Parte 41: La iluminación

1.5K 163 31
                                    

- Sean buenos o malos momentos... Tú siempre has estado ahí para nosotras... Para mí. Eso siempre me ha ayudado y siempre lo he comprendido. Pero... No sé si eres consciente de ello, hermano, pero en serio he logrado cambiar. Le he logrado dar importancia a mi persona y a como me perciben los demás...

- Lisa... Yo...

- Sólo... Déjame hablar, ¿sí?

Lisa seguía hablándole a Lincoln desde la camisa de este, ya que se había lanzado a sus brazos. Y aunque estaban juntos, Lisa evitaba mostrar su rostro.

- Lincoln... Me he vuelto una mucho mejor persona, todo gracias a ti. Es cierto que mi inteligencia me ha llevado lejos, pero no era suficiente. Lo que tenía que hacer era aprender a convivir y a estar con las personas. Y si no hubiera sido por ti, creo que me habría quedado estancada. Pero por ti... Por mi amado hermano mayor, he conseguido avanzar. Ahora sé cocinar un poco, no hablo con tanta formalidad, he acompañado a mis hermanas a hacer algunas de sus actividades, he intentado ser la mejor versión de mí misma. Y todo gracias a ti...

- Yo... Yo... Yo sabía que tú tenías la capacidad, Lisa -dijo el albino, abrazándola suavemente- Solo necesitabas que alguien te diera un empujón.

- Y si no hubieras sido tú, ¿quién más lo hubiera hecho, Lincoln?

Eso sí que lo hizo pensar. En realidad, Lincoln pensaba que había muchas personas las cuales podían decirle a Lisa que tenía que ser más social. Pero si solo lo hacía por una nota escolar, no era lo correcto. Alguien tenía que decirle, y aún más, tenías que mostrarle lo bien que resulta el hablar con los demás. Pero sin contar a sus fallecidos padres, no había nadie que la impulsara a ello. 

Ninguna de sus hermanas hablaba con ella de cosas tan personales, al menos en ese entonces. Y tal vez su amiga Darcy se lo dijera, si supiera lo que estaba pasando. De modo que era por eso que la única persona capaz de ayudarla en esas cosas era... él.

Pensar en su persona le dijo algo más y eso por fin lo iluminó. No era sólo con Lisa, sino con todas sus hermanas, con las que Lincoln había sido bueno, tal vez incluso demasiado bueno para la situación. Y, ¿no se lo habían dicho muchas veces? Eres el único que me puede hacer sentir esto, el único que me entiende, el único que está ahí para mí. Él pensaba que era solo porque lograba hacerlas sentir bien y porque era su hermano por lo que le decían eso, pero ahora se daba cuenta de que era algo mucho más personal y profundo de lo que había pensado en un principio.

Que él supiera, ninguna otra persona ajena a la familia había logrado acercarse a ellas tanto como lo había hecho él, ni física ni emocionalmente. Es más, las pocas personas con las cuales tal vez se hubieran sentido así las habían lastimado incluso más, como en el caso de Lori y Lucy. Y sus padres se habían ido. Y si la única persona que verdaderamente se había quedado contigo desde el principio era la que te hacía sentir en paz, ¿quién mejor para formar tu propia vida?

Pero él no había estado siempre ahí. Se había ido... Dejándoles el corazón roto por irse con su entonces novia y futura hija. ¿Y no era una prueba de verdadero amor que, a pesar de haberlas lastimado tanto, aún lo siguieran amando?

- ¿Cómo es que aún me quieren? -pensó Lincoln casi con desesperación- No me considero para nada perfecto... Pero si con tan poco he logrado esto... ¿Qué tan bueno puedo parecerles? ¿En serio... soy tan buena persona con ellas? Y yo no he hecho nada por este tema... ¿Debería...? No es que no las quiera, pero...

Todos esos pensamientos le cruzaron por la mente a Lincoln cuando Lisa lo miró con esa mirada tan tierna y ansiosa de amor. Lincoln en serio la amaba, sin duda, pero se dio cuenta de la clase de amor que era cuando pensó en lo que pasaría si llegaba a perder a Lisa. Si esa mirada desaparecía, ¿qué haría entonces? 

No tuvo que ir muy lejos, porque la sonrisa que le dio su hermana menor fue tan conmovedora, que atrapó su corazón.

- No tienes que hacer nada, Lincoln... Soy feliz tal y como son las cosas ahora. Sólo quería que supieras lo que siento. Adoro a mi sobrina, y ver tu sonrisa cada vez que pasa algo bueno es suficiente. No necesito nada más... Está bien que las cosas se queden así.

Y aunque Lisa logró componer una sonrisa muy convincente, Lincoln supo que a la científica le dolía decir eso. Y fue ahí cuando el corazón del albino sucumbió ante una hermana más.

- Pero... Es que ya no estoy seguro de querer que eso se suficiente, Lisa... Ya no quiero que nadie más sufra... Y por todas las cosas que me han hecho sentir... Creo saber cómo...

- Lincoln, ¿qué...?

Lisa no pudo completar la frase, pues los labios de su hermano se posaron suavemente sobre los suyos, frenando sus palabras. Lisa se sorprendió, mientras los latidos de su corazón se desenfrenaban. Consiguió separarse ligeramente, gimiendo un poco en busca de oxígeno, alarmada por la promesa que le había hecho a su cuñada. Sin embargo, los sentimientos de toda su vida se acumularon, y vio la brillante y cálida mirada de su hermano. Rindiéndose ante el amor, fue ella la que se inclinó esa vez para continuar con el beso.

Movió su lengua en el interior de la boca de su hermano, sin saber muy bien lo que hacía, pero sin lugar a duda sentía que le enviaba tremendas oleadas de placer por todo su cuerpo. Incluso puso una mano en el mentón de su hermano, en un intento de acercar lo inacercable. Y solo por la búsqueda de oxígeno fue que se separaron.

Lo que el albino sentía en esos momentos era confuso, pues sólo apenas se daba cuenta de que era la segunda hermana que besaba en menos de un día.

 - No sé qué es lo que me pasa -pensó Lincoln, cuando Lisa sonrió y lo abrazó- Pero si tengo que hacer esto para lograr ver esas miradas en los ojos que más quiero y aprecio... Empiezo a dejar de ver que haya cosas malas en que lo haga.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora