso me encargaría en la cena. Guardaría todo lo que pudiera y me lo llevaría. La maleta ya estaba lista y tenía las espadas protegidas por Hyus. Había dejado dos sillas de montar preparadas cerca de la cuadrilla de Hyus, tendría que ensillarlo rápido para luego hacer lo mismo con Kith, el caballo que sería de André. Lo había elegido por ser uno de los más jóvenes, eso le confería cierto entusiasmo y resistencia, además, Garret lo había usado en una de nuestras carreras y pude ver lo habilidoso que era esquivando obstáculos, eso podría ser de utilidad de camino a Firless.
Era increíble, en un par de horas saldría de aquellos muros y conocería más de Anorith, más de lo que Ellin había creado para Naktha, y cuando llegara a Firless vería la tierra de los Feirs y podré aprender de ellos lo que Ellin realmente era. Porque él no abandonaría a nadie, la historia que Dabin me contó al llegar fue que Naktha y el resto se equivocaron, Ellin no sería tan cruel para abandonarlos a su suerte. Ellin no era Dabin.
Ambos se fueron, yo creo que si son iguales
Un escalofrío recorrió mi columna al oír aquella voz llena de negatividad, siempre apareciendo cuando menos lo esperaba. Lo curioso, es que podía sentir algo familiar en ella, como si la hubiera escuchado antes, pero no importase cuanto me concentrase, nunca conseguía recordar.
Alejé aquel pensamiento tóxico de mi mente y apresuré mis pasos, pero me vi en obligación de detenerme. Tres guardias me habían cerrado el paso, entre ellos estaba Thiago. Incluso estar a dos metros de aquel sujeto me parecía algo desagradable, aun podía recordar su grandísima autoestima y egolatría hacia sí mismo. Crucé los brazos sobre el pecho y esperé intentando comprender que sucedía, pero no tardé demasiado en averiguarlo.
—Tu impertinencia ha crecido en el último año, querida princesa
Di un pequeño salto involuntario a causa de la sorpresa. No había oído acercarse a nadie, sin embargo ahí estaba Lion, justo a mis espaldas con una mirada inescrutable y su característico caminar lento.
—Que sorpresa, no eres un perro obediente después de todo—levanté los brazos a modo de rendición y no sonreí—No mentiré, me siento asustada por esto, aunque para ser sincera no creí que necesitara refuerzos para venir a amenazarme. El traer a Thiago me parece algo de mal gusto, considerando que yo no huyo de usted—los labios del hombre se movieron apenas unos milímetros para formar una sonrisa tétrica
—Que el Rey tenga consideración contigo no te mantendrá a salvo por más tiempo si sigues comportándote tan osada como el día de hoy—soltó en voz baja, cuidando que nadie más escuchara
—¿Eso es preocupación capitán?—Lion arrugó la nariz como si yo le causara asco, cosa que me hizo reír—Capitán, me permito recordarle que si Dabin comenzó a tener esas atenciones conmigo es gracias a su explosiva actitud. De no haberme llevado a lo más profundo de la Fortaleza para cobardemente propinarme una golpiza, seguramente Dabin ya me habría enviado a Marowak o encerrado en algún lado para evitar que yo le causara problemas
—La debilidad de mi amigo fue el amor a esa mujer—Lion avanzó tres pasos, quedando varios centímetros cerca de mí. Su presencia era poco agradable y también algo abrumadora. El cuerpo del capitán despedía un olor a podredumbre muy ligero, pero que era demasiado para evitar sentirlo—No permitiré que ese amor vuelva a cegarlo—su mano aprisionó una de mis muñecas y el gesto me tomó por sorpresa por lo que no pude evitar asustarme—¿Entendió, princesa?
Unas risas cantarinas se escucharon cerca y en un dos por tres la mano del capitán había desaparecido. Su expresión de odio se suavizó a una de desagrado y dio media vuelta para alejarse en silencio. Lo observé marcharse, asegurándome que no regresaría para tomarme por sorpresa, entonces recordé a los tres guardias a mis espaldas. Me giré de inmediato y alcancé a ver la sonrisa burlona de Thiago antes de desaparecer en los corredores junto a los otros dos guardias. El grupo de damas caminó a mi lado sin molestarse en saludarme, pero no tenía cabeza para ellas ahora. ¿Por qué me sentía tan nerviosa?
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Atrigeos II : Espectro
Fantasy● Libro Dos ● Un año a pasado desde que Erika cruzó un viejo atrigeo hacia Anorith, donde descubrió que su padre es el Rey y encontró amigos que nunca pensó tener. La esencia de aquel vehnthura aun permanece dentro de su cuerpo y sigue sin poder co...