Parte 33: Las visitas

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- ¡Rindan sus cuerpos ante mí! ¡La gran guerrera ha llegado por ustedes!

Lina seguía jugando en el pasto y con otra niña que había encontrado en la zona de juegos, mientras sus padres y tías hablaban. 

- Entonces... Hola -dijo Lincoln, serio y algo nervioso.

Y a pesar de tener tantos nervios como él, Luan no pudo evitar darle una mirada de escepticismo y risa ante él, al recibir esas palabras llegados a ese punto.

- Bueno -volvió a decir Lincoln- Vayamos al grano, ¿quieren?

Todas asintieron.

- Sam y yo hemos vivido cómodamente en estos últimos años. Hemos logrado mantener nuestros empleos, pasamos el tiempo con nuestra hija, va a la escuela, encontramos momentos para salir entre nosotros; en fin, que nos está yendo muy bien. Pero hace unas semanas me llegó una oferta de empleo... Aquí, en Royale Woods. Sam terminó sus conciertos, y consiguió una temporada de vacaciones, incluso le siguen pagando. 

- ¿Y esa fue la única razón? -dijo Lily, dolida.

Lincoln la vio, creando un sentimiento de incomodidad en su hermana menor. Pero al cabo de un tiempo, Lincoln sonrió, dándole a entender que no se lo tomaba a mal.

- No, también fue por Lina. En su escuela, muchos de sus compañeros tienen a sus familiares en la misma escuela, y ella se preguntaba si tenía más familia. Le explicamos que el resto de su familia estaba aquí. Miren, aquí viene.

Lina terminó con sus juegos, luego se acercó a ellos. 

- Lina, te presento a tus tías -dijo Sam.

Ella las vio una a una, y en su rostro se iluminó una enorme sonrisa.

- ¡Sí! ¡Familia!

Las abrazó una a una. No supieron como, pero ellas no sintieron ningún sentimiento negativo hacia su sobrina. Era tan linda, tan tierna, tan buena, que no pudieron sino sentir felicidad por ellos. Ni siquiera el pensamiento de que era la prueba de que Sam y Lincoln estaban unidos de por vida les cruzó por la mente. Lily, sobre todo, fue la que más cariño sintió por su sobrina.

- Yo soy tu tía, Lina -dijo Lily, con dulzura.

Lina sonrió, pero luego puso cara de desconcierto.

- ¿No eres muy joven para ser mi tía?

Lily solo se rió.

- Tal vez, pero espero que nos podamos llevar bien.

Lina asintió, divertida. Era una novedad que Lily sintiera ternura por alguien más, ya que generalmente ella era la más pequeña y la que causaba ternura a otros, pero así eran las cosas.

- Pero... ¿No son muchas tías? Muchos de mis amigos decían que tenían unos dos o tres... ¿pero cinco?

- Oh, y te faltan otras cinco -bromeó Luan.

- ¡Wow! -Lina sonrió- ¡Ya las quiero conocer!

Y se fue dando alegres saltos en el pasto, reanudando sus juegos. Lily fue con ella.

Ninguna de las hermanas estaba satisfecha, pero Lincoln volvió a tomar la palabra.

- Oigan... También vine porque... Bueno, las he extrañado mucho.

El corazón de todas dio un salto.

- No hay ningún día en que no haya pensado en ustedes, no lo pude evitar. Recordaba todas las cosas que habíamos hecho juntos, lo que me habían enseñado, todos lo recuerdos que formamos. No pienso que hayan sido para nada, siento que sí valió la pena. Y quisiera saber si... Podemos quedarnos un tiempo con ustedes, si quieren.

- Claro, no hay problema -dijo Leni tras un momento.

Todas la voltearon a ver, pero ella estaba decidida. No sólo por el hecho de pasar más tiempo con su hermano, ni tampoco solo porque era lo que un familiar hace, sino porque podían arreglar las cosas... Lo que sea por una oportunidad.

- En serio les agradezco esto. Me gustaría volver a estar con mis hermanas al menos por un rato. Además, Lina podrá conocer a sus otras tías. Ya me imagino todo lo que podríamos hacer.

La voz del albino bajó, pero hubo una dulzura en su voz.

- En verdad que me alegra volverlas a ver.

Pasó un tiempo, hasta que por fin Lina terminó de jugar.

- ¡Papi! ¿Ya vamos a ir con la familia?

- ¡Sí, amor! Podrás conocer a tus diez tías.

- ¡Sí!

Lincoln volvió a cargar a Lina sobre sus hombros, y así la llevó al carro en el que habían llegado. No habían pasado mucho tiempo en el parque, pero luego se entiende que hubiera sido muy rudo haber aparecido de la nada en la casa.

Las demás se acercaron para subirse a Vanzilla. Leni dejó que las demás entraran primero, pero antes de que pudiera entrar ella misma, una mano se posó en su hombro. Al voltearse, Leni vio que Sam quería hablar con ella.

- También me gustaría tener unas palabras contigo... Y con tus demás hermanas. Creo que tenemos cosas de que hablar.

- Sí... -respondió quedamente Leni, indecisa.

Sam asintió, aprobándola, y luego también subió.

En el camino de vuelta Leni le envió un mensaje a las demás, avisándoles que Lincoln iba a volver, y que Sam y su hija estaban con ellas. Tras unos momentos, todas lo habían visto, pero nadie respondió. Seguramente estaban tan nerviosas como ella.

El viaje duró poco, pero fue suficiente para que pensaran en lo que se había convertido su vida. ¿Cómo iban a lidiar con todo eso?

Se estacionaron, y entraron por la puerta. Las hermanas restantes las estaban esperando en la sala, y todas se levantaron al oírlos llegar. No había servido de mucho que hubieran decidido no ir, aunque nadie pensó en ello al final. Pero lo que sorprendió verdaderamente a todas fue que Luna estaba ahí, enfrentándose a su peor temor. ¿Era capaz de eso? Incluso más, fue la que mostró la sonrisa mas radiante.

- ¡Bienvenidos! -saludó.

Lina fue al encuentro de sus otras tías y las saludó.

- ¡Hola!

- ¡Hola, pequeña! Tu debes ser Lina. Soy tu tía Luna.

- ¡Hola! -saludó alegremente la albina- Luna... Creo que mamá me dijo que antes solía tocar contigo. AL menos creo que es el nombre que recuerdo ¡Ojalá que puedas enseñarme a tocar!

Luan quiso decirle que no era posible, ya que Luna no había tocado en mucho tiempo, pero no hizo falta, ya que...

- Claro, algún día te enseñaré -le dijo Luna con una enorme sonrisa.

Lina sonrió, emocionada.

Ninguna entendió el extraño comportamiento de Luna, pero lo dejaron pasar... Por el momento. Y mientras todas saludaban a los visitantes, Sam sintió como todas sentían anhelo... Por su marido. Su hermano.

- Tal vez sea bueno acabar con esto de una vez por todas... O tal vez no. No sé -pensó- Pero al menos voy a ver que es lo que causó todo esto. Lo que dijo Lincoln es su versión de la historia... Quiero conocer las suyas... Aunque duela.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora