Tres años después:
Tres malditos años habían pasado ya, en los que me vi obligada a tener que olvidarme de todo lo que alguna vez amé y disfruté en mi vida, ya no tenía caso recordarla, ya que la oportunidad de tenerla de nuevo no existía
Cuando aún era libre, cuando podía salir sin miedo a que alguien me atrapara, cuando no tenía la incertidumbre día y noche de que alguien me llevara y me alejara de todo, cuando podía salir sin tener que voltear a todos lados con el miedo de que de repente él apareciera, cuando al mirar a alguien ese rostro no aparecía, su maldita cara, cuando podía salir vestida como me gustase sin importar qué y no como ahora, que apenas salgo para trabajar vestida como si fuese una persona en incógnito con el miedo a que alguien me reconozca o vea mi rostro. Cuando podía dormir tranquila por las noches y tener unos sueños que al recordarlos por las mañanas me hacían reír por lo tonto e ilógicos que eran, no como ahora, que cada que cierro mis ojos intentando dormir los recuerdos de aquel día llegan y se apoderan de mi y mi mente torturandome, haciendo que mares de lágrimas caigan por mis mejillas, al cerrar mis ojos el rostro de ese hombre que hizo de tan solo un día un infierno, esas pesadillas que me hacían gritar y al despertar saber que no solo había sido un mal sueño, una mala jugada de mi subconsciente como broma si no un recordatorio de lo que alguna vez tuve que vivir, del infortunio que pasé.
Era tan feliz y no lo sabía, era tan afortunada y ni siquiera lo noté, hace tres años me encontraba tan libre como una mariposa en un inmenso campo de flores, tan libre como los animales revoloteando por el bosque. Nunca supe valorar todo lo que tenía y valorar tanto mi vida, nunca valoré tanto mi libertad hasta que ese hombre llegó y me quitó todo, realmente se llevó todo lo que alguna vez tuve y pude tener, se llevó hasta mis ganas de vivir.
Ese hombre, ese maldito hombre que se encargó de hacer de mi vida una completa miseria y un infierno en el cual estoy atrapada, pues las cadenas que están atadas en mis pies son las mismas que arrastra mi mente con los recuerdos de él, de ese asqueroso hombre que mantiene un nombre y apellido, Catriél West, un hombre tan maldito como el mismo infierno. Un hombre que jamás volví a ver pero que mi mente me encargaba de recordarme cada noche antes de irme a dormir, ese hombre que recordaba cada que escuchaba un auto o una camioneta detrás de mí, ese hombre que hizo que cada que saliera de casa mis sentidos se alertaran al máximo porque de no ser así, sabía que no podría volver un día más. Antes salía sin preocupaciones, ahora, cada mañana pido no volver a ese lugar, no volver a él.
Hace tres años creí que mi vida había terminado y que había llegado a su fin, pero aquel hombre, ese hombre de nombre Eidrén, el encargado de terminar con mi vida decidió que no sería así, que aún tenía cosas por vivir y cosas que hacer, en el pequeño lapso de tiempo que pasó, él me hizo saber que aún podía vivir y continuar, que podía aún encontrar una pequeña luz en un túnel oscuro y que yo podía salir de un complejo agujero donde me metí.
Sonreí al recordarlo y una pequeña nostalgia invadió mi ser, agradezco a Eidrén pues de no ser por él yo no seguiría aquí hoy, ya que el día que él me daría fin se negó a hacer esa acción, en cambio, tan rápido como pudo me ayudó a convencerme de seguir, de vivir, de continuar y me ayudó a escapar, formar una vida o el intento de una nuevamente.
¿Dónde me encuentro ahora? ¿Cómo viví? Bien, supongo que la respuesta a esas preguntas marcan el inicio de lo que comenzó más tarde como una pesadilla. Siendo honestos, preferiría haber muerto aquel día a tener que soportar lo que vino después. Ya que todo cayó en picada en mi vida, todo, absolutamente todo fue de mal en peor.
Flashback
-Si no pudiste hacer nada no fue tu culpa entonces- dije y solo me miró atento así que continúe- estoy segura que te ha perdonado donde quiera que se encuentre pues sabe que hiciste lo que pudiste y aún más de lo que debías. Esa persona ya te ha perdonado, y yo también lo hice ya. Así que vamos, ya puedes hacerlo... dispara porfavor, me estarías haciendo un favor, yo ya no puedo vivir con esta carga que me va a atormentar. Así que solo, házlo, y libérame de esta maldición.