RECUERDOS Y CONSUELO

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—Adrien ¿qué hacemos aquí? —volteé a ver al súper modelo rubio a mi lado sin poder dejar de sonreír

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—Adrien ¿qué hacemos aquí? —volteé a ver al súper modelo rubio a mi lado sin poder dejar de sonreír

Me devolvió la sonrisa, su hermosa sonrisa blanca, sus ojos verdes Esmeralda brillaron con el reflejo del sol y sacó el amuleto de buena suerte que le había dado hace un año de su bolsillo trasero.

—Este amuleto me ha enseñado que todo es posible, al igual que tú —miró por dos segundos el amuleto y luego miró mis ojos, con un rastro de añoranza en los suyos —Pero más allá de eso, me mostró el camino hasta ti, la chica con la que quiero compartir más que unas horas de clase

Me quedé anonada, más aún cuando volvió a sonreírme enseñándome su lado más puro y sincero.

—Por eso debo preguntar... ¿Quieres ser mi novia Marinette?

Lo abracé, sin poder contener la alegría que se estaba propagando desde mi corazón a todo mi cuerpo.

—Si, si quiero Adrien —puso su manos en mi cintura y sin romper nuestro abrazo me besó con dulzura

Al fin... estaba pasando lo que deseaba desde que me dio su paraguas fuera de la escuela, me había pedido ser su novia, me estaba besando.

Sin darme cuenta, estaba llorando con las manos sobre mi pecho.

—¿Podemos ir a casa de Alya? —me sequé las lágrimas con el dorso de la mano y el guardaespaldas puso en marcha la limosina —¿Te imaginas? Dos años saliendo juntos, ahora resulta que me estuvo engañando y no sé por cuánto tiempo...

Empecé a contar con mis dedos todos los días que Adrien había estado cortante conmigo... me sentí peor cuando terminé mi cuenta... dos meses.

—Dos meses... —susurré, tratando de asimilar la información —¿Cómo no me di cuenta antes? —me quería dar de cachetadas, soy una estúpida —¿Tú tenías idea?

Negó con la cabeza y después susurró.

—Cuatro

—¿Cuatro meses? —abrí los ojos como platos, no porque hubiera hablado, sino que fue el doble de lo que pensé —¿Lila a estado yendo a casa de Adrien desde hace cuatro meses?

Asintió y se detuvo frente a la casa de Alya.

—Agradécele a Nathalie y al Sr. Agreste de mi parte —solté el aire que sin darme cuenta había estado conteniendo —Gracias por traerme

Solo recibí un asentimiento más de su parte y reuní el valor para salir de la limosina.

Entré al edificio y toqué a la puerta del departamento quedamente, escuché risas de las hermanas menores de Alya y la risa de Nino de fondo.

—¡Oh no! —gritó Alya fingiendo estar asustada —¡Suéltame, te daré lo que quieras, por favor!

Nino rió malévolamente.

—¡Nunca, tú y esas pequeñas serán mías al igual que sus miraculous!

Sonreí con tristeza y me alejé, no podía romper su ambiente de completa felicidad con mis problemas, cuando crucé la calle vi a Juleka y a Rosita en el parque comiendo helado, estaban radiantes de felicidad. A mi derecha estaban Mylene e Iván, corriendo, supongo que están buscando a André para un helado de amor.

Saqué mi celular de la bolsa y le mandé un mensaje a Luka.

—¿Estás en casa?

Pasaron cinco minutos y no tuve respuesta, tal vez estaba meditando. ¿Sería mala idea llegar sin avisar? Necesitaba hablar con alguien, él era mi única opción, los demás estaban disfrutando en pareja de un bello día viernes.

—Si Ma-Ma-Marinette

—Llego en veinte minutos, necesito hablar con alguien

—Mientras preparo tu malteada

Sonreí, en medio de toda esta tormenta, mi mejor amigo sabía exactamente lo que necesitaba.

Me puse en marcha, el viento estaba un poco más fuerte de lo normal, pero me gustaba, así se secaban las lágrimas que aún estaban en mis mejillas y me concentraba en sentir la brisa y no la punzada en mi pecho.

Subí al barco y fui directamente al cuarto de Luka, estaba abierto, había traído una pequeña mesa redonda y encima estaban dos malteadas, una de chocolate y la otra de fresa. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos supo que definitivamente no me encontraba bien, me abrazó con fuerza y acarició mi cabello.

—¿Qué pasó?

El simple hecho de escuchar la pregunta me hizo romper en llanto por enésima vez, pero no podía evitarlo, estaba destrozada ¿cómo olvidas que la persona a la que más amabas te engañó con otra?

Nos sentamos en su cama y me aferré a su cuerpo para no perder el control sobre mis emociones.

Pasaron minutos... quizá una hora o dos, abrazados, finalmente encontré las palabras que se habían revuelto en mi cabeza y empecé a contarle todo.

—Adrien me fue infiel —susurré, no estaba segura de si me había oído —Durante los últimos cuatro meses

Sus brazos se tensaron, podría jurar que se estaba mordiendo la lengua para no soltar alguna grosería.

—¿Cómo supiste? —su tono era el más molesto que había usado desde que nos conocemos

—Fui a su mansión... me dijo que se sentía mal y que iría a casa, para hacerlo sentir mejor le llevé una caja de macarrones... pero cuando me detuve frente a su puerta, escuché que se reía con una chica llamada Lila, luego...

Se me hizo un nudo en la garganta y no pude terminar mi relato, pero no hizo falta, Luka entendió perfectamente lo que había pasado.

—Ese grandísimo... —suspiró y se separó un poco para mirarme a los ojos —No llores por él, es un imbécil, se pierde de una grandiosa persona, amiga, novia; fue su error, encontrarás a alguien mejor

Sonreí y me quitó las lágrimas de la cara con sus dedos. Luego agarró la malteada de chocolate de la mesa y me sujetó el popote; hasta este punto, seguía sin soltarlo.

Tomé el popote con mi boca y comencé a tomarme la deliciosa malteada que Luka me había hecho.

Pasamos el rato tomando una malteada tras otra, hasta que nos las terminamos y decidimos que la siguiente bebida sería refresco. Hizo palomitas y vimos una película de acción, con la mejor banda sonora posible.

Fue ahí cuando se me ocurrió una idea.

—¿Y si hacemos una canción? —pregunté mirándolo sonriente

Al Compás Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora