Ellos. {Gemeliers} TERMINADO

Capitulo Diez / Temp. 2

*Narra Alba*

Me encontraba sentada en el coche con Dani al volante.

No sé donde nos dirigiamos. Por más que le insistía para que me lo dijera, no me lo decía.

Él podía llegar a ser incluso más cabezota que yo.

- Venga dime a donde vamos.- dije mirando su perfil.

Cuando me percaté que me estaba mirando de reojo, hice un pucherito con mis labios.

- No hagas eso.- dijo señalando a mis labios con su dedos índice.

- ¿Por qué?- dije en tono juguetón y volviendo a hacerlo.

- Porque no te voy a decir donde vamos y sólo sirve para que me entren ganas de besarte.- dijo mirando a la carretera con una sonrisa en su rostro.

No dije nada, solo me sonrojé.

- Te ves tan hermosa sonrojada.- dijo ahora sí mirándome brevemente.

Eso lo único que ocasinó es que me sonrojara más.

Pasaban los minutos y él seguía conduciendo, ¿tan lejos ibámos?

Nos rodeaba un silencio bastante cómodo, de esos que no vale la pena romper con palabras.

Algunos segundos después Dani optó por romperlo.

- Ponte esto.- dijo sacando un pañuelo de su bolsillo y poniendomelo en mi regazo.

- ¿Para qué?- pregunté dudosa.

- Pues porque ya vamos a llegar y no quiero que veas donde estamos hasta que que bajemos del coche.- dijo con una sonrisa.

- Está bien.- me rendí.

Me enrollé la venda alrededor de los ojos y le hice un pequeño nudo en la parte de atrás.

- ¿No ves nada?- cuestionó.

- Nada.- dije sonriendo.

- ¿Segura?- volvió a preguntar.

- Totamente segura.- respondí.

El coche siguió avanzando durante unos cinco minutos más hasta que paró.

- Llegamos.- dijo y por la forma estoy cien por cien segura que tenía una sonrisa en sus labios.- ¿Segura qué nos ves nada?- volvió a preguntar.

Pero antes de que yo formulara la respuesta, él estampó sus labios contra los mios.

Wow, eso no me lo esperaba.

Al separarse sonrió sobre mis labios y me mordió en inferior con suavidad antes de separarse.

- Ahora estoy seguro de que no ves.- dijo.

Acto seguido escuché cómo se cerraba la puerta de su lado y segundos después como se abría la mía. 

Me cogió la mano y me ayudó a bajar.

Me guió por un camino que parecía interminable.

- Bien, ahora vienen escaleras.- dijo agarrando mi cintura.

- Pues yo no me quiero caer.- dije.

- No te vas a caer.- dijo seguro.

- ¿Cómo estás...- no me dejó terminar ya que me elevó del suelo con su brazo derecho y empezó a bajar la escalera.

Antes de lo que esperaba ya estábamos abajo.

- ¿Ves cómo no te has caído?- dijo poniendome en el suelo.