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Habían pasado dos años de lo acontecido.

Habíamos decidido comprar una casa mas grande, ya que ahora vivíamos los tres juntos. Papá quería que cada quien tuviera su propio espacio personal y también para que Dazai se fuera a dormir a otra habitación cuando estuviera molesto con él por haberle hecho alguna broma pesada.

Era una casa de tres pisos. En la segunda planta había tres habitaciones. -muy conveniente- Una para cada uno con sus respectivos baños. En la planta de abajo estaba la sala y la cocina. Junto a las escaleras había otra puerta que parecía una oficina, donde por ordenes de papá habíamos instalado una biblioteca y también habíamos incluido un escritorio en el medio de la habitación.

Y en la tercera planta se ubicaba el ático. Era un lugar completamente oscuro donde solo guardamos adornos de festividades y ropa vieja junto a otras cosas más. Era uno de los lugares mas aterradores de la casa, por lo que no me atrevía a subir incluso si me sobornaran con algo que me encantase.

Las tres habitaciones de arriba estaban unidas, siendo separadas únicamente por una pared. Yo utilice la ultima del lado derecho, quedando está junto a la de mis padres. Ellos tomaron la habitación mas grande por ser dos adultos; quedando una tercera vacía para utilizarla para visitas o Dazai cuando hacia una de sus travesuras con papá y sus sombreros o ropa.

Había empezado a cursar el 1er año de primaria con demasiada facilidad. Los problemas los comprendía con rapidez y era la única en la clase que sabia leer y escribir sin complicaciones. Era agradable, muchos de mis compañeros me pedían ayuda con cualquier problema;  aunque como siempre en las escuelas estaba la persona que quería arruinarte todo momento de felicidad. 

Aunque eso es historia para otra ocasión

Lo que nos había tomado por sorpresa fue que hace no muy poco tiempo, el tío Atsushi y el tío Akutagawa estaban tratando de empezar a salir, digo tratando de salir porque ninguno de los dos quería ceder a dar el primer paso a la relación, por lo que mis padres se vieron un tanto involucrados al tratar de ayudarlos a darles consejos y todo lo demás.

Dazai había pasado a recogerme hacia un rato de la escuela. Llegamos a casa y me dirigí a mi habitación, allí me cambié el uniforme y dejé mi mochila donde cayesé. Tome la libreta donde me habían dejado tarea y un lápiz. Bajé las escaleras y me senté a un lado de Dazai en el sofá de la sala.

Al recogerme, puso la excusa que le habían dejado el resto del día libre. Podía ser una niña de 6 años, pero no era estúpida. Sabia que se había escapado de la oficina y probablemente también de los regaños del tío Kunikida

Abrí mi libreta en la pagina donde había apuntado todo y empecé a responderlo, ganándome una mirada curiosa de parte de Dazai.

-Si quieres resolverlos tú, te puedo dar la libreta.- Le dije acercándole la libreta y el lápiz que tenia en mano.

-Puedo resolver algo mucho mas complicado que un problemas de matemáticas de bebés.

-Bien.- ¿Quería algo mas dificil? Lo tendría. Busqué una hoja limpia en el cuaderno y anoté cuatro números.- Toma, resuelve esto. Debes de transformar los grados a horas, minutos y segundos en ese orden.- Le dí la libreta.

-53.17° grados a horas, minutos y segundos ¿Eh? Por cierto. ¿Quien te enseñó a hacerlo?

-El tío Kunikida hace unos días junto a Rampo-san.

-Bien, empecemos.- Se tronó los dedos y se retiró del sofá para empezar a subir las escaleras.

-¿A donde vas?

-A resolver el problema. No me puedo concentrar sin tener inspiración antes.

¿Inspiración?

-¡Mas te vale que no toques la foto de papá!- Conocía a Dazai, no completamente, pero lo suficiente para saber a lo que se refería. Al final solo escuché la puerta de su habitación cerrarse.

Cambios (Bungou Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora