24 - Cuando no deseas ser encontrado

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Un BMW de alta gama parado delante del bloque de pisos me pitó. Bajó la ventanilla y mi supuesto padre, me invitó a subir. Estaba tan cansado que ni me molesté en protestar. Me senté en el asiento del copiloto. Nos saludamos dándonos la mano. La última vez ni se dignó de hacerlo. Miré aburrido hacia delante. No tenía mucho interés en él. De todas formas, me caía mal. Había olor a alcohol en el coche. Seguro que había bebido.

-Estoy contento de verte de nuevo.

-Sí, yo también. ¡Mucho! Contesté apático.

-No lo parece!

-Cómo me ha encontrado?

-Puedes llamarme José. ¡Rellenaste una solicitud de trabajo! ¡No hay muchos pelirrojos que piden trabajo!

Había metido la pata, no había sido mi intención. No me había dado cuenta. Con lo celoso con dar datos que era mi otro padre.

¡El teléfono no era correcto! Pero tenemos gente muy eficiente. Tu tía me ha dicho que estabas a punto de llegar.

-Sí, mi tía es muy... No sabía qué decir. ¿Puedo irme ya?

-En un momento. He estado haciendo memoria. Sí, estuve en La Carlota. Qué edad tienes?

-¡17!

-Creo que estuve allí hace 17 años.

-Para tu información. Jose, Carlos o lo que sea. Soy ochomesino. No me sirve. No puede ser mi padre si llegó cuando nací. Hay una cosa que se llama gestación. No existe el nacimiento espontaneo en mamíferos.

-No seas impertinente. Acabo de decirte que estuve allí. ¡Bastante antes de esa fecha!

-Vale. Muy bien.

-Toma mi tarjeta de visita. Parece que estás cansado. ¿Te parece vernos en esta dirección y hablamos? Dicho pensando en dar por concluida la conversación.

-De acuerdo, si te da igual me voy.

-Venga. Va. Nos vemos. Y ya hablamos de lo humano y lo divino. Después te invitaré a una cerveza, ¡pero a mujeres malas no! Bromeó.

Me estaba empezando a dar asco este tipo.

-Mejor, porque soy gay. Y también vegano. Adiós.

-Lo siento! Puso cara de decepcionado. Tener un hijo gay a mucha gente le molestaba.

La cara de gilipollas que se le quedó era sensacional. Me gustó. Era lo único que me gustó de este tipo.

En casa vi la tarjeta de visita de José Carlos, era secretario de un partido político municipal de Pinto. Una ciudad pequeña a sur de Madrid. Carretera de Aranjuez. Encima político. Me caía todavía peor. Enterré la tarjeta en el cajón de mi escritorio.

La fierecilla domada por Adri 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora