Me desperté por un fuerte olor a dulce proveniente de la cocina. Eso sólo podría significar una cosa.
-Los postres de la abuela -sonreí-
Me levanté y bajé rápidamente las escaleras. Casi me caigo bajando el último escalón y al llegar a la cocina ví un montón de dulces sobre la mesa. Chocolate caliente, bizcocho,magdalenas.. y todo de la abuela.
-He hecho esto por si querías merendar cariño, que estás muy delgada y necesitas comer más.Venga. A la mesa. Y hasta que no termines no te levantas. Asique ya sabes.
Me reí. Me senté a la mesa sin rechistar y me acordé de mi infáncia. Cuando era pequeña, mi abuela, después de recogerme del colegio me hacía estas meriendas casi todas las tardes. Puedo decir que fué lo mejor de esa época. Y si lo sigue haciendo nunca me cansaré de esto. Nunca me cansaré de mi abuela, es la persona más dulce del mundo.
Ojalá los abuelos fueran eternos.
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-Abuela estaba buenísimo -dije con la boca llena- más de lo que recordaba.
-No hables con la boca llena, las señoritas no hacen eso cariño -me riñó-
Ví cómo cargaba con unas bolsas que parecían pesadas y me levanté a ayudarla.
-Espera
-Oh no querida, no hace falta. He estado yendo a unas clases de gimnasia que han hecho para gente de mi edad y después quedaba con George para correr. Estoy en forma.
Se me escapó una risita.
-¿George? ¿Y ese quién es abuela? -me acerqué a la mesa y apoyé los codos sobre ella- Aquí hay algo que no me has contado..
-George es un hombre que conocí en esas clases, es un buen hombre. Tiene muy buen sentido del humor y me hace reír mucho.
Pude ver cómo se le tornaban las mejillas coloradas. La mujer sonrió. Apuesto a que se volvió a sentir como una adolescente enamorada mientras hablaba.
-Me alegro mucho por tí abuela -sonreí- ¿Quieres que te ayude a recoger? -pregunté y se negó-
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Salí de la ducha con una toalla envuelta alrededor de mi cuerpo. Me puse una sudadera lo suficientemente grande como para que me tapara lo justo y me dejé el pelo suelto y me cogí un buen libro dispuesta a continuarlo dónde lo dejé.
Ya me había sumergido en la historia, me quedaba poco para terminarme el libro. Después tendría que prestárselo a Alex, la cuál me lo había pedido al poco de comprármelo.
-¡Oh qué jóven más encantador! -oí decir a mi abuela-
Enseguida dejé el libro en su estantería.
-¡Lauren! -mi abuela llamó- ¡Tienes visita!
Puede que este capítulo sea algo corto, lo he escrito desde el móvil,gracias por los nuevos lectores y los 3.1K de lecturas :)
Chicas, hasta que esta novela y este capítulo no tengan más comentarios no subiré el próximo. Si os gusta dejad vuestros votos y comentarios.
Gracias por leer ♥ ♥