Parte 23: Lo inesperado

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- Espero que esto no llegue a mayores, porque ya es demasiado -pensaba Luna.

Por la razón de que era su mejor amiga con quien Lincoln estaba saliendo, Luna estaba mucho más afectada que las demás. No había escrito canciones en un largo tiempo, algo que sus padres notaron.

- Luna, ¿no hay algo que podamos hacer para animarte? -le preguntó su padre.

- No, pero gracias, papá.

- O al menos dinos qué es lo que te agobia, por favor, hija -pidió su madre.

- No es nada grave, mamá. Solo estoy algo cansada.

Ninguno de sus padres se tragó esa excusa, pero como vieron que todas sus hijas se sentían de manera parecida, decidieron alegrar las cosas.

- ¡Niñas! Bajen, tenemos una sorpresa -exclamó el señor Loud.

Todas las hijas Loud bajaron.

- ¿Qué pasa, papá? -preguntó Lynn.

- Verás, LJ; no nos quieren decir qué es lo que les pasa, pero al menos alegraremos esa caritas tristes -dijo el señor Loud, levantando alegremente a las gemelas.

- ¿Lincoln no vendrá? -preguntó Luan.

- No creo, hija -dijo la señora Loud- Ha de estar ocupado con su novia. Ya sabes, desde ese día que comió con los padres de Sam, hace ya varios meses, esos dos se han estado viendo mucho más. Hace meses que ya no los vemos tanto.

- ¡Pero no hay problema! -dijo el señor Loud- Podemos tener diversión sin él. ¡Vamos al parque acuático!

Las hermanas menores exclamaron emocionadas, y las mayores sonrieron. Los padres las conocían a la perfección, y sabían de sobra que esa salida las entretendría a todas. Todas las hermanas tuvieron un día bastante divertido. Jugaron en todas las atracciones que encontraron, además de que compraron comida y juguetes para alegrar más el día.

Lucy y Lisa se subieron incluso a unos de los juegos más concurridos que habían. Lynn retó a cualquiera que quisiera, Leni y Lori lucieron trajes de baño; en fin, que todas se divirtieron. Los padres estuvieron muy pendientes de lo que hacían sus hijas. No era la primera vez que los echaban de un lugar, y preferían mantener ese espacio disponible. Mientras no destrozaran nada, los considerarían buenos clientes. 

El día pasó de manera lenta, donde las hermanas cedieron ante la intención de sus padres: olvidarse de lo que las afligía y tener un día entretenido. Las horas pasaron hasta que, por fin, las hermanas se cansaron y volvieron con sus padres. 

Tanto Lori como Leni insistieron en pagar al menos una parte de los gastos. La única razón por la que ambas seguían viviendo en la casa Loud a pesar de ser bastante mayores de edad era porque los padres se negaban a dejar a cualquiera de sus hijas lejos de casa. Luna estaba a punto de graduarse también, por lo que sus progenitores aseguraban que no había ningún problema en que se quedaran un tiempo más.

- Pero, papá, en serio quiero pagar al menos una parte -insistía Lori.

- Sí, no me siento cómoda divirtiéndome sin dar algo a cambio -la apoyó Leni.

- No pasa nada, hijas. Todo esto lo hacemos porque las queremos -sonrió la señora Loud.

- Por esta vez pagamos nosotros -dijo el señor Loud- Pero para las pizzas cooperamos todos, ¿de acuerdo?

- ...Bueno, está bien.

- Caray, ¿quién no amaría a unos padres como ustedes?

La noche estuvo llena de una cantidad bastante grande de pizzas, incluso para esta enorme familia. Hubo al menos seis pizzas que quedaron restantes, algo que todas querían asegurar para ellas mismas, claro está.

Y después de una ligera lucha por las sobras, todas las hermanas se quedaron satisfechas. La señora Loud propuso que todas vieran una película, algo en lo que todas accedieron emocionadas. 

Lily quiso ver una película sobre un musical en la escuela, algo que Luna y Luan estaban de acuerdo, mientras que Lola Leni y Lori querían ver una romántica. Nadie aceptó la película de terror de Lucy, algo que ella se tomó casi como una broma cuando todos dijeron que no, ya que estaba acostumbrada. Ni Lisa ni Lynn ni Lana tenían preferencias, por lo que terminaron viendo el género más votado: el de romance.

Una de las escenas más emblemáticas de la película las conmovió a casi todas las hermanas y al señor Loud.

- ¿Ok?

- Ok.

La película se sucedió a sí misma en un trance, y en menos tiempo del que esperaban, la película estaba llegando a su fin. Muchas se sentían muy cómodas en sus asientos, ya que el día en el parque acuático las había dejado exhaustas. Las que votaron por la película de romance y el señor Loud lloraban por las tiernas escenas, mientras que las demás suspiraban, imaginándose una vida parecida. 

La película acabó, y aunque el final fue triste, también fue conmovedor, dejando a todos con un buen sabor de boca. Después de algunos meses de que Lincoln empezar a salir con Sam, las hermanas Loud sentían aunque sea un pequeño momento de paz.

- Literalmente volvería a ver esta película -sollozó Lori, feliz.

- Yo también, estuvo hermosa -suspiró Leni.

Todas hablaron de las partes que más les habían gustado, y agradecieron todo lo que sus padres habían hecho por ellas. No solo era que las hubieran dado a luz, ni que las hubieran cuidado por más de una década o incluso dos, sino que hacían lo necesario para mantenerlas felices. Unos padres como ellos eran invaluables.

Todos estaban listos para acostarse, pero justo en ese momento se oyó que la puerta se abría. Todos supieron de quién se trataba. 

- ¡Hola a todos!

El señor Loud se acercó. 

- Lincoln, en serio me alegra mucho que tengas novia, y la queremos mucho, pero, ¿no podrías intentar llegar más temprano?

- Lo siento, papá; pero es que Sam me tenía que decir algo, y la verdad es que me alegro de haberme quedado, porque es una noticia muy importante. ¡Familia, reúnanse, por favor!

El señor Loud fue a buscar a su esposa, pues ella de seguro ya estaría pensando en dormirse. Y aprovechando que quienes una tras otra se ponían enfrente de él eran sólo sus hermanas, Lincoln les susurró:

- En serio lamento que tengan que pasar por esto, pero quiero que sepan que en ningún momento quise lastimarlas. Sólo hice lo que creí que era más correcto. Les suplico que me entiendan, y que esto lo hice por amor a Sam, no por tener algo en contra de ustedes.

Ninguna de las hermanas entendía nada, pero por el tono y palabras de su hermano, se prepararon y esperaron por lo peor.

Los padres se reunieron con sus hijos, listos para recibir la impactante noticia.

- Mamá, papá, chicas... Voy a ser papá.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora