¿Me querrá él a mí? (FECOWA)

Parte 5: El mensaje

- Dejaré esto por aquí, y ésta aquí... Ésta se verá muy bien por acá...

Lily estaba bastante contenta al ver toda su ropa nueva acomodada cuidadosamente en su armario. Se sentía bastante alegre por haber ido de compras con Leni, sobre todo porque disfrutaba mucho de la compañía de la modista. Era cierto que Lily se llevaba bien con todas las demás, pero simplemente Leni era la más buena y tierna de todas, lo que la hacía la perfecta compañera. Y, al igual que su hermana mayor, a Lily se le hacía más sencillo que a las demás adivinar sus sentimientos y lo que las haría felices.

Fue por eso por lo que, después de haber acomodado su ropa y de haber admirado sus prendas, la menor se sintió extrañada del triste ambiente que se sentía en la casa. Lily sabía que Leni seguía en la sala, por lo que bajó las escaleras y se le acercó.

- Leni, ¿sabes qué ocurre en la casa?

- ¿Eh? ¿De qué hablas?

- Todas parecen tristes. ¿No lo sientes? Está en el aire.

- Mmmhhh. Creo que tienes razón. ¿A qué se deberá?

- Desde hace unos días se ven así, creo. Y la verdad es que se me hace raro que incluso Lucy llegue a tratar de animar a Lynn. Algo está pasando.

- Oh, no -dijo Leni, cayendo en la cuenta- Falta poco.

- ¿Poco? ¿Para qué?

- ¿No recuerdas, Lily? Antes había una persona más en la casa...

- Oh -Lily se desanimó, pues de pronto entendió perfectamente porqué todas actuaban así.

- Sí, en unas semanas será un tipo de "aniversario" de cuando se fue. A muchas de nosotras aún les duele que se haya ido.

- Pero tú...

- Bueno, sí que me pone triste que no esté, pero a otras les afecta más, mucho más. Sólo digamos que tuve suerte. Además... Yo no quería que se fuera, a pesar de todo. Si se excedió, no lo sé... Pero yo creo que estoy de acuerdo con él. Da igual de todos modos. Nuestras demás hermanas pueden tener mejores días.

- Entonces, ¿qué te parece esto? -sonrió Lily- Vamos todas a un spa o algo así, y mientras nos relajamos, logramos que todas vuelvan a ser felices.

Leni sonrió ante la grandiosa idea de la más pequeña de las Loud.

- ¿Qué hicimos para merecerte? -dijo Leni, al tiempo que la abrazaba- Hay que decirles. ¡Reunión de hermanas!

Por una vez, las hermanas se juntaron en orden, tan decaídas se sentían.

- ¿Para qué nos llaman?

- Más vale que sea importante. 

- Tengo cosas que hacer...

- No tengo ganas de hacer nada.

- A ver, chicas -las cortó Leni- Lily y yo sabemos que están deprimidas, pero creemos que esto les va a gustar. ¿Qué piensan de una visita a un spa?

La cara de todas las hermanas se iluminó ante esa mención.

- No estaría mal -dijo Lori, después de una pausa.

- Pues no se diga más. ¡Vamos todas! ¡A Vanzilla! -exclamó Lily.

- ¡Sí! -gritaron todas.

Incluso Lana y Lisa, quienes no eran muy aficionadas a bañarse y hablar con la gente respectivamente, se sintieron atraídas ante la idea de pasar un día tranquilo. Y aunque Lily era la única que por muy poco no sobrepasaba la mínima edad de dieciséis años, por sus nueve acompañantes tuvo un margen de aceptación.

Todas las hermanas se comportaron con delicadeza y educación, algo que en la infancia de todas les había costado mucho esfuerzo. Fueron una clientela agradable y satisfactoria de atender.

Sin embargo, algunas de las empleadas se sintieron apabulladas e incluso intimidadas por la fisiología de sus clientas. Todas tenían cuerpos desarrollados y atractivos, sobre todo Lori y Leni, al ser las mayores.

Ningún hombre mayor de doce años se habría resistido ante la visión de diez hermosas chicas envueltas con simples toallas, cada una con rasgos que destacar, y que sin duda habría atraído unas cuantas miradas en la calle en alguna ocasión. Incluso Lily ya lucía sus curvas, algo que sus compañeros en la escuela no habían tenido la falta de notar.

Las hermanas Loud pasaron un día tranquilo, para variar. No hubo peleas ni discusiones, y todas platicaron con soltura. Las expertas empleadas les dieron el mejor servicio que pudieron, y las hermanas, encantadas, aceptaron sus caprichos. Todas se divirtieron sin excepción, y parecía que todo estaba en orden.

Después de unas horas, las hermanas salieron del spa, felices de haber podido disfrutar ese día. Comentaban, contentas, lo que consideraban que fue lo mejor que les habían hecho en el spa, y con sus cuerpos mucho más relajados de lo que habían estado en mucho tiempo. Sus bolsas estaban llenas de numerosos productos que les habían ofrecido y que ellas habían aceptado. Y mientras volvían a su casa, se detuvieron a comer unos helados. Sus pláticas no tenían fin; pasaban de un tema a otro sin ton ni son.

Finalmente, consideraron que debían regresar. Vanzilla se estacionó en la cochera poco antes de las ocho de la noche. Las hermanas Loud habían pasado tanto tiempo fuera de casa, que ni cuenta se dieron de que ya era de noche. Cenaron unas pizzas que habían sobrado de otra noche, asegurándose de que ninguna otra rival se las robara. Sin embargo, para los estándares de esa familia, se podría decir que ese día había sido perfecto.

Todas subieron las escaleras, aún hablando.

- Hoy fue un día estupendo.

- ¡Hacía tanto que mis uñas no se veían tan bien!

- ¡Gran idea lo del spa, Lily!

- Jajaja, gracias. Nos lo merecemos.

- Definitivamente tenemos que hacerlo otra vez.

- Lisa, ¿incluso tú quieres ir otra vez?

- Debo reconocer que es algo nuevo para mí, pero fue una experiencia única. Claro, iría otra vez.

- Bueno, es que se me hacía raro que quisieras ir, con eso de que no te gusta tanto hablar con otra gente.

- El tiempo pasa. Todos cambian, y quiero que mi cambio sea para bien.

- Es un avance, pero no te juzgamos. ¿Y qué me dices tú, Lana? ¿Irías otra vez...? ¿Lana?

De repente, todas notaron que Lana no estaba a su lado. Todas ya estaban hasta arriba cuando voltearon a ver hacia abajo. Su hermana, la amante de los animales, se encontraba a mitad de las escaleras, mirando su celular con expresión perpleja.

- ¿Lana, qué haces? ¿Te comió la lengua Cliff Jr.?

Lana no respondió.

- ¿Hola? Tierra llamando a Lana. ¡Lana!

Ella dio un respingo, como si apenas se diera cuenta de que tenía compañía.

- ¿Qué tienes? -demandó Lori, perdiendo la paciencia.

- Perdón, es que... Me llegó un mensaje.

Eso no le dijo nada a nadie.

- ¿Y?

- Es que es de... de... Es de Lincoln.

Todas dejaron de respirar, atónitas.

- ¿Q-qué...? ¿Y q-qué quiere? ¿Qué dice?

Lana volvió a mirar su celular con cara de susto.

- Dice... Dice que me quiere ver...

Todas sintieron como sus pulsos se aceleraban, al tiempo de que los recuerdos de todo lo ocurrido en el pasado las golpeaban como un sartenazo en la cabeza. Y de inmediato, sentimientos y memorias regresaron, tan fuertes como si hubieran ocurrido el día anterior.

Y no importaba cuanto intentaran olvidar, el corazón se encargaba de que las cosas relacionadas con el amor no se olvidaran. En especial siendo algo tan hermoso, pero a la vez tan doloroso...