X. Serendipia

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"El destino de los hombres no está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, sino de épocas felices." 

Friedrich Nietzsche.

Era primavera cuando una guerra consumió al mundo entero y de ella solo se conservó la menor parte de la humanidad que esperaba fielmente encontrar una pronta salida a todos los males que los rodeaba

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Era primavera cuando una guerra consumió al mundo entero y de ella solo se conservó la menor parte de la humanidad que esperaba fielmente encontrar una pronta salida a todos los males que los rodeaba. Años más tarde, el mundo siguió recogiendo los escombros que quedaron del pasado e intentó salir adelante con un mayor esfuerzo, fortaleciendo pronto la unión entre especies que, para su desgracia, terminó como fue desde el principio: limitados por la posición en una absurda pirámide que cruelmente fue nombrada "Cadena alimenticia".

Y, detrás de todo ese caos que consistía la clasificación de la humanidad, muy pocos fueron los que decidieron ignorar la pirámide y forjaron amistades que más tarde terminaron en catástrofe, porque las leyes de la naturaleza dictaminaban que nunca un carnívoro podía tener una relación con un herbívoro cuando la sed de sangre y el animal interior del carnívoro fueran más grandes que un lazo que unía a las dos partes.

Así fue como un par de niños ignoraron las leyes de la naturaleza y decidieron forjar una amistad de la cual no se esperaba nada más que el caos mismo. Sin saber que el amor y el lazo que pronto los unió logró hacer frente a la naturaleza misma y eliminar cualquier tipo de ley que dictaminara lo contrario a lo que acontecía entre ellos.

Los adultos que los rodeaban intentaron construir paredes frente a ellos, pero los niños las derribaron en un instante. Su amistad era más fuerte que cualquier cosa.

El crujido de las hojas y ramas rotas provocó un eco por todo el bosque. El sol estaba en lo alto, iluminando en su máximo esplendor y creando corrientes cálidas de brisa, siendo insoportables para cualquier ser vivo. Los animales que antes estaban caminando con suma tranquilidad por su hábitat, se escondieron de inmediato por el inesperado ruido que un par de niños, tomados de la mano, hacían. Las dulces y traviesas risillas alertaron a los animales para sumergirse en sus hogares hasta que ambos humanos se perdieran entre el espesor del bosque.

La calma reconfortó al par de niños cuando llegaron al lago que fue el exclusivo espectador de sus tardes llenas de alegría y de la sólida unión que se estaba construyendo día a día. Los dos niños observaron con serenidad el lago antes de que uno de ellos se agachara para recoger una piedra y la lanzara con fuerza, el otro le dio una mirada traviesa para después hacer lo mismo. Unos cuantos minutos bastaron para que estuvieran sumergidos en una lucha por quién lanzaba las piedras más lejos. Las risas se volvieron más fuertes y de golpe se acallaron cuando comenzaron a desnudarse para poder entrar al lago.

—Si mamá me viera aquí, le daría un infarto —uno de los niños soltó con un deje de burla. Su madre era una mujer demasiado sobreprotectora, a decir verdad.

Alive © ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora