1000 i'wos después de la caída de Saturno.
La Tierra. Ciudad de Nyx. 11:07 pm.
No sé cuánto tiempo estuve callada, disfrutando de este momento.
Nadie más que yo puedo saber cuánto les rece a los dioses para que se hiciera justicia—o me dejaran a mi hacerla— y ahora se ha hecho realidad.
Puedo ver la insensible expresión dibujada en el rostro de mi madre, bajo la luz de la luna que se colaba por el enorme ventanal que iluminaba la sala donde estamos escondidos, expresando miedo y nada más que eso. Y lo que más me hace feliz es saber que soy yo esta vez quien está provocando miedo en ella y no es al revés.
Toda mi infancia—toda mi vida—Ella me dijo lo malo y terrible que era ser hibrida, lo inadecuado que era ser un extraterrestre como yo, un error como yo. Y los primeros años de mi vida lo creí, hasta me sentí culpable por la miseria en la que debía vivir mi madre por ser responsable de mí, y la ayudé a ocultarme y a convertir mi nombre en tan solo una antigua leyenda. Pero eso cambio, y cambio mucho cuando mi hibridad fue liberada, ya que las cosas comenzaron a ser más claras para mí y muy diferentes a como siempre las había pintado mi madre. Y ahora no siento más vergüenza de mostrarme tal cual soy. Ahora puedo decir que adoro ser hibrida. Ahora puedo comprender porque Xthina insistía en que comprendiera que ser hibrida no tenía que ver con manifestarme de esa forma, sino que tenía que sentir la mitad luz y la mitad oscuridad de mi sangre alienígena correr por todo mi cuerpo, sabiendo cada una de las cualidades que me otorgan ambas esencias, y aprender a utilizarlas en conjunto. Y se que si siguiera viva, estaría tarareando una canción, para felicitarme.
Me convierto en una hibrida de pies a cabeza, ojos de un calipso centellante, el gran poder de una Sat de luz y una Sat oscura al mismo tiempo corriendo por mis venas, y mirando a mi madre directamente a los ojos, mientras intenta escapar de las esposas con las que la hemos capturado a una pintoresca silla.
-bueno. — sonrío en su dirección y juego con mi pistola, colocándola en mi mentón y luego bajándola a la altura de mi estómago –parece que estas en problemas, Celeste.
Sonrío con altura de mira y la Sat de luz que se hace llamar mi madre no me mira, sino que pone su atención a uno de mis costados. Sigo su mirada y veo que observa a Ryker , quien tiene sus ojos dorados y centellantes como los míos, puestos sobre ella.
¡Dioses de Saturno!
Con todo el alboroto y la euforia de haber capturado por fin a Celeste me olvide por completo en que cada vez que yo me manifiesto en hibrida, él libera su poder de guardián.
Una alarma se activa en mi mente, porque aquel brillo peligroso que cruza los ojos miel de mi madre solo puede significar una cosa.
-ni sueñes con decírselo. —digo en la mente de mi madre, con una facilidad telepática que me sorprende mucho.
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Crónicas Saturnianas I : Híbrida (No Editada)
Science FictionIntensa, Romántica y llena de acción! Esta historia, te cautivará desde el inicio. Zoee Holt es una extraterrestre proveniente de Saturno, que nació en la tierra, como muchos otros Sats, pero ella no es como todos los demás. Ella es una híbrida. S...