Parte 4: Lo normal

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- Pero, ¿qué rayos? ¿Qué está pasando hoy?

Lana dejó que Brinquitos Jr. se durmiera a gusto en su cuarto. Después de todo, ya no había nadie que la molestara. Sin embargo, cuando Lana salió de su cuarto, hubo muchas cosas que presenciar. Vio a Lynn queriendo salir como un bólido de la casa, y a Leni chocar con ella, luego a la más pequeña y a la modista salir de la casa, seguidas de Lola, luego oyó el rápido intento de Lori y de Lucy de animar a Luna por petición de Luan, y que supiera, Lisa seguía haciendo experimentos.

Pero lo que se le hacía raro era que todas se sentían tristes y nostálgicas. Se quedó cerca de su cuarto, tratando de hallarle un sentido a todo, pero no encontraba ninguna razón. Luego sacó su celular para checar la hora y entonces comprendió todo. La fecha. Una de las dos peores fechas del año.

No había forma de olvidar esos días, aunque quisieran. Y es que...

 - No -se dijo Lana- No quiero recordar ahora. Mejor me voy a hacer otra cosa.

Lana estaba bajando a la cocina en busca de comida para sus mascotas, cuando tuvo una idea mucho mejor. La comida comprada contenía muchos nutrientes, pero en su opinión, la comida casera era aún más deliciosa. Salió por la puerta de la cocina y se acercó a un arbusto que ella sabía contendría numerosos bichos. Pasadas unas horas, la amante de los animales tenía una cantidad considerable de insectos atrapados. No le hacía mucha gracia matar a esos animalitos, pero tenía varias mascotas que se alimentaban de ellos. Luego, en la cocina molió carne sobrante de anteriores comidas, y les puso un poco de salsa para que tuvieran más sabor. Además, cogió un bote que contenía semillas, y otro con pedazos pequeños de croquetas.

Subió a su cuarto, y por suerte, no se cruzó con nadie, dado que sus hermanas harían un escándalo por andar dándole la comida a sus mascotas. Ese día tuvo suerte.

Al entrar, vio a Brinquitos Jr. tratando de calmar a otras de sus ranas que saltaban y croaban en busca de alimento. El perro y gato de la familia se acercaron para comerse sus porciones de carne molida, el hámster comió las croquetas, y el ave sus semillas, mientras los anfibios se zampaban los insectos. Quedando satisfechos, los descendientes de sus anteriores mascotas se alejaron. Lana, feliz de la vida, se aseguró de que todos estuvieran bien. Después, terminando todo lo que tenía planeado hacer por ese día, decidió ver como sus hermanas llevaban sus actividades diarias.

No la sorprendió mucho ver que Lily y Leni volvían cargadas de bolsas, ni que quisieran guardar toda su ropa nueva de inmediato. No le interesaba mucho en ese momento ver lo que hacían las demás, pero vio que el cuarto de Luna y Luan estaba cerrado.

No dejaba de ser una sorpresa que Luna ya no quisiera tocar música, aún cuando de eso ya hacía bastante tiempo. Lana no era la que más le hablaba a Luna, pero recordó que cuando en una ocasión compartieron el cuarto, se la habían llevado de maravilla, ya que a ninguna de las dos las describía la palabra "ordenada". No perdía nada con intentar algo.

Se acercó y abrió la puerta con suavidad, en el caso de que Luna estuviera dormida. No lo estaba. La rockera había cerrado las persianas y apagado las luces, pero si había logrado dormirse, no había sido por mucho tiempo. En esos instantes tenía los ojos abiertos e inexpresivos. Sólo era visible la profunda tristeza que la abrumaba.

- ¿Luna?

- Hola, pequeña. Oye... No quiero hablar ahorita, ¿está bien?

- No pasa nada, Luny... Sólo me quedaré aquí, haciéndote compañía.

Lana se sentó a su lado, y le acarició el cabello. Luna apreció el gesto, y la rubia lo supo, ya que de inmediato Lana sintió que Luna se relajaba. Aunque no era la más pulcra de la casa, Lana llegaba a ser tierna, tierna de una forma que Lola no conseguiría ni con todo el maquillaje y productos del mundo. No importaba cual fuera la situación, Lana estaba dispuesta a ayudar, y eso era justo lo que Luna necesitaba.

La mecánica era de las pocas que entendían verdaderamente como se sentía Luna; su pasado compartía un mutuo dolor y desasosiego ante esa situación. Sin embargo, ninguna quería recordar...

- Lana -llamó Luna débilmente- ¿Aún le hablas, verdad?

Lana no respondió.

- Supe que Lola te descubrió... No pasa nada, hermana. Solo quiero saber... ¿Nos menciona? ¿A alguna de nosotras?

Silencio.

- Ya veo... Bueno, si en algún momento le vuelves a hablar...

Pero Lana nunca supo qué quería que le dijera, ya que Luna, después de días de insomnio, junto a la cálida caricia y agradable cariño por parte de Lana, hicieron que por fin se durmiera profundamente. Lana se aseguró de que la sábana la tapara bien antes de salir. Cerró con suavidad la puerta y se quedó un rato con la frente pegada en ella, pensando en lo que había hecho. Era cierto que ella era la única que aún le hablaba a él, pero no recibía apoyo de ninguna de sus hermanas que consideraban que era una pérdida de tiempo. Pero lo extrañaba. Lo extrañaba más que a nadie en el mundo.

De hecho, ya se habría largado de la casa en su busca, si no fuera porque no tenía dinero ni nadie que la acompañara. Sin embargo, querer encontrarlo a él y recordar lo que pasó eran cosas distintas. Una vez más, alejó los pensamientos de su mente. Y por fortuna, unas luces parpadeantes en el cuarto de Lisa y Lily la hicieron poner atención a ello. Se acercó y entró.

- Hola, Lisa. ¿Qué haces?

- Hola, Lana... Nada, sólo me aseguro de que todas estén bien.

En un dispositivo que tenía en la mano se veían múltiples pantallas que brillaban sin parar. Al acercarse, Lana notó que era su casa vista de diferentes ángulos.

- ¿Nos espías?

- Tranquila, unidad fraternal mayor. Únicamente tomo acceso a estas grabaciones de vez en cuando, y he removido las que están en habitaciones privadas. Y lo que he visto... No es lo que se dice bueno.

Lana creyó comprender.

- Todas sentimos el dolor, ¿no?

- Sí -dijo Lisa, triste- En serio, ninguna de nosotras puede olvidarlo. ¿Y cómo hacerlo, si se puede saber? ¿Cómo se pueden evitar los caprichos del corazón?

Lana no sabía. Ninguna de las diez lo sabía. Y es que cuando la persona que más quieres te lastima, o tú la lastimas a ella, todo tu mundo se desmorona.

¿Me querrá él a mí? (FECOWA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora