XI

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—¿Tu eres Tom?— dijo Chester con voz amenazadora.

—Si, por— dijo desafiante.

—Porque eres un imbécil– apoyó una mano en la mesa y acercó su cara a la de Tom.

—Chester…— dije despacio.

—¡¿Porque no intentas golpearme a mi si eres tan hombrecito?!

Tenia que hacer algo, antes de que las cosas se salieran de control. Me pare de la mesa y tome del brazo a Chester.

—No vale la pena, vamos de aquí, por favor– Chester me vio tiernamente y comenzó a caminar.

Mi cuerpo se relajó por un momento, pensaba irnos a casa y olvidarnos de este asunto, después le daría explicaciones a mi madre. No habíamos avanzado mucho cuando escuchamos la voz de Tom detrás de nosotros.

—Eso es mariquita, hazle caso a tu zorra.

—Tom!! No le hable así a Keira– Escuche decir a mi madre.

Cerré los ojos y sentí como Chester me soltaba la mano, voltee a verlo, todo pasaba como si estuviera en cámara lenta. Chester se fue encima de Tom, mi madre estaba en shock al igual que yo, como pude me acerque a ellos, trate de sujetar a Chester pero por el forcejeo me empujaron y caí al suelo, pude ver al gerente (era un empleado pero no estaba segura de que cargo tenía) tomar el teléfono, estaba llamando a la policía. Tenía que sacar a Chester del restaurante a como diera lugar.

—¡CHESTER!— grite cuando me levanté del piso.

No escuchaba palabras, solo lanzaba golpes a la cara de Tom, la cual ya estaba sangrando. Los segundos pasaban como horas y yo aun no podía separarlos. Me sentía tan frustrada, pero al mismo tiempo enojada, porque los hombres se vuelven locos con tan solo unas palabras. Unos minutos después escuche como llegaba la policía, entraron al restaurante y tomaron a Chester por la espalda, lo sometieron y lo esposaron. Mi madre estaba con Tom en el piso tocándole el rostro ensangrentado.

-—¡Dios! ¿Qué te hizo ese hombre?– el llanto de mi madre era perturbador.

Sacaron a Chester y lo subieron a una patrulla, su rostro aún reflejaba mucha ira, tanto que daba miedo, me acerque a mi madre para ver cómo estaban ella y Tom pero cuando llegue a su lado me empujo tan fuerte que casi caigo al piso.

—¡Lárgate estúpida! tú trajiste a ese hombre a que golpeara a mi esposo, siempre lo has odiado y no me sorprende que hayas planeado todo esto, eres una mala hija.

—Mamá ¿qué dices?— las palabras de mi madre me habían lastimado.

—No quiero verte Keira, largate.

Mis lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, mi madre me odiaba por lo que había hecho Chester sin tener yo la culpa, muy dentro de mi sabia que Tom se merecía lo que le acaba de pasar, pero ese pensamiento no me hacía sentir bien. Un policía se acercó a  mi madre, al parecer la iba a interrogar y eso me daba miedo, Chester podía terminar tras las rejas por lo que acaba de hacer.

—Necesitamos saber que paso señora— el policía saco una pequeña libreta y empezó a a anotar todo —¿presentará cargos?

—por supuesto que presentaré cargos, ese infeliz golpeo a mi marido, encierrenlo en la cárcel– sus palabras eran de desagrado.

—Mamá, no lo hagas.

—Tu no eres nadie para decirme que hacer–  tomó su celular y llamó a una ambulancia para Tom que aún seguía recostado en el piso.

Algunos minutos después llego la ambulancia y se llevaron a Tom, mi madre se fue con unos los policías a la estación, tome un taxi e hice lo mismo. Al llegar pusieron a Chester en los separos.

—Bueno señora, ahora sí dígame ¿qué pasó?– dijo el oficial en su escritorio.

—Ese hombre atacó a mi marido sin ningún motivo– dijo mi madre muy molesta —quiero que lo dejen encerrado– mi madre se levantó de la silla en la cual se había acomodado —tengo que ir al hospital a ver a mi esposo.

Mi madre salió con demasiada prisa de la estación de policía y yo me quede con el jefe. Tenia que encontrar la manera de solucionar el problema de Chester y sacarlo de la cárcel.

—Qué pasará con él– le pregunté preocupada a uno de los policías.

—Es solo un cargo de agresión señorita, pagando la fianza saldrá libre— dijo desde su asiento –no se preocupe, es un cargo menor y el joven saldra libre.

—¿y cuanto es?.

—300 dólares señorita, lo paga y él sale inmediatamente.

Suspiré ruidosamente, aún tenía lo de mis ahorros, salí de la estacion de policia y me fui al cajero más cercano, saque el efectivo y regrese para pagar la fianza de Chester. Pague el dinero con algo de dolor en mi corazón, pero yo tenia la culpa de todo lo que había pasado, asi que no me quedaba otra opción. Después de un breve papeleo Chester por fin salio. Cuando me vio pude ver algo de arrepentimiento en su rostro.

—Nena…

—No quiero hablar— dije triste por todo lo que había pasado –me voy a casa– dije caminando hacia la salida.

—¡Oye! ese tipo te golpeo– me tomó del brazo para impedir que me fuera, suspire y voltee a verlo.

Tocaste mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora