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Pasó el tiempo y fui conociendo a cada uno de los integrantes que formaba a la Agencia de Detectives Armados.

En la cabeza estaba Yukichi Fukuzawa el líder y presidente que manejaba a la Agencia de Detectives. Si alguna vez no lograbas encontrarlo a él, podías recurrir a su segunda mano, Doppo Kunikida, el hombre que tenia escritos sus ideales en una libreta. Su habilidad consistía en poder transformar una hoja de su libreta en algún objeto no mas grande que está.

La enfermera personal de la organización: Akiko Yosano, una mujer obsesionada en curar y preguntar sobre los cuerpos de sus compañeros. Los Adolescentes y mas jóvenes del lugar, Kenji Miyazawa, un niño de 14 años de edad que tenia la fuerza de mas de 10 hombres. Yunichiro Tanizaki y su hermana Naomi, por alguna extraña razón ellos compartían algo que no era llamado hermandad. Atsushi Nakajima, el chico tigre o Jinko, como yo empecé a llamarlo. 

Kyouka Izumi, la antes subordinada del tío Akutagawa y tesoro de tía Kouyou después de papá. Algunas veces cuando iba a la sede de la Port Mafia lograba verla siempre apegada con las dos personas antes mencionadas. Osamu Dazai, la persona que todavía sigue dudando que soy su hija y que planea ayudarme a regresar con papá.

Y por ultimo, pero no menos importante; Rampo Edogawa. Me habían contado que él no tenia ningún tipo de habilidad deductiva, aunque él lo creyera así. Puede deducir un caso en menos de 15 segundos con tan solo ver la escena del crimen. A él lo había conocido tiempo atrás junto a Poe-san y Karl.

Todas las personas en ese lugar tenían algo especial, podían no ser perfectas pero eran agradables.

Dazai era algo duro conmigo después de haber estado conviviendo juntos un poco mas de una semana. Me dijo que iba a enseñarme a tener mejor control sobre mis habilidades, ya que si no lo lograba, no iba a poder ayudar a papá.

Cada tarde después de que almorzáramos y Atsushi me enseñara a leer un poco en voz alta; nos dirigimos a cualquier callejón o nos adentrábamos en el bosque. Allí ponía en uso mi habilidad de la gravedad. 

Alzaba cualquier tipo de roca, desde las mas pequeñas que encontrábamos hasta las mas grande que había. 

Los primeros días fue algo duro conmigo, gritaba a todo pulmón lo que tenia que hacer y como. Daba miedo. Los últimos días gritaba menos, quedando satisfecho con los resultados.

Dos semanas y no sabia nada acerca de la Port Mafia, papá o el tío Akutagawa. En las noches me quedaba en el pequeño apartamento de la doctora Yosano a dormir. Era la única mujer adulta en el lugar y nadie quería ningún tipo de mal entendido. Me había dado una de las dos habitaciones que tenia; colocó un futón el el piso y me ayudó a guardar la poca ropa que tenia en el armario de la habitación.

Me acomodé en el futon, acobijandome bien con la manta para no tener frío. En eso, la puerta se abrió, dejando aparecer la figura de la bella mujer que me estaba cuidando. Caminó lentamente hacia  donde me encontraba y se recostó a un lado de mi, recargándose en su brazo.

Voltee a verla a los ojos. Su rostro era hermoso. Si existía vida después de la muerte, me gustaría nacer como su hija.

-¿Estas bien?

-Si.- Respondí. Había aprendido a hablar un poco después de las lecciones de Atsushi. Era un buen maestro después de todo.

-Se que Dazai esta siendo un poco duro contigo, con manejar las habilidades de los dos, pero comprende. No sabemos como fue su pasado o su infancia, pero viniendo de la Mafia y haber sido un ejecutivo tuvo que haber sido difícil.- Empezó a acariciar mi cabello castaño.- Hace unas horas llegaron los resultados del examen de ADN. Mañana se las voy a entregar.

Cambios (Bungou Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora