Capítulo 6: Hermano

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Cuánta oscuridad.... Pero no era una oscuridad negra, por algún motivo, lo más oscuro dentro de ella era de un tono grisáceo. ¿Que estaba pasando?

Abre los ojos, y se encuentra a ella misma en una cama, todo a su alrededor está hecho de madera bien tratada, excepto una palangana metálica y llena de agua templada al costado de su cama. Al querer darse la vuelta y levantarse se le cayó una toalla mojada de la frente que no notó tener. La cama era muy alta y no alcanzaba a recogerla.

-Oh, no te esfuerces, tú descansa -dijo una voz desconocida que provenía de la puerta.

Frisk se incorpora para ver quién era, cuando se da cuenta que la puerta estaba abierta, y un niño humano con una bandana naranja en la cabeza se acercaba a ella. No era mucho más alto que ella, tenía el pelo marrón claro, y todo su atuendo, similar al de un boxeador, o más bien al de un karateka, era de color naranja y negro.

Él recogió la toalla, la empapó en la palangana, y se la volvió a poner en la frente a Frisk.

-Mucho mejor -dijo él- ¿Verdad?

-G...Gracias -añadio Frisk.

-Te llamas Frisk ¿No es así? Papyrus te trajo aquí y me pidió que te cuidase. Al fin y al cabo entre humanos nos ayudamos mejor -suelta una carcajada.

-Si, Frisk -aun seguía debil- ¿Y tú?

-Ah si, perdona. Yo me llamo Simon. Bueno ¿cómo has acabado así?

-No estoy muy segura, Asriel me atacó pero no debió ser su voluntad, no le veo con ganas de asesinar.

-¿Qué? ¿Asriel? -preguntó Simon incrédulo- Algo tuvo que pasar para que te atacará de esa forma.

-Yo no le hice nada, lo prometo.

-Tranquila, no he dicho eso. Estoy seguro de que no es tu culpa. Por ahora descansa ¿Vale? Yo me encargaré del resto. Y si necesitas algo solo llámame.

Y sin decir nada más salió por la puerta cerrándola tras de sí.

Frisk aguantó unos minutos allí, pero enseguida se cansó de esperar y, quitándose la toalla de la frente, que ya volvía a estar un poco fría, se levantó y salió de la habitación. Al bajar las escaleras vio que estaba en una posada.

-¿Ya te vas? -Preguntó la chica que se encontraba en el mostrador.

-Si, ya me siento mejor, gracias -respondió Frisk.

-Muy bien, gracias por usar nuestros servicios.

Al salir por la puerta reconoció algunas caras de los monstruos que vivían allí: ya estaba en la ciudad de Snowdin. Puso rumbo a la casa de Papyrus y Sans, esperando respuestas a lo que pasó, y en la puerta vio a Papyrus y Simon luchando, este último con unos guantes de lucha (no de boxeo).

-Eh -gritó Frisk mientras se acercaba- parad ahora mismo

Ambos se giraron hacia ella parando el combate.

-¿Ya estás mejor Frisk? -se interesó Papyrus.

-No lucheis -siguió Frisk- hay más formas de...

-Frisk, tranquila -interrumpió Simon- es una batalla amistosa -ante la mirada de sorpresa de Frisk, siguió- verás, yo tengo que practicar con mis poderes de alma como humano que soy, y Papyrus...

-Yo -interrumpió Papyrus- estoy preparando una nueva técnica para mis batallas

-No pretendemos dañarnos -prosiguió Simon- solo queremos practicar y divertirnos.

Frisk se calmó un poco más. Les contó todo lo que pasó con Asriel, añadiendo que se había asustado al verles pelear, pensando que sucedería lo mismo. Es entonces cuando una silueta se dibujaba al fondo. Al ver como miraba Frisk, Papyrus se giró.

-¡Hermano! -gritó, mientras la figura de Sans se acercaba más a ellos, con una extraña bata de laboratorio que Frisk no recordaba haber visto nunca.

-Hey, me he tomado un descanso para veros -dijo Sans, y mirando a Frisk añadió- de momento me voy a Grillby's a tomar algo, por si alguien me quiere acompañar.

-Yo... -antes de que Frisk dijera nada, ya había comenzado a andar.

Frisk fue tras él, sin mediar ni una sola palabra durante el camino, hasta que llegaron a un bar con un gran letrero que marcaba a la vez el nombre del local y del dueño y camarero: Grillby's. Una vez en la barra, fue Sans quien rompió el silencio.

-Supongo que tendrás muchas dudas. Por lo pronto me alegro de haber acertado y que no fueras una asesina.

-Si -añadio Frisk- supongo que Chara me controlaba demasiado. Pero no entiendo nada, la verdad, y si me pudieras explicar...

-Lo siento chaval, -contestó Sans- pero explicar las cosas cuando no es el momento... No es mi estilo.

-Pero...

-No repliques. Si corrieras peligro te lo diría, pero por ahora será mejor que lo descubras por ti misma.

-Si que corro peligro -hubo un momento de silencio, y Frisk siguió- antes, no sé por qué motivo, Asriel se volvió hostil contra mi.

-Esta bien -añadio Sans- no debería volver a pasar, pero yo tendría que volver al laboratorio para comprobar una cosa... Quédate en Snowdin todo lo que quieras, mi casa es la tuya, y la de Paps claro.

Y sin decir más se levantó de la silla. Frisk lo siguió, y salieron juntos del bar, casi sin disfrutar de los perritos y café que estaban tomando. En el camino de vuelta Frisk se adelantó un poco, y dejó de sentir que la nieve era blanca.

-¿Sabes cómo se siente perder a alguien querido? -dijo Sans con aire tenebroso.

-No -respondió Frisk- ¿Por qué lo dices?

-Espero no tener que saberlo yo tampoco -tras un silencio Sans añadio- pero no me voy a arriesgar, no vas a matar otra vez a mi hermano.

- Sans, ¿de qué hablas...? -cuando Frisk se giró vio a Sans con su ojo azul, un aire tenebroso y un Gaster Blaster a su lado.

-Responde, ¿le vas a matar?

-Y...yo nunca...

-¡MIENTES!

Y comenzó a lanzar ataques, que por suerte Frisk ya conocía y pudo esquivar, aunque eso no quitaba que fueran duros.

-¿Que te pasa ahora Sans? -preguntó preocupada.

Pero Sans no respondía, solo atacaba con una mirada de odio. Fue entonces cuando Papyrus se puso entre ellos dos.

-Ya basta -dijo Papyrus. Sans paró al instante.

-Paps ¿Pasa algo? -dijo Sans como si nada.

-Otra vez... Sans, ¿por qué atacabas a Frisk?

-¿Yo? No no, eso es imposible... ¿Lo he hecho? -Sans mostraba preocupación, y al ver el gesto de afirmación de su hermano le dijo- ven, tenemos que hablar Paps.

Y ambos tomaron rumbo a su casa, mientras que Simon se acercaba a Frisk.

-Que valiente -dijo Simon- ni siquiera yo, con mi alma de Coraje, me atrevería a atacar a Sans.

-No le he atacado -respondió Frisk.

-Espera... ¿Ha vuelto a pasar? ¿Lo mismo que con Asriel? -Frisk asiente con la cabeza- Algo tienes que haces que los monstruos se vuelvan locos cuando te acercas... Menos Papyrus. ¿No es curioso que él no se haya visto afectado aún por ese sentimiento de odio repentino?

No recordaba cuando había cambiado, pero Frisk ya veía la nieve blanca de nuevo.

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