¿Dónde estaba?
Salí de la habitación vacía por segunda vez en el día intentando pensar en otro sitio en el que Erika pudiera estar, no podían ser tantos lugares. Ella no tenía permitido salir a menos que Azsael o yo la acompañáramos, y no estaba entrenando con Zhaarí porque la mujer estaba en el patio vigilando que los guardias en el muro estuvieran cumpliendo con su trabajo en lugar de estar flirteando con las chicas de los comercios cercanos. Llegué a pensar que estaría con el Rey, pero ella normalmente prefería mantener al margen la relación con su padre, así que no consideré aquella como una opción.
Si tan solo hubiera ido temprano a visitarla ahora todo estaría dicho y no tendría tanta preocupación y nerviosismo. Pero no pude. Temprano, había tenido la visita de un soldado cuyo nombre no recordaba, quien me informó que debía ir de inmediato a la fortaleza de los soldados ya que Azsael no se había presentado aún. Y no, no lo hizo sino hasta dos horas después, sin dar explicación de su ausencia, aunque nadie se esforzó mucho por averiguar por qué la mano derecha del Capitan Kkam se había retrasado. Mientras esperaban, algunos soldados sacaban sus propias conclusiones, las cuales incluían a una bella mujer de dudosa procedencia acompañándolo.
—Están dementes—corté divertido. Los soldados me habían mirado con diversión en los ojos y una pizca de molestia—Azsael no faltaría solo por un encuentro con una mujer
Y ciertamente no lo haría. Durante los diez años que llevaba de conocerlo, Azsael jamás había faltado a un entrenamiento o a su puesto solo por haber pasado una noche activa con una dama. Él siempre se presentaba con la misma mirada seria de siempre, comprometido con su papel de cazador contemplando a su rebaño de presas. Que esta mañana no hubiera sido igual, me desconcertaba un poco, pero él no me contó de ello y yo no le exigí nada, no tenía cabeza para él, en este momento solo quería hablar con Erika.
Si tan solo pudiera encontrarla.
Crucé los corredores de la fortaleza, de un extremo al otro, buscando aquella melena castaña y esos ojos alegres. No estaba en ninguna parte. Me dirigí al jardín, ella solía pasarse horas sentada a la sombra de algún árbol e incluso de quedaba dormida ahí. Revisé el sitio, pero no la encontré. Caminé hacia el patio principal, en busca de Zhaarí, quizás la chica la había visto o tendría alguna idea de a donde pudiera haber ido Erika. Guie mis pies por el camino más rápido hacia el patio cuando oí su risa.
Era inconfundible. Erika era la única mujer en todo el lugar que no ocultaba su verdadera risa con alguna versión más femenina y pudorosa. La chica se reía a todo pulmón y sin pena alguna siempre, por lo que no me resultó difícil saber que era ella. Me sentía tan feliz de escucharla reír tan tranquila, no me hubiera perdonado el haberla hecho pasar un mal día por culpa mía.
Avancé hacia su encuentro pero de inmediato me detuve.
Apareciendo en el corredor, Erika y el príncipe Garret hicieron su entrada. Ambos con una enorme sonrisa en el rostro y la cabellera un tanto desarreglada. Él le quitaba hojas del cabello mientras ella se reía de las pequeñas ramitas que se perdían en la dorada melena del visitante de Salirena. La imagen era la de dos personas demasiado cercanas, como si se conocieran de toda la vida. Una amistad tan longeva que me hizo sentir completamente estúpido y fuera de lugar. El príncipe fue el primero en reparar en mi presencia, estática e inmóvil a mitad del corredor.
—Oh, hola—saludó con rostro amigable. Era increíble que fuera tan agradable y amable, eso solo me complicaba aún más el que no me agradara
—¡Jolin!
El tono sorprendido de Erika hizo que algo en mí se tambaleara. Ella no esperaba encontrarme en ese momento. Sus ojos ansiosos se pasearon entre el príncipe y yo, y pude ver la duda que cruzaba su mente. No sabía si dejarlo solo o hablar conmigo.
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Atrigeos II : Espectro
Fantasy● Libro Dos ● Un año a pasado desde que Erika cruzó un viejo atrigeo hacia Anorith, donde descubrió que su padre es el Rey y encontró amigos que nunca pensó tener. La esencia de aquel vehnthura aun permanece dentro de su cuerpo y sigue sin poder co...