V. Apatía

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"La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida como la conoces termina." 

El año del pensamiento mágico de Joan Didion.

La hora del almuerzo llegó, pero los ánimos de Felix se desplomaron cuando en un mensaje JiSung le notificó que no podía reunirse con él y que se disculpaba por ello

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La hora del almuerzo llegó, pero los ánimos de Felix se desplomaron cuando en un mensaje JiSung le notificó que no podía reunirse con él y que se disculpaba por ello. Felix se resignó a contestarle que no había problema y que le enviara un mensaje cuando terminara todas sus clases para al menos verse cuando ninguno de los dos estuviera ocupado al final del día.

Almorzó rápido para poder ir a la biblioteca y leer algún libro antes de su siguiente clase. El dolor de cabeza que persistió en la clase anterior desapareció cuando su estómago se llenó por la deliciosa comida que preparó, pero aún seguía sintiendo malestar general. Felix quería evitar pensar que el día estaba yendo de mal en peor, pero cada paso que daba sentía sus extremidades pesadas y el beta odiaría desmayarse.

Se suponía que el día sería afable, pero las cosas nunca salían como se querían. Resopló, desviando su camino hacia la enfermería. Cubrió su cabeza con la capucha y pidió una pastilla para el malestar cuando estuvo frente a la enfermera. La mujer le dio un par de recomendaciones y él le agradeció antes de salir. Regresó a la cafetería para comprar un té y tomárselo con la pastilla.

Se sintió un poco estúpido cuando dedujo que tenía un pequeño resfriado, a pesar de las defensas altas de su organismo. Volvió a tomar el camino anterior para dirigirse a la biblioteca. Felix siempre trataba de no contagiarse de algún virus, lo mismo hacía con Dylan, pero sabía que las cosas se salían de sus manos y no había nada más que hacer. Solo esperaba no agravarse, sería la cereza de pastel en pleno inicio de clases. Ajustó bien su abrigo y botó el vaso antes de introducir sus manos frías en los bolsillos de la prenda.

Al estar frente a la biblioteca, sacó su teléfono y revisó la hora. Todavía faltaba mucho para su última clase del día y se alegró de no haber perdido totalmente su tiempo por culpa del malestar. Ingresó a la biblioteca y buscó algún libro que llamara su atención. Cuando lo encontró se dirigió a la parte silenciosa de la biblioteca para poder sumergirse con tranquilidad en su lectura. Felix no toleraba por nada del mundo tener bullicio a su alrededor mientras leía, era de cierta forma desesperante, a pesar de su práctica forma de aislarse de la realidad y concentrarse en lo suyo.

Leer era una pasión que Felix tenía desde niño y disfrutaba con fervor hacerlo. Durante su vida leyó y releyó varios libros, disfrutando cuando descubría nuevos mundos e imaginaba historias tras cada libro leído. Felix también escribía, pero nadie más que JiSung o Dylan sabían sobre ello. Era uno de sus más grandes secretos y el beta le gustaba mantenerlo así.

Mientras caminaba sigilosamente por la zona silenciosa de la biblioteca, buscando un lugar para sentarse y sumergirse en la lectura, se encontró con dos rostros que lo dejaron congelado en su sitio. Soltó una maldición mental y miró a ambos hombres con recelo. Cuando pensó que su día iba mejorando, tuvo que encontrarse con el par de desconocidos que solo dejaban un sabor amargo en su boca con solo mirarlos.

Alive © ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora