Parte 43: El fallo

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En ese tiempo, Leni pensaba en lo que podría hacer para lograr que su hermano se fijara en ella. ¿Era posible algo como eso? No lo sabía. Al menos sabía que Lisa lo había logrado... Por un tiempo.

- Es mejor si hago otras cosas -pensó Leni- No quiero arruinar nada.

Para distraerse, Leni fue a atender a sus demás hermanas, ya que tal vez necesitaban algo. Se pasó el día ayudando a Lori con ciertas prendas que quería usar, fabricando y confeccionando nuevos pedidos que tenía y comiendo lo que Lily había hecho para almorzar. Pero para la tarde, se había desocupado y eso no le gustó. 

- Tengo que dejar de pensar en Lincoln.

No era tan urgente en esos momentos, pero ir a la tienda por las despensas no sonaba nada mal, de modo que eso hizo. Para hacer el día más productivo, fue a la tienda más cercana a pie, así aprovecharía para hacer un poco de ejercicio. Compró verduras, frutas, huevo, pan, leche, un poco de chocolate, consomé para sopa; en fin, varias cosas. Y para mejorar la visita, se compró una dona. Cuando entró a la casa, se dispuso a cocinar para la cena. Se sentía raro que nadie la molestara, pero supuso que todas hacían otras cosas.

Leni consideraba que su estofado era bastante bueno, por lo que decidió que eso iba a cocinar. Tarareaba para sí, y pronto el sartén estuvo en el fuego y las flamas cantando. Pero mientras cocinaba, oyó una voz.

- Wow, tía Leni, ¡eso se ve rico!

Lina se acercaba, atraída por el exquisito aroma que emanaba de la cocina.

- Hola, Lina, es que estoy haciendo la cena.

- ¿Quieres que te ayude?

- Pues... En sí no necesito ayuda, pero puedo enseñarte si quieres.

- Ok.

Lina estuvo viendo como Leni agregaba ingredientes, removía las cacerolas, avivaba o reducía el fuego, y dominaba los utensilios. Leni incluso dejó que Lina preparara una masa. La modista le indicó como tenía que aplastar la masa para dejarla suave. Luego lo usarían para hacer otras cosas, pero era lo básico para que Lina aprendiera. 

- Ya veo porqué Luna se queda tanto tiempo enseñándole a Lina -pensó Leni- Es muy lindo cuando la ves esforzándose tanto y ver su sonrisa cuando lo logra.

Y por supuesto, cuando Lina consiguió una masa muy suave, su sonrisa fue invaluable. 

- Si quieres otro día te enseño a hacer bien otras cosas, Lina. Por ahora me gustaría acabar la cena.

- Está bien, tía Leni. De hecho, pronto voy a tener que irme.

- ¿Eh? ¿A hacer qué? -se extrañó Leni.

- A visitar a Luna -dijo Sam, quien bajaba de las escaleras en esos momentos- Lina quiere verla y pedirle disculpas.

- Sí -dijo Lina, apenada- Siento que fue mi culpa que se haya lastimado, pues yo fui la que estaba jugando en el techo.

- Tranquila, Lina -la calmó Leni- Estoy segura de que tu tía Luna lo comprenderá.

- Eso espero. Bueno, aun así le voy a regalar unas flores y una tarjeta que hice, ya que me quedaron muy bien.

- Seguro que sí. Bueno, no las distraigo más. Les guardaré un plato para cuando vuelvan.

- Gracias, Leni. Nos vemos en la noche -le dijo Sam, agarrando las llaves de su coche.

- Adiós.

Madre e hija salieron de la casa. Ya dentro del carro, Sam se aseguró de que Lina tuviera el cinturón puesto. Leni siguió con lo suyo, sin preocuparse por nada, pero casi dejó caer un plato cuando una voz la sorprendió por detrás.

- Vaya, parece que te volverías una buena madre, Leni, jajaja.

Su hermano entraba a la cocina.

- Lincoln... Pensé que sólo Lucy podría asustarme... ¿Y por qué dices eso? 

- Bueno, escuché como le enseñabas a cocinar a Lina, y por tu tono de voz y la forma en la que hacías las cosas, sentí que si tuvieras un hijo o hija lo harías igual.

Lincoln sólo hacía un comentario amistoso, pero Leni se sintió un poco triste.

- Sí... Tal vez algún día sienta el placer de ser madre.

Su tono era melancólico, lo que hizo dudar a su hermano.

- ¿A... qué te refieres? ¿No... tienes novio o algo así?

- ¿Yo? Para nada -dijo Leni, riendo sin gracia- Ninguna de nosotras lo tiene.

- ¿Pero...?

- ¿Por qué? Creo que tú sabes la respuesta a esa pregunta mejor que nadie, Lincoln.

Leni evitaba por todos los medios de hablar en un mal tono, pero se le era imposible. Por suerte, al menos para su comida, ya estaba terminada. Iba a dejarla ahí, pero Lincoln la sujetó.

- Leni... En serio lo siento. Nunca quise hacerles daño, pero... Creí que era lo mejor.

- Sí, Lincoln, lo entiendo. Pero aún así duele, ¿sabes?

- Lo sé, lo sé, pero... No quiero que por mi culpa no puedan disfrutar su vida.

- La disfruto, Lincoln. 

Leni no sabía porqué seguía hablando, pues cada parte de su ser le decía que no dijera más, pero su boca no se detuvo en ningún momento.

- He tenido muchas cosas buenas, y no pongo atención a las malas. Tal vez decida nunca sentir la felicidad de cargar el producto del amor entre mis brazos... Pero he tenido el placer de contar con nueve fabulosas hermanas y un gran hermano... Que siempre peleó por nosotras, incluso hasta el final. Tu esposa es una mujer increíble, y no hay nadie que pueda resistir el encanto de tu hija. Eso me hace feliz... Muy feliz...

- Entonces... ¿Por qué lloras? -susurró Lincoln.

Leni no había notado que las lágrimas caían por su rostro. 

- Leni... Ahora sé lo que puedo llegar a significar para ustedes... Y lamento mucho haberlas lastimado. Pero cada vez que hablan de esto... Mi corazón empieza a latir. No es que no las haya querido, pero algo me decía que no podía aceptarlas. Pero incluso ahora... Empiezo a dudar.

A Lincoln le enternecía la mirada llorosa de la rubia. Le dolía verla así, pero a la vez le causaba ternura ser capaz de ver como esa mirada brillaba con anhelo. Sin embargo, a pesar de querer seguir, Leni se apartó un poco. 

- Lincoln... Esto no es correcto.

- Lo sé -susurró Lincoln- Lo sé... Ayúdame a detenerme...

Pero Leni no hizo movimiento alguno para evitar que su hermano se apartara. A pocos centímetros de tocarse, Lincoln miró a los ojos a su hermana. Lincoln no olvidaba lo que involucraban sus acciones, pero simplemente su corazón se estaba rindiendo ante ellas. 

- ¿Por qué, oh por qué? -pensó- ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Qué ha cambiado para que ahora ansíe querer estar con otras mujeres que no sea mi esposa, y peor... Que sean mis propias hermanas? 

Todo eso le pasaba por la mente, pero también pensaba en las veces que Leni había sonreído, y más cuando la causa era él. No podía evitar ver lo hermosa que era Leni, y lo mucho que la había lastimado. Y el hecho de que Leni no lo apartara pudo con él. Lentamente, fue acercando su rostro hacia el suyo. Y sus labios se encontraron.

Ambos sentían como la pasión surgía de sus pechos, haciendo que se acercaran y abrieran sus bocas en busca de más. Sus lenguas chocaron, y Leni sintió que por primera vez en mucho tiempo... Se sentía completa.

Pero mucho antes de lo que ambos hubieran querido, Leni se apartó.

- Lincoln, en serio te amo, y me gustaría seguir, pero... Aún hay una persona en la que deberías pensar antes de hacer esto.

Sam. La culpa inundó y sobrecogió al albino. Leni sonrió levemente y le dio un último y dulce beso en los labios, antes de alejarse escaleras arriba, para avisar que la cena estaba lista. 

Y Lincoln se quedó quieto, pensando en los muchos errores que había cometido, los que podría volver a cometer... Y los que cometería en el futuro.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora