Por fin había llegado mi día, nuestro día y el más feliz de toda mi vida: el día de mi boda.
Sí, mi boda con Dani.
Pero por supuesto que este día no era mejor que el día que nacieron nuestros dos niñitos: Dan y Leandro, sí, también somos padres.
Son dos niños y son igualitos a su padre, menos sus sonrisas que, según Dani, era mía.
Yo no lo creía, solo le veía parecido a su padre.
Tienen ya tres años y decidimos retrasar nuestra boda para que ellos nos llevaran los anillos y las jarras.
Desde que volví de París mi vida fue una montaña rusa con Dani, pero nuestro amor se interpuso entre los problemas y nosotros.
Ahora mismo me encontraba en mi habitación junto con mi madre y mis mejores amigas preparándome para el día más importante de toda mi vida.
Mi madre me estaba maquillando mientras Reyes me peinaba y Sofía me pintaba las uñas de las manos y de los pies a la francesa.
Estaba muy nerviosa.
- No puedo creer que ahora mismo esté maquillando a mi hija para su boda, ¿quién me lo iba a decir?- me dijo mi madre soltando una lágrima solitaria que rápidamente secó con su mano libre.
- Mamá por favor no me hagas llorar que estoy muy sensible y no quiero que tengas que empezar a maquillarme desde el principio.- dije soltando una sonrisa.
Después de eso siguió maquillándome.
***
No podía mantenerme en pie, literalmente no podía.
Estaba hecha un manojo de nervios, no me podía creerme que porfin fuera a hacerse mi sueño realidad.
Una boda en una playa de Cádiz, una playa en la que nunca iba nadie, era una playa desierta y ahora el lugar de la boda con el hombre al que más amaba de todo el mundo.
Estaba 'escondida' detrás de un biombo donde nadie a excepción de mi madre, que era la que me iba a llevar al altar.
Una suave melodía que era la que usualmente la que ponian para indicar que entraba la novia, así que como era de esperar agarrada del brazo de mi madre, empecé a andar dirección a donde se encontraba el amor de mi vida mirándome directamente a los ojos y con una sonrisa que irradiaba felicidad, exactamente igual que la mia.
Delante de mi madre y mia iban mis otros dos amores perfectamente vestidos con un pequeño esmoquín y peinados como unos niñitos buenos, cosa que no eran por nada del mundo, pero eran lo mejor que me habían pasado junto con su padre.
Una vez llegamos al altar mi madre dejó que dani tomara mi mano sin ninguna objeción ni comentarios como 'te la entrego' o algo parecido, y se lo agradecía enormemente. No me gustaba ese tipo de comentario, solo le dedicó una enorme y sincera sonrisa, la cual Dani le devolvió.
Su mirada se clavó en la mía y pude leer en sus labios un perfecto 'te amo' lo cual que solo respondí con un simple 'yo también'.
El sacerdote empezó con la ceremonia leyendo los pasajes de la biblia que normalmente se leen en un boda normal.
Por mucho que no fuera en una iglesia corriente, el cura hizo todo lo preciso que se hiciera en en la iglesia porque bastante me cotó convencer a mi madre para celebrarla aquí como para también decirle que iba a ser por lo civil. Así que decidimos hacerla así, además, tampoco nos molestaba.
Una vez terminó todo de leer todo lo que tenía que leer pasó a lo que realmente me interesaba.
- Tú, Alba Gamarro, ¿aceptas por esposo a Daniel Oviedo para amarlo en la salud y en la enfermedad; en la pobreza y en la riqueza; en las alegrías y en las tristezas hasta que la muerte os separe?
- Sí, acepto.- dije con una amplia sonrisay mirando a Dani a los ojos.
- Y tú, Daniel Oviedo, ¿aceptas por esposa a Alba Gamarro para amarla en la salud y en la enfermedad; en la pobreza y en riqueza; en las alegrías y en las tristezas hasta que la muerte os separe?
- Sí, acepto.- contestó mirándome a los ojos lo que hizo que un reflejo electrico se cruzara durante dos segundos por mi estómago.
- Yo os declaro marido y mujero. Puedes besar a la novia.- dijo cura y después solo sentí los labios de Dani sobre los mios.
Llevaba años besando los mismos labios y nunca, pero nunca me iba a cansar de besarlos.
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Ellos. {Gemeliers} TERMINADO
FanfictionSegún ellas, los gemelos Oviedo eran realmente odiosos, manipuladores y gilipollas. Eran los niños de papá y mamá; mimados, consentidos y, a ojos de sus progenitores, totalmente inocentes. Lo que, obsolutamente, no era cierto. Todo cambiaria con el...