Erick ha estado llorando, durante días y no ha comido casi nada aunque sabe que eso no le hace bien al bebéSe levanta de su cama cuando escucha que tocan la puerta, no quiere visitas. Ni siquiera ha hablado con su mamá o Chris
–Erick– pronuncia el rubio apenas abre la puerta
–¿Que pasa Zabdiel?– pregunta acostándose en su cama de nuevo
El rubio entra a la habitación y se sienta en la cama
–¿Qué está pasando contigo Erick? No te has presententado a la escuela en dos semanas. No hablas con nadie, y tu mamá me comentó que ni siquiera comes.
–Creó que tu amigo debería de responderte eso. No quiero ser grosero pero no quiero ver a nadie Zabdiel.
–De acuerdo, voy a irme. Pero solo ten en cuenta de que dentro de ti tienes a un bebé, y no le hace bien nada de lo que estas haciendo. Paty me contó que el tiempo de gestación es corto, que crece muy rápido
–Sí– afirma sentándose en la cama
–Voy a irme Erick, vendré todos los días después de salir de clases. Y deberías de hablar con Chris, el esta preocupado– dice levantándose de la cama– también deberías regresar a la escuela
–Sí, tal vez lo haga mañana. Gracias por venir Zabdi– agradece dedicándole una pequeña sonrisa
Tal vez su amigo tenga razón y deba comer mejor, no va a hacerlo por él, va a hacerlo por el bebé porque ahora es lo único que le queda de Joel
[...]
Esta parado frente a la escuela junto a Chris. Tuvo que usar un suéter grande para que no se le notará el embarazo
–Amigo, me da gusto que hayas salido de tu cuarto. Estaba muy preocupado por tí
–Sí, supongo que no iba a pasar ahí toda la vida.
–Vamos– ordena tomándolo de la mano y caminando con el hacia la escuela
Todos los miran, y eso hace que el ojiverde se sienta incómodo
Todo va bien hasta que al fondo del pasillo ve a Joel con una chica, y se le revuelve el estómago al ver que se están besando
–Chris, yo no quiero estar aquí– susurra con las lágrimas resbalando por sus mejillas
–Puedes irte Er– dice soltamdolo de la mano, y no puede evitar sentirse mal por su amigo
El ojiverde sale corriendo de la escuela, ya no quiere estar ahí. No quiere estar en el pueblo
Llega a su casa y sube a su habitación, se acuesta en la cama, a llorar, de nuevo. No puede seguir así, tiene que ser fuerte, tiene que hacerlo por su hijo
Unas horas después baja, para hablar con su mamá
–Mami– dice bajito porque no quiere que noté que ha estado llorando
–¿Que pasó Er?– pregunta mientras pica las verduras para la comida
–Voy a irme
–De acuerdo pero no llegues tarde– responde sin mirarlo
–No mamá, hablo de irme del pueblo, a Miami– dice apretando con fuerza la manija de sus maletas