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Habíamos ido a la sede de la Port Mafia, mejor dicho al apartamento que poseía tía Kouyou. 

Después de que utilicé Indigno de ser humano, a los pocos segundos papá cayo desmayado, tío Aku entró al edificio para recogernos a ambos al lado de otros hombres vestido de negro.

Papá estaba acostado en uno de los sofás de la sala de estar del apartamento, había estado dormido hacia poco menos de una hora. Su respiración era tranquila, su cuerpo estaba de la misma forma y su rostro se veía mucho mas relajado a como había estado desde hace días atrás.

-Va a despertar. Tranquila.- Tía Kouyou trataba de calmarme y relajarme. Lo único que podía hacer era asentir a todo lo que me dijera.

Otra cosa que me tenia abrumada, era el hombre con el que se había encontrado en el parque esa misma mañana. Parecían conocerse y llevarse bien, como si fueran amigos o algo mas desde hace mucho tiempo. Tal vez debía de preguntarle a alguien que no fuera papá, ya que conociendo, solo va a negar o va a evitar la pregunta. Solo existían esas dos opciones en esta vida con el hombre con el que me había tocado vivir.

-Ven, cariño. Es hora de cenar.- ¿Tan rápido? Hace un momento el sol todavía estaba en el cielo azul.

De la mano me llevño a la mesa para poder comer. No tenia hambre, pero solo lo haría para que tía Kouyou no se sintiera mal y se preocupara mas de lo que estaba aunque no lo demostrara. Me había preparado para cenar Dorayaki's rellenos de fresa con té verde.

Cuando terminé de cenar, lleve mis utensilios al fregadero, limpie donde había comido y me dirigí nuevamente al lado de papá.

El sueño estaba empezando a ganarme, mis piernas estaban dobladas en la alfombra que estaba en el piso y coloque mis brazos como almohadas sobre el sofá para poder acomodarme cómodamente y dormir.

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Desperté  en una habitación que nunca antes había visto. Estaba bien ordenada y algunas cosas estaban un poco llenas de polvo. 

En una de las esquinas junto a la puerta habia un armario de dos puertas y en la parte de abajo tenia un cajón. Junto a la cama individual habia una pequeña mesa de noche con dos cajones donde arriba de esta solo estaban mis aparatos.

Las cortinas seguían cerradas, por lo visto seguía siendo de noche.

Me quité la cobija de encima, puse mis pies en el piso frío y tome mis aparatos para colocármelos en mis oídos. Debajo de la puerta se podía ver una rendija de luz, todavía seguía tía Kouyou despierta. Cuando iba a tomar el picaporte para abrirla pude escuchar aquella voz que tanto me tranquilizaba, pero que en ese momento parecía estar peleando.

-¡No lo voy a hacer! No merece conocerla- Escuché gritar a papá. No se escuchaba tranquilo, y parecía que en cualquier momento rompería en llanto.

-Él no es idiota, Chuuya. Y tú mas que nadie lo sabe. En cualquier momento él sabrá la verdad y va a venir a pedírtela y probablemente ni siquiera se va a mostrar gentil al hacerlo.

-Lo se. Pero aun así no lo voy a dejar hacerlo. Me abandonó cuando yo más lo necesitaba, cuando creí que por fin había sido feliz. Pero no fue así, fue como recibir otro puñal en la espalda.

-Pareces un niño pequeño, cariño.

-Entonces creo que prefiero seguir siéndolo a crecer y cometer mas putos errores en mi miserable vida. La voy a proteger, y sí nuevamente le vuelve a suceder algo bajo mis narices no se de lo que seria capaz.

Cambios (Bungou Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora