Tempesta

25. Crónica.

Una fresca brisa acaricio el rostro de Hax generándole una sensación agradable en la piel de su rostro. Intento abrir sus ojos, pero los sintió pesados por lo que no se apresuró por hacerlo. Tenía la sensación de haber dormido profundamente durante toda la noche, además sentía su cuerpo muy pesado y muy cansado, pensó en qué era algo chistoso que su cuerpo aún no se hubiera despertado y se rió por dentro. Ese pequeño movimiento le causó un enorme dolor por todo su cuerpo lo que terminó por eliminar lo que quedaba del morfeo en su cuerpo. Aún con la pesadez abrió sus ojos y se descubrió postrado en una camilla, cubierto totalmente por vendajes y conectado a varias máquinas. Se encontraba en una habitación de hospital con las paredes blancas. A su derecha tenía una ventana con las blancas cortinas abiertas por la que se filtraba la luz y la brisa del mediodía. También había una mesa individual con una bandeja de comida vacía, una silla negra y un bolso sobre ella. A su izquierda solo pudo ver las máquinas a las cuales estaba conectado y una gran cortina que dividía la habitación de lo que posiblemente sería otro paciente. Un poco más allá divisó la puerta, que se encontraba cerrada.
Su cabeza daba vueltas, le dolía y sentía mucha presión en ella. Quiso levantar su brazo derecho para tocársela pero una corriente de dolor lo recorrió intensificandolo a la altura del hombro. Aún con todo ese dolor se remitió a pensar que era lo que hacía ahí, por qué estaba tan lastimado y lo más importante, hace cuánto. Hurgo en su memoria buscando recuerdos y se encontró con muchas lagunas: primero se vio a el luchando contra Iris, momentos después ella estaba muerta y luego todo se volvió negro, para más tarde despertar con Melody e Iris en frente de el. Después se recordó ayudando a las personas, derrotando enemigos. Recordó unos ojos verdes y una melena negra. Memorizó la charla sobre lo que había pasado con su amiga y el conflicto con Arpha. Ahí es donde toda su mente se colapso. Todos los recuerdos llovieron de golpe poniendo imagen tras imagen, sensación tras sensación de lo que había pasado: Dem y el combatiendo, abatiendo a Arpha, yendo a ver si cuerpo. Dem y el parados. Dem y el cortados y expulsando sangre de golpe. Dem y el cayendo al suelo y desangrándose. Dem teniendo convulsiones. Arpha atacándolo, torturándolo. Arpha diciéndole débil, inútil. Arpha diciéndole que Demian estaba muerto. Dem muerto. Dem muerto. Las palabras rebotaban en su cabeza, sentía la sangre en sus oídos y las lágrimas corrían por su rostro. Su corazón comenzó a latir con la velocidad de un ferrocarril y el electrocardiógrafo a su izquierda comenzó a reaccionar a esto, enviando una señal de emergencia. En medio de aquel ataque de pánico alguien entro por la puerta con tranquilidad llevando una taza pero al ver la situación, apoyo con rapidez la taza en la mesa y se abalanzó sobre el muchacho intentando tomarlo por los hombros. El joven forcejeo a pesar de los dolores, intentando liberarse, salir a ver qué ocurría, estaba cegado por sus pensamientos y no lograba escuchar lo que aquella persona decía ni tampoco reconocer quién era. No logro calmarse hasta que está comenzó a acariciarle el cabello y la cara, buscando algún tipo de sensibilidad. Hax logró capturar un poco de ese gesto entre tanta locura y sus sentidos comenzaron a funcionar.

-Tranquilo, tranquilo por favor -era una voz femenina, era calmada, pero había súplica en su tono- todo está bien. Vuelve en ti, mírame. Estás bien, estás seguro aquí y nadie va a hacerte daño. Ya todo acabo, todo pasó, estás a salvó.

Poco a poco su ritmo cardíaco descendió así como su respiración y los nervios que tenía. Volvió a sentir sus extremidades y a escuchar y ver con más claridad, aunque cerro sus ojos para poder apaciguarse del todo. Una vez que su estado estuvo casi normal, ella volvió a hablar mientras comenzaba a caminar.

-Voy a buscar a alguien que te conozca, los necesitas -dijo mientras se alejaba, Hax abrió sus ojos para verla pero solo pudo verla de espaldas. Llevaba ropa de enfermera y el cabello negro recogido en una media cola alta. Antes de salir por la puerta dió una ojeada atrás y pudo ver qué sus ojos eran de un hermoso verde.- Por favor, mantente tranquilo un momento más.