21#: Final

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Mi nombre es Hazuki Nakahara y tengo 20 años. Actualmente soy una de los cinco ejecutivos que están al mando de la Port Mafia.

Mi padre falleció cuando tenia 15 años por la falta de su habilidad. Al haberle arrebatado su habilidad fue como haberle arrebatado su alma, ya que él en realidad no había nacido como un bebé normal. Él fue un experimento. No tengo contacto con mi otro padre a pesar de que decidimos seguir al tanto de la vida del otro solo por precaución.

Antes de llegar al trabajo decidí pasar a una florería para comprar por dos ramos de flores, no me importaba que tan costosas fueran, solo tenían que ser bonitas.

Al parecer que una mujer fuera con flores por la calle daba mucho que decir, ya que casi todas las personas que pasaban a un lado de mí solo me observaban de una manera que lograba incomodar a cualquiera.

Llegué al cementerio de Yokohama. Era un lugar hermoso a pesar de que se habían derramado tantas lagrimas en ese lugar. Iba a visitar a dos personas y si tenía suficiente suerte, podría ver a otra con ellas.

Caminé tranquilamente frente a todas las lápidas hasta llegar a la de papá. Tenía flores, lo que significaba que alguien había llegado antes que yo a visitarlo.

-Lo siento, estuve un poco ocupada en el trabajo; no pude venir a verte antes.- Me recargué sobre mis rodillas y coloque mis flores junto a las otras que estaban allí. Me quedé unos minutos en silencio disfrutando el sonido del viento correr y las aves cantar. El sonido de las ramas de los árboles sacudirse me gustaba, me daba tranquilidad.

-Me tengo que ir papá, voy a visitar al tío Oda. Descansa.

La lápida de Oda estaba debajo de un árbol al otro extremo del cementerio. Por lo que tenía que caminar mucho más para llegar a ella.

Recargado en uno de los extremos pude mirar a cierta persona que no miraba hace casi cinco años. Mi corazón se llenó de alegría a poder saber que seguía con vida y tal vez incluso disfrutando de ella muy a su pesar.

-Sabes... Las lápidas de las personas fallecidas no son cama para que algún vagabundo venga a descansar sobre ellas.- Dazai volteo su mirada hacia mí. Parecía sorprendido, y sus hermosos ojos marrones lo demostraban.

-Pero que hermosa flor tengo frente a mí. Si no fuera porque eres mi hija te propondría suicidio doble.

-Tú tampoco has cambiado mucho. Además de las pequeñas cosas que te empezaron a crecer en el cabello.

-Tenía curiosidad a saber cómo se sentía Atsushi-kun con su cabello blanco.- No parecía estar triste o enojado. Me alegraba que estuviera bien y siguiera con sus estupideces de siempre.- ¿Qué te trae por aquí?

-Tuve un poco de tiempo libre y decidí visitar a papá y a Oda. Hace mucho que no venía.

-Yo tampoco había venido a verlos.- Dejé las flores frente a la lápida y me senté sobre el césped que estaba alrededor.- Escuché que ahora eres una ejecutiva.

-Si. Es un tanto complicado... ¿Quien te dijo?

-Atsushi-kun me contó de Akutagawa.

-Por cierto.- Metí mi mano dentro del saco que tenia puesto y saqué la foto que había encontrado en su habitación años atrás.- Creo que esto te pertenece. Lo encontré en tu antigua habitación en la Port Mafia; creí que guardarla y dártela seria lo mejor.- Dazai la tomó. La miró unos momentos y la guardó dentro de su gabardina.

-No creí que tuviéramos invitados hoy.- Una voz completamente desconocida se escuchó acercarse a donde estábamos. Era el hombre que no reconocía en aquella foto que le había entregado a Dazai. Aunque ahora se veía más grande por la edad.- Hola, Dazai-kun.

-¡Ango! ¿Qué te trae por aquí?

-Tal vez vine a lo mismo que tú. Vine a ver a Oda.

-Yo me tengo que ir. Tengo una misión pendiente y no quiero atrasarme.- Avisé levantándome y sacudiendo mi pantalón. En realidad era un tanto incómoda la situación desde que llegó ¿Ango? al lugar.

-Lo siento señorita. ¿Pero... cuál es su nombre?

-Yo...- ¿Era bueno decírselo?

-Es mi hija,  su nombre es Hazuki.- Respondió por mi Dazai aun recargado al lado de la lapida

-¿Hija?- Preguntó aquel hombre.- No pensé que tuvieras esposa.

-Falleció. Es lo único que te puedo decir.- Estaba a punto de retirarme del lugar, pero recordé que tenia algo mas que darle a Dazai.

-Antes de irme, necesito darte algo...- Me agaché donde seguía recargado y saqué una libreta del mismo lugar donde saqué la fotografía. Feliz cumpleaños, Dazai.- Le di un beso en la mejilla para después irme del lugar.

La libreta que le entregue eran letras de canciones que papá había escrito los cuatro años que estuvo solo. Algunas veces las leía o yo inventaba el ritmo.

Eran hermosas, todas iban dirigidas a Dazai.

Llegué al puerto que pertenecía a la Mafia, allí me encontraría con Akutagawa.

-¿Estás lista?

Lo estaba. Por fin podía hacer lo que por muchos años no pude hacer hasta estar completamente preparada.

-Vamos a por ellos, Akutagawa.

Esa misión era especial, para ambos; íbamos a vengar lo que nos habían arrebatado


Cambios (Bungou Stray Dogs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora