Los dos hombres caminaron a la salida, antes de pasar las puertas, Chester volteo a verme y me dijo adiós con su mano sana, no sé porque, pero yo hice lo mismo, segundos después desaparecieron por las puertas de salida. Es extraño cuando tienes la sensación de que una persona te agrada sin conocerla, eso me paso a mi con el paciente que se acababa de ir, su sonrisa me daba confianza y tranquilidad, pocas veces una persona me hace sentir así.
Seguí trabajando como normalmente lo hago, casi al amanecer me fuí a mi departamento, estaba tan cansada que solo llegué y me acosté en mi cama, mi plan era dormir todo el día, para descansar tranquilamente. A mediodía, mi estómago empezaba a protestar de hambre, sin nada de ganas me levanté de la cama y fuí a la cocina a buscar algo de comer, saque del refrigerador un tupper que contenía un poco de espagueti y pollo, lo metí al microondas y lo calenté.
Terminé mi comida y me senté en uno de mis sillones para seguir viendo la televisión, una hora después me fui de nuevo a la cama, era mi último turno de noche y después cambiaría al de día. A las 5 en punto me desperté nuevamente y entre a la ducha, era algo que me relajaba demasiado así que me tomaba mi tiempo. Media hora más tarde salí del baño y me puse mi uniforme de enfermera, hice algo para comer y a las 8 en punto ya iba en el autobús rumbo al hospital central. Esa mi rutina diaria, dormir, bañarme, comer y trabajar. Como enfermera no tengo mucho tiempo para divertirme y todo eso, aunque tampoco soy muy fanatica de salir a pasear, no me gusta tomar y los pocos amigos me dicen que soy una aburrida porque no bebo.
Cuando llegue a mi trabajo todo estaba muy tranquilo, la doctora Méndez me saludó de beso y me pidió que surtiera algunas gavetas con medicamentos. Al terminar, ayude a mi compañera Julia a llevar comida a algunos de los pacientes internados. A la hora de mi comida fuí a la cafetería, esta estaba casi sola, había muy pocas personas a comparación de la noche anterior.
Tomaba café cuando sentí algo que hizo que levantara la cabeza, y ahí estaba, Chester otra vez sonriéndome de oreja a oreja. Se sentó en la silla que estaba frente a mi y recargo los brazos en la mesa, el brazo lastimado arriba del sano.
—¿Aceptarás salir conmigo?— dijo mirándome fijamente.
—Estoy trabajando— sonreí.
—Ya veo— colocó su mano en la barbilla, creo que estaba planeando algo.
No pude evitar reír al ver su intento de cara seria, era un poema. Baje la mirada a mi tasa de café.
—Eres algo insistente ¿verdad?— dije de pronto.
—Si, algo asi, ademas de que no soy muy fanático a que me digan que no.
—¿Entonces es mas como un reto personal?— lo mire a los ojos.
—puede ser— sonrió –¿Aceptarás?
—Si...— volví a mi café —¿quiere tomar algo?
—No, gracias ¿el sábado estas libre?— no me quitaba la mirada de encima.
—si, trabajo en la mañana, pero tengo la tarde libre— dije apenada y el me volvió a sonreír.
—perfecto— de pronto su cara cambió, era como si hubiera recordado algo —tengo que irme, me das tu teléfono para ponernos de acuerdo.
Saque mi celular de la bolsa de mi pantalón y le di mi numero, lo guardo en el suyo y después se levantó de la mesa, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. "Nos vemos después" fue lo último que dijo y se fue de la cafetería. El tacto de sus labios con mi mejilla se había sentido cálido, dulce, lleve mi mano a mi mejilla y la toque, era una sensación linda y ese beso me habia gustado. Aunque todo estuvo un poco raro, termine mi café y regrese al trabajo. Toda la noche estuvo muy tranquila, casi al amanecer regrese a casa.
Al día siguiente me tocaba mi descanso, aproveche para visitar a mi madre, ella vive con su pareja la cual conoció hace más de un año, no es mucho de mi agrado pero lo soporto por mi madre. Siempre estuve en contra de esa relación, pero mi madre nunca me escucho, fue una de las causas por las que decidí irme de la casa de mi madre.
—¿Quieres comer algo?— dijo mi madre sirviéndome un poco de café.
—No mamá gracias, comí en casa– mi madre me dio la taza de café.
—¿Y donde esta Tom?— el novio de mi madre era 10 años menor que ella y no era el mejor tipo del mundo, siempre peleaba con mi madre por ese tipo, ella prácticamente mantenía y eso no le importaba, no pude tolerar ver a mi madre doblegada ante ese tipejo, así que me fuí.
—Le tocó trabajar hasta tarde ayer y aún sigue dormido— ella aún confíaba que se iba a trabajar, yo sabia perfectamente que no lo hacia, pero no le decia nada porque no me creería. Mi madre sentó a un lado mío en el comedor —¿y a ti cómo te ha ido en el trabajo?
—Muy bien mamá, el sábado comienzo el turno de día, después de casi un mes de tener el turno de noche.
Tenía poco en el hospital, pero ya me había acoplado lo suficiente, antes estaba en una clínica privada pero el ambiente no era muy bueno ya la paga ni se diga, ahora gracias a dios en el hospital me va mejor y tengo posibilidades de ascender a jefa de enfermeras en un futuro.
—Me alegro mucho mi niña, siempre te a gustado ayudar a la gente como lo hacía tu padre– mi madre agacho la cabeza al recordar a mi padre, el cual era doctor y falleció en un accidente automovilístico —te pareces tanto a él.
—Lo se mamá— acaricie su mano –por eso decidí estudiar enfermería, quería ayudar un poco a la gente como lo hacia mi padre.
—todo seria diferente si el no se hubiera ido— suspiró mi madre.
—lo se, pero ya no podemos hacer nada, solo seguir nuestras vidas lo mejor posible, para que él este orgulloso de nosotros.
Más tarde regrese a mi casa, como tenía el día libre me puse a limpiar un poco, de pronto mi celular sonó con un mensaje.
📱¿Qué talla eres de playera?
El número era desconocido así que no sabía si contestar o no.
ESTÁS LEYENDO
Tocaste mi alma
RomanceRomance 8/03/2019 ©Queda expresamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la modificación, traducción, adaptación, etc. de esta obra por cualquier medio o procedimient...