El restaurante era céntrico, según Jim era uno de los más caros de la ciudad pero cuando llegamos a mí me pareció bastante normal.
La fachada simulaba una pared de ladrillo granate con bordes blancos desgastada y a través de los cristales relucientes de las ventanas se veía el interior. Del techo colgaban unas lámparas de color gris metálico, cada mesa tenía su pequeño mantel blanco puesto y las sillas eran de madera barnizadas. Como diría Alex, muy vintage.
Nos sentamos en una mesa cercana a la ventana, no es que hubieran grandes vistas pero daba la sensación de espacio abierto. Aquel lugar estaba bastante lleno y eso me agobiaba un poco. La calefacción estaba puesta y dado que fuera hacía frío, eso se agradecía bastante. Con las prisas de no quere hacer esperar mucho a Jim, se me había olvidado llevarme una chaqueta y llevaba todo el camino hasta aquí maldiciéndome.
Ugh.
Nos trajeron la comida y realmente estaba buenísima, creo que esto es lo único que me ha gustado de este sitio, seamos sinceros, lo demás es.. es..
No-bonito.
Exacto, esa es la palabra.
La mayor parte del tiempo sólo hablaba él y era sobre temas aburridos, como el deporte. De vez en cuando me dedicaba a asentir y ya está. Me agobiaba. No soy muy fan de ese término, el deporte nunca es ni será lo mío, asique automáticamente, mi cabeza desconectó y me puse a pensar en otras cosas.
Cada vez que Jim me miraba, se le iban los ojos a mi escote. Ya me estaba cansando, pero por una parte estaba acostumbrada a cómo era él y su comportamiento conmigo, sólo que no sabía cómo hacerle parar de ser así.
Nadie puede hacerle parar de ser así, admítelo Lauren.
-¿Qué tal te lo estás pasando? -preguntó-
-Bien -sonreí levemente, intentando sonar amable-
Me estaba aburriendo, aunque tampoco le he mentido del todo. Al fin y al cabo he salido de casa y me he distraído un poco.
Y lo va a pagar todo él.. dejó escapar mi subconsciente, se me escapó una pequeña risa.
Oh, cállate.
-¿Quieres ir a tomar una copa? -sugirió él-
Volví de mis pensamientos.
-Sabes que no bebo.. -le miré a los ojos-
-¿Desde cuándo? Oh vamos, no me irás a rechazar una copa.. Una no te hará daño.
No me fio ni un pelo.
Se hizo el silencio entre nosotros durante unas milésimas de segundo.
Suspiré en derrota.
-Una sola
-Bien -una sonrisa apareció en su cara- espérame en el coche, enseguida nos vamos. Voy a pedir la cuenta. Toma las llaves preciosa -me guiñó un ojo-
Tomé las llaves y salí de aquel lugar en dirección al coche, entrando en él.
Podría haberme dejado su chaqueta. -mi subconsciente se cruzó de brazos-Al cerrar la puerta me vino una corriente de aire frío de la calle, me entraron escalofríos y puse la calefacción.
No sabía muy bien a qué botón darle para que salira el aire caliente asique estuve como dos minutos mirando todos los botones hasta que encontré el que buscaba.
Bendita calefacción.
Cuando levanté la cabeza, saqué el espejito del techo del asiento delantero para mirarme y a unos 7 metros del coche estaba aparcado un deportivo negro. Me quedé inmóvil en el asiento, mirando fijamente al coche a través del espejo.
No empieces con tus paranoias Lauren. Es un simple coche y es de noche, ya está.
Guardé el espejito e intenté tranquilizarme pero de repente escuché un ruido a mi lado y me sobresalté. Era Jim que había dado un portazo con la puerta al entrar al coche.
-¡Me habías asustado! ¿No puedes cerrar las puertas como las personas normales o qué?
Se rió de mí y resoplé fuerte. No me gustan esos sustos. Y más ahora..
-Me encanta cuando te pones borde ¿sabes?
Ignoré ese comentario sacando otra vez el espejito y mirando a través de él. Cuando Jim conseguía parecer una persona normal va y empieza con sus comentarios y a tirarme los trastos. Enfoqué mi mirada en el espejo y en buscar mi objetivo. El coche estaba con los faros encendidos. Mis sentidos estaban alerta.
-¿Qué te pasa? Parece como si hubieras visto un fantasma.
Cerré el espejo bruscamente y me puse el cinturón.
-Nada. ¿Vamos a tomar una copa?
Quería irme de ese sitio ya y cualquier lugar lejos de allí estaba bien. No le quise dar más importancia a lo del coche, me estaba comiendo la cabeza con ese tema.
-Eso está hecho -sonrió arrogante y arrancó el coche-
**
"Solo una copa" dije en el restaurante.
Bien.
Ya llevaba siete chupitos de tequila y al cuarto empecé a ver cosas que mejor no explicarlas.
Me encontraba sentada en un sofá bastante cómodo debo destacar en un pub que nisiquiera me acuerdo del nombre.
Jim estaba por ahí y mi cuerpo no pudo seguir el ritmo de la música cuando quise salir a bailar. Afortunadamente me mantenía en pie y tenía buen equilibrio al andar aunque cada varios pasos se me escapaba algún que otro torpe. Pero bien.
Me quería ir, quiería ir a mi cama y dormir como si no hubiera mañana.
Encontré a Jim y le dije de irnos, cuando estábamos a punto de entrar al coche en el aparcamiento de aquel lugar, empezó a besarme.
-¿Qué haces? Para -dije-
No obedeció, seguía dándome besos por el cuello.
-Jim, no. Para -quise empujarle, pero mis brazos flojeaban-
Se echó para atrás unos segundos y después se abalanzó sobre mí. Comenzó a besarme bruscamente y noté sus manos subiendo y bajando por mis muslos. Se estaba pasando, quería que me soltase pero por mucha fuerza que hiciera, él era más fuerte que yo.
Empecé a llorar, agobiada. Chillé cuando intentó subirme al capó y puso mis piernas, una a cada lado de sus caderas.
-¡Jim suéltame! -grité- ¡No!
Me tapó la boca con su mano para que no hiciera ruido y con la otra siguió tocándome mientras besaba mi cuello. Y yo solo podía llorar, estaba indefensa.
De repente, se apartó de mí. Me incorporé y ví a Jim tirado en el suelo y a otro chico encima de él. Me asusté en cuanto le ví pero a la vez me alivié. Liam. Estába dándole puñetazos por toda la cara. Después se incorporó y continuó con patadas en el estómago.
Yo no podía moverme, mis piernas no respondian.
-¡Corre hacia el coche Lauren! ¡No te quedes ahí quieta joder! -ordenó Liam-
Por unos momentos dudé. ¿Por qué debía de hacerle caso? Sabía las consecuencias que tendría que pagar después.
-¡Joder! -gritó Liam-
Corrí con todas mis fuerzas buscando el coche. Y me encontré con el deportivo negro, parecía que habían personas dentro. Antes de poder entrar en él, caí al suelo rendida y empecé a llorar otra vez.
Louis, quien salió del asiento del copiloto, me recogió en brazos y me entró al coche. Al cerrar la puerta de este, me giré y ví al rubio, que me miraba serio, y no sé qué se me pasó por la cabeza que me abracé a él y comencé a llorar más fuerte.
Holi. No estaba desaparecida.. ¡He vuelto! ¡Y con nuevo capítulo! Aquí empieza ya a ver más acción..
Me gustaría que comentárais chicas, no os olvidéis de votar para que la historia continúe.
¡Gracias por leer!