Cap 21

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(Catriél)

Estoy desesperado, por primera vez en mucho tiempo vuelvo a sentir miedo, siento que todo se me viene a bajo.

Lo ultimo que escuche de ella, de su voz, fue mi nombre gritándolo, no sé dónde está, no sé quién está detrás de todo esto, pero de lo que estoy seguro es que yo mismo con mis propias manos lo mataré, mataré a quien la alejo de mi.

Ella es mía, siempre lo será, y voy a recuperarla, nadie que no sea yo la puede tener.

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(Ámbar)

No sé dónde estoy, mi cabeza duele y de nuevo las ganas de llorar no faltan, ¿Por qué tengo que pasar por todo esto?.

Trato de calmarme y me doy cuenta que estoy en un cuarto, no sé qué está pasando, pero una vez más se me hace familiar el ya conocido sonido de la puerta abriéndose seguido de una persona pasando.

-Hola Ámbar-

Mis ojos se llenan de lagrimas y no espero más para correr a sus brazos, me recibe con un abrazo seguido de un beso.

-Pero... No entiendo, Catriél dijo que estabas muerto y... yo... perdón... perdón por no esperarte soy una tonta y...-

-Ámbar tranquila, todo está bien, ya estas a salvo y...-

-No, no estoy a salvo, tu sabes mejor que nadie que él nunca me dejará- camino hacia la cama y me siento en ella -y... aparte.-

-¿Aparte qué? ¿Pasa algo?- dijo incándose ante mi-.

-Eidrén estoy... embarazada- nuevamente lagrimas caen y aparto mi mirada debido a la vergüenza.

-Es de...-

-Si, de Catriél-

-Te dejaré sola si es lo que quieres- dice poniéndose de pie -por cierto, te traje algo-

Me sonríe y mi mirada se enfoca a lo que carga en sus manos.

-Kira- corre hacia a mi y lame mi cara haciendo que una sonrisa se dibuje en mi rostro -gracias, muchas gracias, pero, ¿Cómo sabías que era mía? o ¿Qué tuviera un lobo?-

Solo se dedica a darme una sonrisa y salir del cuarto para ahora, quedarme sola, bueno, al menos Kira esta aquí.

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-Ámbar, ¿Quieres comer algo?- dice Eidrén después de cruzar la puerta -¿cómo está la cachorra?-

-Bien, con hambre supongo- digo mientras acaricio a Kira.

-¿Tienes hambre?- dice acercándose y extendiendo su mano hacia mi -vamos, también para Kira hay comida-

Le dedico una sonrisa y tomo su mano, Kira baja de inmediato de la cama y sigue mis pasos.

Bajamos las escaleras mientras estábamos tomados de la mano.

-¿Seguimos en Francia?- pregunté una vez entramos al gran comedor.

-Sí, pero mañana volveremos a los Ángeles-

Solo asentí y me senté en la mesa, segundos después una señora entra con dos platos en sus manos.

La cena transcurría tranquila, Eidrén me explico mejor cómo es que logró salir, sin embargo, sé que Catriél no me dejará, el nunca me dejará tranquila, y como era ya conocido...

Otra vez mi dolor volvía, mi infierno regresaba, la única pregunta que tenía era, ¿Por qué? ¿Por qué a mi?...

Al momento de llevarme un bocado a la boca un fuerte sonido ya familiar invadió mi poca paz, el sonido de las balas se hacían presentes nuevamente.

-Es Catriél, sabe que estás aquí- dijo Eidrén tratando de tranquilizarme ¿Cómo espera qué me tranquilice?

Salgo de inmediato no sin antes tomar un cuchillo de la cocina y me dirijo al cuarto de arriba, subo lo mas rápido que puedo pero algo me detiene, escucho un quejido de Eidrén y sin pensarlo me dirijo hacia el, esta en el suelo con una de sus manos en su costado ¿por qué?.

Las lagrimas salen y caen en sus mejillas, recuesto su cabeza en mis piernas y me mira sonriente.

-Tranquila Ám, es- estaré bien, no, no es na- da-

-Por favor no me dejes, no ahora...-

La puerta de la entrada se abre de golpe y me deja verlo, me deja ver a ese maldito, me mira y sonríe, sonríe de manera como si encontrara el tesoro que más buscaba.

-Te encontré mi pequeña-

Eidrén me mira y entonces entiendo su mirada, dejo un beso rápido y corro hacia el cuarto, ignoro todo lo que pasa y solo me dedico correr.

-¡Ven aquí!- grita Catriél, la desesperación se apodera de mi pero sigo corriendo.

Entro al cuarto y cierro la puerta con seguro, atranco la puerta con una silla y me dirijo al baño.

No volveré a ese infierno, no volveré a su lado, no lo haré.

Empiezo a buscar una salida, una ventana, algo que pudiera darme mi libertad y es cuando veo una puerta detrás de un estante, lo jalo y abro la puerta, cruzo cerrándola detrás de mí, pero ya no hay nada, está vacío, atasco la puerta con una madera larga que encontré y me siento en una esquina.

La desesperación me invade, este es el final, definitivamente lo es, ya no hay escapatoria me niego a volver con él, miro el cuchillo que aún sostengo en mi mano, lo acerco hacía mi muñeca, cierro los ojos, y sin pensarlo hago un corte vertical en ambos brazos, las lágrimas salían de mis ojos pero pararon al ver a un ángel, todo en él era negro -ya no llores pequeña niña, si me lo permites haré que tu sufrimiento termine aquí- lo miré, esbocé una sonrisa y asentí -hazlo- le respondí, de inmediato el ángel de la muerte besó mis labios y extendió sus alas, en ese exacto momento, una paz inmensa me invadió, una tranquilidad que nunca había sentido se hizo presente, me arrastré en el suelo para quedar acostada, y poco a poco mis sentidos se fueron apagando, de fondo escuchaba levemente los gritos de Catriél diciendo que abriera la puerta, volví a sonreir, "antes muerta que volver contigo, púdrete" pensé -por fin estoy en paz- fueron mis últimas palabras, y ahí, en ese cuarto en obra negra, me fuí por fin me fui, esa libertad que tanto deseaba, la conseguí.

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Atte: Ary y Mercy

©️ Corrección y edición: Mercy Martell

Tú Mi Obsesión, Tu Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora