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El hospital central de Minnesota está a reventar, hubo un incendio en una fábrica y este es el hospital más cercano, solo veía pasar de un lado a otro a los doctores, tanta gente herida y muy poco personal hace que trabajemos al doble esta noche. Mis compañeros y yo trabajamos sin parar, pero nadie se quejaba, queriamos que los heridos estuvieran bien atendidos, no había otra mas importante en estos momentos.

—Keira puedes ayudarnos de este lado— dijo la doctora Méndez desde el área de urgencias.

—Claro que si— caminé hacia ella.

Ayude a vendar a algunos heridos, aplicar medicamento y hasta aplique uno que otro yeso. Después de medianoche todo empezó a tranquilizarse, por suerte no tuvimos ninguna pérdida, eso era alentador y nos hacia estar de buen humor. Mas tarde fuí a la cafetería a comer algo, el lugar estaba lleno por todos los familiares de las personas accidentadas en la fábrica, así que solo tome un café y una galleta de nuez, regrese a urgencias donde todo ya estaba más tranquilo, la doctora Méndez se acercó a mí.

—Keira, en aquel cubículo tengo a un paciente que se cayó, solo hay que ponerle una férula en la muñeca, ¿me ayudas? No he comido nada en horas.

—Claro doctora, vaya a comer algo, solo le digo que la cafetería está a reventar.

—Que mala suerte— suspiro

—tranquila jefa, al menos compre un cafe, o vaya a otro lado, cerca de aquí hay una tienda de hot dogs.

—gracias Keira, en la tabla del cubículo está el medicamento que debes aplicarle y dile que venga dentro de 15 días para checarle la mano.

—claro que si doctora ¿Algo mas?

—no, por el momento es todo,e voy, tratare de no demorarme.

Me despedí de la doctora y caminé hacia el cubículo, moví la cortina que lo separaba de los demás y entre, sentado en la camilla estaba un hombre delgado, pelo casi rapado, sus brazos tenían varios tatuajes, al verme me regalo una sonrisa enorme, una sonrisa que hizo que se iluminara toda la habitación. El sostenía su mano adolorida.

—Buenas noches soy Keira— dije lo mas  amablemente posible.

—Hola Keira— dijo aún sonriendo—¿Ya puedo irme? Eres demasiado linda, pero odio los malditos hospitales.

—No— sonreí —necesito inmovilizarte esa mano y darte algo para el dolor— la sonrisa de su rostro desapareció.

—Pues ya que— parecía algo frustrado —además no me duele tanto.

—Pero te dolerá más si no te atiendes— tomé las cosas de la gaveta y tomé su mano —si te lastimo tu dime.

—no creo que me lastimes, se ve que tienes unas manos delicadas, mas para acariciar que para lastimar.

Comencé a ponerle la férula, tuve que mover su mano y con el rabillo de mis ojos pude ver como hacía unas muecas de dolor, cuando termine tome los papeles que había dejado la doctora para su medicamento.

—Chester Bennington ¿verdad?– él solo movió su cabeza en forma afirmativa —te daré los medicamentos, aquí está anotado el horario para que las tomes— le entregue la receta —además tienes que venir dentro de 15 días para checar el avance de tu muñeca.

—No sé si pueda venir, tengo algunos compromisos— su cara reflejaba desagrado, era como si no quisiera volver a este hospital.

—Pues haga lo posible, si quiere sanar rápido tiene que hacer lo que se le pide.

—¿y si te invito a salir?— dijo de pronto.

—¿Perdón?— dije algo sorprendida antes sus palabras.

—Escuchaste bien, te invito un trago— la sonrisa que había desaparecido volvió a su rostro.

—Lo siento, en primer lugar, yo no tomo y en segundo lugar estoy en turno, lo siento mucho— dije apenada —ademas ni siquiera te conozco.

—vaya, acabo de ser rechazado, eso es nuevo para mi— sus palabras no eran de molestia, al contrario, parecía divertido.

Apenas iba a contestarle cuando otro hombre se acercó a nosotros, tocó a Chester por el hombro y este al verlo le sonrió, al parecer eran amigos.

—¿Como estas hermano?— volteó a verme —¿Ya me lo puedo llevar?

—Mike hermano, esta linda enfermera acaba de rechazar una invitación a salir ¿puedes creer eso?— su mirada era dulce, no pude evitar sonrojarme, el hombre frente a mi ponía nerviosa, pero había algo en el que me agradaba.

—Eso sí es una novedad, pero tenemos que irnos, nos están esperando— ayudó a su amigo a levantarse —¿tiene que tomar algo?— se dirigió a mi.

—Si, ya le di la receta y el medicamento, además tiene que venir en 15 días.

Ambos hombres parecían apurados por irse, Mike, creo que asi se llamada, lo ayudo a levantarse de la camilla, Chester dio unos pasos y después Mike volteó hacia mi.

—Puedo llevarlo a otro hospital, vamos a salir de la ciudad la próxima semana y no creo que pueda acudir al chequeo.

—No, vendré aquí— intervino Chester —el viaje pude esperar– dijo serio.

—Chester— dijo el otro chico algo molesto —solo quieres posponer el viaje.

—Llévelo a donde quiera, pero no deje de atenderse la mano por favor— los dos voltearon a verme.

—Así lo haremos, gracias por todo.

Me despedí de aquellos dos lindos hombres, regrese a mi labores con una ronrisa en la boca, Chester me habia contagiado su buen humo, asi que toda la tarde fue mas ligera para mi.

Tocaste mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora