VI

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Después de dos cuentos, Paula estaba un poco mas tranquila, bromeaba conmigo he insistía que yo le gustaba a Chester y que deberíamos se novios. Cuándo llegaron sus padres me despedí de ella con un beso en la mejilla, la niña me habia caído muy bien, después me fui a los casilleros y me quite el uniforme, tome mi bolso y fui rumbo a la cafetería. Cuando llegue Chester estaba en una de las mesas bebiendo agua, al verme se puso de pie y se acercó a mi.

—¿Podemos hablar?– me tomó de la mano.

—Por su puesto— dije ya mas tranquila.

Empezamos a caminar hasta llegar a su coche y entramos en el, Chester lo encendió y se adentro a las calles de la ciudad. 15 minutos después estábamos enfrente a lo que parecía ser una tienda, cuando bajamos del coche pude ver que era la tienda de discos de Chester. Entramos a ella pero no nos quedamos ahí, caminamos hasta el fondo del lugar, después subimos por una escalera y llegamos al segundo piso hasta una puerta color negro, Chester la abrió y pude ver su departamento.

—¿Aquí vives?– dije sorprendida por el hermoso departamento.

—Si, el edificio es mío, como notaste abajo esta mi tienda y aquí arriba mi departamento– me tomo de la mano y entramos juntos.

—Vaya, es muy lindo— el departamento era algo de estilo rústico y moderno.

Me senté en la sala, Chester fue a la cocina y sacó una cerveza para él y un refresco para mi. Se sentó a mi lado, dejó las bebidas en la mesa central y me tomo de las manos.

—Lamento haberme comportado como un idiota ayer, me gustas mucho Keira— subió su mano a mi mejilla —Déjame volver a empezar.

—También me gustas— puse mi mano encima de la suya, era su mano lastimada así que la acaricie despacio —Es solo que odio la violencia, he visto demasiadas cosas en el hospital, no entiendo porque las personas recurren a los golpes para resolver sus problemas.

—ay nena— suspiró —Somos tan diferentes, pero creo que eso es lo que me encanta de ti— ambos sonreímos.

—¿Puedo besarte?— dijo de pronto.

—¿En serio? ¿Me estas pidiendo permiso para besarme?— dije burlona.

—Para nada.

Me atrajo más hacía él y comenzó a besarme, sus labios eran muy suaves y me besaba con mucha delicadeza, un nacimiento de bigote me raspaba ligeramente, lo tome de la nuca, el beso se fue haciendo un poco más intenso. Me separé un poco para bajar la intensidad de lo que estábamos sintiendo, nuestras respiraciones eran entrecortadas, Chester pegó su frente a la mía y ambos cerramos los ojos.

—¿Vas a negarme el sexo por lo que hice ayer?— abrí los ojos y pude ver una sonrisa en sus labios.

—No se— también sonreí –creo que lo mereces.

—Si, lo se, lo merezco– bajo la cabeza apenado.

—No me lo tomes a mal, pero vas muy rápido, quiero conocerte mejor, saber si podemos funcionar— acaricie su rostro.

—lo se nena— beso mi mano –tambien quiero conocerte mas, pero dejame decirte que de lo poco te conozco me has encantado– sonrió –¿tienes hambre?”

Iba a contestarle cuando de repente un hombre abrió la puerta, era el mismo que había ido por él al hospital, al vernos sonrió dulcemente, entró y se acercó a nosotros.

—¿Me estas siendo infiel Chester?– dijo burlón —jamás pense que me fueras a traicionar asi– fingió que lloraba.

—Olvide decirte que este idiota vive conmigo– dijo Chester –¿Lo recuerdas?, es Mike.

—Si claro— me levanté del sillón y le tendí mi mano –Soy Keira, un gusto conocerte.

—Lo se, este perdedor no deja de hablar de ti— miro burlón a su amigo —tambien es un gusto conocerte al fin hermosa.

—¡Hey! ¿Porque mejor no te largas?— la voz de Chester era un poco de frustración.

—Porque me acabo de mudar aquí, vine a comer— caminó hacia la cocina.

Chester sonrió con cariño, al parecer ellos se llevan muy bien, después se levantó del sillón y se acercó a su amigo.

—¿Que vas a cocinar?— la frustración de Chester se habia ido mágicamente, ahora le sonreía a su amigo.

—No se, voy a revisar el refrigerador— se alejo de su amigo –¿van a comer?”

—Si— volteó a verme –este hombre cocina delicioso, por eso lo soporto tanto.

No pude evitar reírme, era obvio que eran los mejores amigos, eso se veía a distancia, yo jamás he tenido una amistad como la de estos dos, asi que dolía admitir que sentía un poco de envidia hacia ellos. Los dos amigos se pusieron a platicar en la cocina, me quedé observandolos, la conección que había entre ellos era muy fuerte.

—¿Desde cuando se conocen?– dije de pronto.

Mike volteo a verme y me sonrió.

—Desde la preparatoria– dijo cortando algunas verduras –así que estas advertida, este  hombre es mio.

Tocaste mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora