Dormí un poco después de una larga jornada de lágrimas y gritos de impotencia. Odiaba toda esta sensación de no poder ser capaz de enfrentar las cosas, y aunque me hubiera encantado quedarme en cama toda la noche, Dabin no me lo permitiría. Antes de la cena, Griselda entró en mi habitación, con dos chicas siguiéndole el paso. No mencionaron nada de porque la habitación era un desastre, resultado de mi impotencia, solo colocaron las cosas en la cama y dieron inicio a los preparativos.
Me di un baño que me relajó un poco, Griselda ya me conocía lo suficiente como para saber cuándo estaba de mal humor, y cuando era así, usaba lociones que solo ella sabía dónde conseguir. Los aromas eran exquisitos y dejaban mi piel tan suave que me era imposible no sonreír cuando salía de la tina.
—Esta noche es importante—explicó Griselda mientras me colocaba el vestido, que era diferente a los que había usado antes—El Thaedal es la conmemoración de los inicios de Naktha aquí en Neurin. Si bien es una fiesta fuera del protocolo normal, tú debes lucir impecable
La tela era ligera y suave. Era casi invierno, los vientos helados se sentían en todos lados por lo que el vestido tenía mangas de tul que terminaban hasta la muñeca. Este vestido no llevaba corsé, cosa que agradecí, la parte superior era suave y tenía bordados en plata que resaltaban en el azul bebé de la tela. La falda era ligera y caí hasta el suelo como una cascada de tul azul. No había piel expuesta del todo, las transparencias en la espalda y los brazos eran lo único que permitía ver algo, todo de forma elegante.
Griselda me sentó frente al espejo y comenzó la tarea de recogerme el cabello. Trenzó pequeños mechones de mi cabello y lo unió todo en un chongo alto que hacía lucir mi cuello mucho más largo. No llevaría collar, solo unos pequeños aretes y una delgada corona de plata. Cuando estuvo todo terminado, la mujer me hizo ponerme de pie para observarme completa.
—Es el inicio del invierno y tú se lo recordaras a todos
Miré mi reflejo y me sorprendió lo que veían mis ojos. Mi imagen era la de una reina de tierras altas cubiertas de hielo y nieve. Mi rostro estaba ligeramente maquillado con plata y todos claros, lo único que sobresalían eran mis mejillas rosadas y mis labios de un rojo muy tenue. Me veía hermosa, pero aun así no podía sentirme del todo entusiasmada.
—Vamos ya, debes de llegar con tu padre—asentí sin mucho entusiasmo y dejé que me guiara hasta la puerta donde cuatro guardias me esperaban para escoltarme hasta la gran puerta de la Fortaleza
Griselda se despidió de mí con amabilidad y me prometió que nos veríamos en el festejo, al final, todo Neurin estaba invitado. Apenas sonreí a ella y a los guardias antes de comenzar mi largo trayecto. La noche estaba helada, cosa que agradecí porque de hacer un par de grados menos habría comenzado a sudar ante el trayecto y el maquillaje. A diferencia de otros eventos públicos a los que Dabin me obligaba a asistir, en esta ocasión no tenía nervios. Ni un centímetro de mi cuerpo estaba pensando en la vergüenza que pasaría si cometía un error o que dirían los invitados al verme vestida de esa forma, no había dudas en mí, solo había enfado. Estaba molesta con Dabin por haber ido a mi habitación a echarme en cara que lo había decepcionado, molesta con Azsael por ser tan idiota conmigo y humillarme frente a los soldados, furiosa con Thiago por ser tan imbécil y más que nada, estaba furiosa conmigo misma por no haberlo conseguido y por tener que estar vestida para cumplir un capricho de mi padre, a quien le importaba en lo absoluto lo que sucedía conmigo.
Dejamos la Fortaleza atrás y quedé a los ojos de la luna que brillaba sobre nosotros con esplendor. Mi vestido brilló a causa de los bordados en plata que tenía y supe a qué se refería Griselda al decir que lucía como el invierno. Los destellos en los bordados creaban una imagen de copos de nieves bajando del cielo azul. Levanté la vista aun hipnotizada por la forma en la que mi atuendo cobraba vida, y descubrí a los guardias que me escoltaban mirándome con sorpresa. Durante el resto del trayecto a la puerta principal, pude ver como otros ojos se posaban en mi antes de murmurarse entre ellos. Llegamos a la puerta principal y encontré ahí a un grupo bastante numeroso que incluia a Dabin, Lion, Jolin, Zhaarí y Azsael.
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Atrigeos II : Espectro
Fantasy● Libro Dos ● Un año a pasado desde que Erika cruzó un viejo atrigeo hacia Anorith, donde descubrió que su padre es el Rey y encontró amigos que nunca pensó tener. La esencia de aquel vehnthura aun permanece dentro de su cuerpo y sigue sin poder co...