39 - Ya no sé quién soy de verdad

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En casa de mi tía le expliqué la situación que había vivido estos días en Córdoba.

-Cuando dos personas se quieren encuentran el camino! Sentenció.

No iba a contradecirle en eso.

-Te ha estado buscando Asun. Quiere verte. Ha llamado varias veces, porque tu teléfono está apagado.

-Ya le veré mañana en el insti y me dirá lo que sea!

-¿Qué pasa? Es tu novia. ¿Os habéis peleado?

-Ya nos habíamos peleado hace tiempo. ¡Creo que quiere hacer las paces!

-Y a qué estas esperando. Llámala. Es una chica fantástica. Parece muy guapa. ¡Además, es lista!

-Creo que, si he esperado semanas hasta que me llame, ¡si espera hasta mañana no le va a pasar nada! No estaba yo para llamar a nadie. Había pensado mucho en ella, pero no podía.

-No te entiendo hijo. A veces los jóvenes tenéis las mujeres a los pies y no las miráis. Y las que no están a vuestro alcance, pasáis de ellas.

Antes de empezar lo pospuse para el recreo. En el recreo, lo pospuse para después de clase. Finalmente hablamos. Estoy de acuerdo que veces es mejor terminar con un problema cuanto antes.

Quedamos que no tenía ningún problema en perdonarla como le dije. Sin embargo, si ella no confía en mí, no vale la pena seguir.

Se lo tomó a mal. Lo siento de verdad. Le ofrecí quedar como amigos y se lo tomó peor aún.

Alguien que me amenaza con la policía por acoso, porque quiero convencerla de la verdad y no te deja, no me vale. La confianza es importante para mí.

Sí, quizás soy muy estricto, tengo a quien salir. Soy como mi padre. Años de castigos y disciplina dejan su huella. Y mi padre se encargó que se pudiera confiar en mí. Por eso no era fácil aceptar que me hubiera humillado pensando que le había puesto los cuernos.

Joder, pero si mi padre no era mi padre. Mi padre era estricto, metódico, analítico, la profesión personificada de informático. Incluso aburrido. Un tipo frío y escrupuloso a la hora de ejecutarlo todo.

Debía de cambiar, yo no era así. Estaba empezando a entrar en una crisis de identidad. Un tipo que había odiado la mayor parte de mi vida, me había educado de una manera. Yo no debía de ser así. Los padres seguro que no hacen esas cosas.

Estuve hablando con mi madre. Habían ido ambos a la primera sesión. Dijo que estaba dispuesta a seguir con otra sesión. Es una lástima que las cosas no iban a funcionar en el futuro, pero que iba a ir porque le estaba sacando provecho. Hubo un conflicto para ver quién iba a pagar las sesiones y convencí que lo iba hacer yo. Ahora no quería ir a ninguna. Finalmente decidí convencer a mi padre. Si no lo conseguía, me tendría que plantear hacerlo de la beca. Podía hacer una transferencia desde el banco a la terapeuta. Joder, que difícil es volver a unir a mis padres.

Mi hermano por fin llamó. Estaba ahora en Austria. Este tío se lo estaba pasando de muerte y yo allí de mierda hasta las cejas. Le expliqué todo lo que había sucedido.

--Adrián, eres mucho mejor de lo que me esperaba. ¡Has evolucionado lo que no está escrito!

Me lo tomé como un cumplido, de sus típicos cumplidos raros y desagradables. A veces me pregunto por qué le soporto.

--La semana que viene iré allí y terminaré de rematar el tema. Hablaré con Mamá. Tengo más mano izquierda que tú.

--Mucha suerte! Dije escéptico.

--Siempre he tenido más suerte que tú con nuestros padres! Otro comentario impertinente.

--A veces Papá me parece que tiene problemas mentales.

--Vaya también te has dado cuenta de eso. Estas que estas que te sales, hermanito. Se lo he comentado a una amiga aquí me dice que apunta a Asperger. Aunque si te digo aquí son todos iguales que él. ¡Creo que el alemán en la familia es él, no nuestra madre!

--Qué es lo que quieres? Estaba ya empezando a hartarme.

--Has hablado con Carlos Ramos?

--Sí, pero poco. Tengo que verle otra vez. Sé que es mi padre, si es lo que quieres saber.

--¡Exactamente, eso quería saber! Contestó satisfecho.

--Podías habérmelo dicho hace tiempo. ¡Aunque el tío parece un capullo!

--Me parece que era algo que tenías que saber por tú cuenta. Y no te lo que podido decir antes, porque estabas bajo las faldas de Mamá.

--Algo más? Pregunté molesto.

--Me ha dicho la tía que has cortado con Asun!

Me cago, hasta eso le había contado.

--Sí, no ha funcionado como me esperaba.

--Cuando vaya a Madrid quiero verte con otra!

--Y si me ves con otro?

--Te lo quito y me lo quedo yo! Nos pusimos a reírnos. Bromeábamos con frecuencia con esas cosas. No lo hacíamos con maldad.

Se acercaba la fecha de navidad y las vacaciones. No sabía muy bien qué hacer. Mis tíos hablaban de irse con la familia de mi tío al pueblo. Si iba a La Carlota tendría que escoger entre ir con mi madre o mi padre. El proyecto de juntarse no había cuajado.

No puedo decir que haya heredado el poder de concentración de mi padre, pero he aprendido de él cómo concentrarme. Los exámenes al tener más tiempo me fueron bien. Estaba agobiado. Me olvidé de Asun por el momento y de tener novia. Me centré en lo que era más importante. Mi futuro. Nadie se iba a preocupar de mí. En el futuro podía ir con Toni o no. Podría irme con alguno de mis padres, o no.

La fierecilla domada por Adri 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora