Cap 7†

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Salí de aquel horrible con un mal sabor de boca. Me encontraba caminando por el mismo pasillo de hace unos momentos, a mis espaldas venía un hombre, supongo que haciendo guardia para que no me escapara, no le dirigí la palabra y mucho menos lo miré, todas las personas en este lugar deben ser igual o peor que Catriél, será mejor mantener una distancia considerable con ellos.

Caminamos unos momentos más hasta que nos detuvimos frente a un par de puertas, pero ésta vez no era de metal, era de madera y de un hermoso color tipo chocolate oscuro.

-Puede pasar al despacho, señora- escuché a mis espaldas y el escuchar la palabra “señora” hizo que la sangre me hirviera.

-¿Señora?- dije hablando en un tono más fuerte de lo usual -¿Quién demonios te dijo que podrías llamarme por esa maldita palabra? ¿Señora?-.

Y estaba justo por girarme para hacerle frente cuando ambas puertas se abrieron de par en par, dejandome ver al demonio que yacía dentro de la habitación.

-Hay que trabajar en tu lenguaje, linda- su mirada conecto con la mía mientras me miraba de forma dominante, después de unos momentos desvió su mirada hacia el hombre tras de mi -Retirate-.

-Si señor- contestó aquel hombre y se fue hasta desaparecer por uno de los grandes pasillos.

Se hizo a un lado dejándome libre el camino indicándome con un gesto que pasara. Respiré profundamente y tomé todo el valor posible. De ahora en adelante lo que sea que diga, hable, piense, o la forma en la que actúe, debe ser con extremo cuidado, pero sobre todo, debo actuar estratégicamente para intentar mantenerme con vida el mayor tiempo posible.

Observo con detenimiento el lugar, es una habitación realmente enorme, tenía al frente un balcón y grandes ventanales a ambos lados, en el filo de las paredes se encuentran dos inmensos y grandes libreros. Frente a la entrada del balcón se encuentra su escritorio que es iluminado con una hermosa luz natural, y unas cuantas sillas, también miro en una de las paredes un mini bar, unos cuantos sillones bastante grandes y hasta el fondo, cerca de una esquina, logro visualizar una escalera, miro con más detenimiento y es cuando me doy cuenta que debe haber algo en la parte de arriba pues esa escalera tiene que llevar a algún lugar.

-Espero te quede muy claro tu lugar y posición en este sitio- comenzó hablar mientras interrumpía mi tranquilidad mental- ahora mismo acabas de venderme tu alma, técnicamente- dijo mientras reía y me tomaba de la cintura pegándome a su pecho -sé que eres consiente de tus palabras y de lo que acabas de decir hace unos momentos allá abajo- sabía a qué se refería, no quería aceptar lo que tuve que decir y mucho menos pensar en qué haré o lo que tendré que fingir hacer o sentir.

-Suéltame- demandé liberándome de su agarre, para mí fortuna no puso resistencia. Avancé unos cuantos pasos mientras analizaba el lugar.

-Solo para aclarar las cosas, quién manda aquí soy yo- dijo a la vez que caminaba tras de mi -por lo tanto- dijo tomando mis caderas y poniéndome de espaldas al librero en un solo movimiento al mismo tiempo que me pegaba a su cuerpo -quién da las órdenes soy yo- habló tan cerca de mi que no pude evitar cerrar los ojos y cambiar la dirección de mi mirada -y quiénes siguen las órdenes, son ustedes-.

Y sin dejarme tiempo de responder pegó nuestros labios mientras me hacía besarle, no le respondí el beso, yo solo trataba de liberarme, puse mis manos en su pecho buscando alejarlo de mi pero al hacer está acción Catriél tomo mis muñecas poniéndolas sobre mi cabeza, paso una de sus manos a mi cuello y comenzó a apretar, me negaba a abrir los labios, no le correspondería el beso, pero la falta de aire comenzaba a sentirse cada vez más, lo último que quisiera era desmayarme así que, resignada a hacerlo, abrí mi boca en busca de oxígeno y pude sentir cómo en cuanto lo hize,  Catriél aprovechó para meter su lengua, jugueteaba con la mía y continuaba besándome de una forma tan desesperada que creía que no me dejaría ni respirar. Quitó su mano de mi cuello para ahora colocarla en mi vientre, en ese justo momento comencé nuevamente a moverme en busca de mi libertad, sé lo que estaba apunto de hacer, mi corazón se aceleró cuando sentí cómo él se deshizo del broche de mi pantalón, sin tardar tanto su mano llegó a mi zona.

Tú Mi Obsesión, Tu Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora