Cap 5†

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Catriél West

Tiré abajo todo lo que se encontraba en el escritorio y comencé a maldecir una y otra vez mientras que poco a poco sentía como el infierno está comenzando dentro de mi. Me quedo de pie ahí, mirando de frente a las fotografías de una mujer que creía, debía estar siendo consumida por gusanos o animales salvajes al mismo tiempo que tenía vivo el recuerdo de Ámbar caminando mientras sostenía un café en la mano, no soy lo suficientemente idiota como para saber que esa era la chiquilla que fue mía, que aún es mía.

Miro a Eidrén quien se encuentra frente a mi, mirando y observando cada paso que doy, examinando mis acciones.

-Explícame, ¿Cómo mierda es esto posible?- dije lanzando con rabia las fotografías a la cara del bastardo que se encontraba de pie justo frente a mi -déjame recordarte algo- dije antes de que pudiera contestarme -Hace tres años me dijiste que está maldita mujer estaba muerta, ¿Para ti eso está muerto?- dije mientras revoloteaba las demás fotografías de Ámbar en su cara.

-Catriél, ella no tenía porqué morir- contestó sin despejar los ojos de las fotografías -ella no merecía morir y no me importa lo que digas, en mi conciencia no quedará que maté a una chica que es inocente y no cometió nada-.

-¿Conciencia?- pregunté de un modo sarcástico echando a reír -tú estás podrido igual que yo y al igual que todos los que trabajan aquí. No me salgas con esa mierda porque sabes que no es verdad, has matado más a más personas de las que puedes contar con tus malditos dedos. Algo pasó con esta zorra que tú no pudiste matar solo porque eres un blando- espeté frente a su cara, él se encontraba inexpresivo, no le importaba y si lo hacía estaba tratando de ocultarlo y lo hacía muy bien.

Se quedó unos minutos ahí, sin hacer o decir nada y yo me limité a tratar de calmarme para poder pensar con claridad pero viendo las circunstancias era algo casi que imposible. Me dirigí a mi escritorio y abrí el cajón sacando un arma, le miré tratando de buscar alguna acción en él pero nuevamente ni se inmutó.

-¿Vas a matarme?- preguntó a la vez que soltó una risa sarcástica.

-No- dije mientras sacaba la pipa del cajón y la colocaba en mis labios para luego prenderla -o al menos no por ahora- dije sacando caladas de humo -¿No quieres verla por última vez?- dije sonriendo y es entonces que hasta ahora, pude verlo reaccionar.

-Esa mujer nunca te hizo nada, ella jamás habló y ella jamás te perjudicó en algo, si quieres mátame, pero solo déjala vivir en paz- recalcó acercándose a mí -¿Por qué ahora te interesa? Fuiste tú mismo quien me ordenó asesinarla-.

-Y no lo cumpliste- le cuestioné -y no me interesa esa chiquilla para nada, pero por lo visto a ti sí, te olvidaste de nuestra regla más preciada. "Jamás reveles tu debilidad porque será usada contra ti, incluso de los que crees son tus compañeros" Me serviste mucho, lastima que terminaste por ser un desperdicio- dije dando otra calada a la pipa- si desde el inicio me hubieses dicho que la querías, te hubiera matado junto con ella y estarían en el infierno juntos, pero no, tu maldito y jodido error fue creer que pudiste haber pasado por encima de mí y sobre mis órdenes y eso es algo que voy a tolerar-.

-Técnicamente sí pasé sobre tus órdenes, porque hasta ahora, tres años después de lo sucedido te acabas de enterar, si somos sinceros creí que que serías más listo para poder descubrirlo- se burló y me límite a dejarle hablar -¿Y qué se supone que harás, vas a torturarme en el calabozo hasta que me arrepienta?- sonrió, estaba retándome pero para su desgracia esta vez su juego ya no le funcionará.

-No, claro que no- otra calada a la pipa -en realidad no pretendo ser misericordioso contigo en ningún momento. Sé que eres fuerte porque fui yo quien te entrenó. Tal vez a ti no te duele pero no creo que ella sepa resistir. ¿No quieres verla otra vez? Claro, en esta ocasión no podrás ni tocarla, solo te limitarás a escucharla y verla gritar de dolor.

Tú Mi Obsesión, Tu Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora