Parte 68: El cumpleaños

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- Han sido unas semanas algo raras... Pero creo que ya todas las cosas están arregladas, o casi, ¿no crees? -dijo Luna, muy tímidamente.

Sam, quien leía, solo levantó la vista de su lectura y la miró fijamente, como evaluando sus palabras. Tras una pequeña pausa, asintió ligeramente, no muy convencida.

Y es que después de unas semanas, las cosas no estaban lo que uno diría normal, pero al menos ya no había tantas dificultades. Después de meses de búsqueda y una intensa lucha por una persona, todos ansiaban tener una vida normal. Y en muchos sentidos, lo consiguieron. En cuestión de una hora, Lisa le había hecho el implante a Sam, con lo que la cirugía fue todo un éxito, la cual transcurrió sin ningún tropiezo. Lo único que quedaba era practicar. Desde entonces, Sam caminaba a diario, intentando sentirse cómoda consigo misma. Algunas hermanas sintieron culpa por ello, pero como Sam se sentía igualmente responsable, dijo que solo quedaba olvidar.

En su presente, Sam ya era casi perfectamente capaz de realizar cualquier actividad, aunque correr aún le costaba trabajo. Sin embargo, Lina vio el lado positivo del asunto, y le gustaba decir que su madre era una cyborg. A Sam no le molestó; y por el contrario, poco a poco le fue hallando gracia al asunto, tanto, que incluso imitaba la voz de un autómata para divertir a su hija cuando lo decía. Pero en realidad, había pocas diferencias en su vida, al menos lo relacionado con su pierna, a la que ya le estaba agarrando mucha más práctica.

Y cuando tu esposo vive prácticamente con varias esposas dentro de un mismo techo, era difícil ignorar la impresionante cantidad de cariño y demostraciones de afecto que tenía que ver todos los días. Era cierto que unas hermanas aún se sentían cohibidas a la hora de estar con su hermano cuando Sam estaba presente, por lo que lo hacían más en privado, o muy superficialmente cuando Sam se encontraba a la vista. Sam seguía sin estar el cien por ciento de acuerdo con ello, y su ignoro a la hora de presenciar todo eso era prueba de ello. Pero a pesar de su reticencia con su esposo y sus hermanas, y de su inquietud cuando Lina no se perturbaba por ello, Sam no pudo evitar sentirse cada vez más en paz.

Por alguna extraña razón, Lincoln le demostraba casi tanto afecto que cuando lo tenía todo para ella sola, lo cual era impresionante, ya que su tiempo había quedado repartido entre diez personas más. Sam sentía satisfacción al ver que aunque tenía otras chicas en mente, para Lincoln ella solía tener cierta prioridad sobre las demás, pues el peliblanco no la dejaba sola por más de tres horas. Era una suerte que el trabajo de Lincoln pudiera hacerse dentro de su casa, por lo que tenía más tiempo para todas.

Pero lo que más hacía que la frialdad de Sam se esfumara con el pasar de los días no era solo porque por fin entendió que todas habían sufrido tanto o más que ella, sino que también que todas hacían cosas para entretenerla, mantenerla feliz y hacerle todo más sencillo. Si tenía deseos de ir a cualquier parte, Lori se declaró disponible para tales casos. Recibió fabulosos vestidos de parte de Leni, además de una promesa de cualquier prenda que Sam requiriera. Sam no podía dejar de hablar sobre chismes, gente famosa y cosas divertidas con Luan, Lily y Lola.

Y ver que muchas de las hermanas eran mucho más felices cuando ella volvió, en serio la conmovió. No había ni un solo día en el que Lynn no le hiciera algo de comer, ni que Lucy le ayudara a buscar letras para canciones con ayuda de su poesía, ni de recibir cuidados intensivos, sencillos y constantes por parte de Lisa. Pero lo que más la sorprendió fue ver que Luna cambió por completo. Ahora era mucho más feliz, y la incomodidad entre ellas disminuía cada vez más. Luna seguía enseñándole a Lina a tocar la guitarra, con la condición de que Sam cooperara, pero aún más porque Luna volvía a las andadas: Tocaba la guitarra de nuevo, después de años de inactividad. Y resulta que no había perdido el toque, pues era tan buena como lo había sido antes. Fue por eso por lo que, mientras Sam leía, una Luna de mucho mejor humor y carácter le habló a ella primero, después de unas semanas de su regreso.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora