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A la mañana siguiente hice la rutina de siempre; levantarme de mi cama, lavarme los dientes, cambiarme y desayunar si me daban ganas de hacerlo y había algo en la nevera.

Eran las 8:00 de la mañana, tenía tiempo suficiente para preparar todo antes de marcharme.

Tomé la caja de cereal que estaba en la alacena y un plato junto a una cuchara. Estaba a centímetros de sentarme en la mesa cuando escuche su voz proveniente del otro lado de la puerta de la cocina.

-Buenos días.- Me saludó Dazai entrando a la cocina. Parecía estar de buen humor a pesar de que era algo tarde para que llegara al trabajo y el tío Kunikida lo regañase.

-Buenos días.- Respondí casi en un susurro. A pesar de que sabía que se había disculpado conmigo la noche anterior, él no sabía que yo estaba despierta. Así que trate de comportarme un tanto contarte y de no dirigirle tanto la palabra.

Calentó agua en la cafetera y se preparó café. Era todo lo que desayunaba, al menos que yo viera que lo hiciera.

-Hoy te levantaste temprano.- Se sentó en la silla que estaba frente a mí.

-Si.

-¿Vas a ir a la escuela hoy?

-No, tengo algo que hacer al medio día.- Trataba de esquivar su mirada, pero era imposible. Él no me veía a los ojos, solo miraba cierta parte en especifico en mi cuello; sabía lo que era, esa misma mañana había visto las marcas en mi cuello. Habían quedado como moretones. -No sé a que hora voy a regresar. Voy a estar con tía Kouyou, así que no te preocupes, si es que pensabas hacerlo.

Me levanté de mi silla, lavé mi plato y me dirigí a mi habitación. Aún no había escogido la ropa que iba a llevar, ni siquiera sabía cómo debía ir vestida. ¿Como se suponía que debía de ir una persona que iba a pedir que la aceptaran en la Port Mafia? ¿Como criminal? ¡Maldita sea! ¡No sabia como hacerlo!

Traté de recordar a mujeres que conocía que trabajaban en la Port Mafia, tal vez me ayudaría un ejemplo de ellas. Gin, muy oscuro. Tia Kouyou, muy tradicional. Q, ¿Era mujer? Elise, era una niña. Higuchi, perfecto.

Busqué una camisa blanca formal, un saco corto no muy oscuro y un pantalón oscuro y zapatos bajos. Todo estaba listo. El sonido de mi teléfono me sacó de mi satisfacción.

Me dirigí a la mesita de noche junto a mi cama y observe el número. Hacía mucho que no hablaba con él.

-¿Qué sucede tío Aku?

-Prepárate. Kouyou-san me dijo que fuera por tí. Quiere hablar contigo seriamente.- Suspiré. Sabía que algo así iba a suceder.

-Está bien. ¿En cuanto tiempo llegas?

-En diez minutos estoy allí.- Colgó.

Ahora tenía que decirle todo a tía Kouyou. Mentir no era una opción y las marcas en mi cuello me delatarían demasiado, además que no tenía cómo ocultarlas. Maquillaje no existía en casa, no utilizaba camisas de cuello alto y las vendas de Dazai darían qué decir. Empecé a cambiarme rápido, el tío Akutagawa no tardaba en llegar y no era muy paciente en esperar a alguien. Al tío Atsushi le costó tres camisas aprenderlo.

Ya lista, tomé mis zapatos junto a mi teléfono y baje las escaleras para colocar el calzado frente a la puerta de la casa.

-Te ves bien.- Comentó Dazai saliendo de la cocina.

-Gracias.

-Creí que habías dicho que ibas a salir al medio día. Todavía no dan las nueve.

-Tía Kouyou decidió que llegara un poco más temprano.- Fue toda la conversación que tuvimos en ese pequeño momento. Fue algo incomodo, para ser sincera.

Cambios (Bungou Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora