23 - Odio ser canguro

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Llegué al cuarto de baño y había una capa de agua de unos milímetros de altura. Me mojé las zapatillas deportivas. Pedro se estaba bañando y había simulado un mar con olas. Las olas habían llegado a saltar fuera de la bañera e inundado todo. Hasta el pasillo.

Cogí las toallas y contuve el agua en el umbral de la puerta. El niño aún reía de lo divertido que le parecía todo.

Le saqué de la bañera. Me senté sobre la tapadera del wáter y le empecé a pegar azotes en el culo. Sus hermanos se quedaron en la puerta mirando, ambos con los ojos muy abiertos. Sonó mucho en el cuarto y con el culo mojado. Al colocarlo en el regazo me mojé el pantalón. Ya estaba completo. No, no me excité ni un poquito. Fue por el momento de enfado y lo que había montado. Le mandé a enjuagarse entero en la bañera e irse a su cuarto hasta la hora de la cena. Estaba sollozando mientras lo hacía.

Entre sus hermanos y yo, recogimos toda el agua. Fue muy estresante. Cuando terminé le amenacé en meterle chinchetas debajo de las uñas en cada dedo si lo volvía hacer. Volvió a llorar, pero me dio igual de lo quemado que estaba.

Sus padres llegaron y montaron en cólera. Lo entendí, hasta la puerta de madera se había hinchado. Estaba de un humor de perros.

La fierecilla domada por Adri 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora