Lim Jaebeom es el hijo del pastor de la iglesia de Jinghae, un pequeño pueblo al sur del país donde la población no supera a los 500 habitantes, en su mayoría fieles devotos a dios.
La calma del pueblo se ve alborotada con la presencia de una nueva...
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Jaebeom despertó temprano el lunes para ir a clases, cuando salió al comedor ya JinYoung se encontraba allí, desayunando junto a su padre como de costumbre.
Los padres de JinYoung viven en la gran ciudad, y él prefería vivir con su abuela. Una señora muy mayor que necesitaba los cuidados de alguien todo el tiempo, JinYoung adoraba a su abuela con el alma y por esa razón abandonó su vida en la ciudad para cuidar de ella. Jaebeom sentía envidia, él nunca había salido de Jinghae. Su padre no se lo permitía. De cuando en vez, JinYoung iba a visitar a sus padres y le traía fotos a Jaebeom. También le traía discos musicales y películas, Jaebeom guardaba todas esas cosas en una caja de zapatos al fondo de su armario, sentía que su padre iba a enloquecer si encontraba esas cosas. No tenía permitido tener móvil, mirar la televisión o hacer cualquier cosa que un joven normal haría. Aún así, apreciaba a su padre. Lo amaba, lo admiraba y sobre todo, lo respetaba. Su padre cuidó de él toda su vida, incluso después de la muerte de su madre. Veló para darle una buena educación y que nunca le falte nada.
—Buenos días papá, buenos días Jin. —Saludó Jaebeom, besó la frente de su padre y se sentó junto a JinYoung. Comenzó a desayunar escuchando la conversación de su padre con JinYoung, hablaban de la nueva familia.
— Pasamos el sábado por la mañana a saludar, son muy agradables. Son de China, me contaron que son deportistas y quieren enseñar a los jóvenes del pueblo el amor por los deportes. Aunque, el hijo no parece ser tan buena persona...Se la pasó encerrado mientras acomodábamos la casa. Fue extraño.
— ¿Tienen un hijo? Oh, ese señor se muy mayor para ella. Además, no vi ningún joven en la iglesia ayer con ellos. Dios tenga compasión de su alma. —Comentó su padre distraído, tomando de su café.
—Oh no, son padre e hija. Jia Er es el hijo de ella. Y tiene razón, yo tampoco lo vi en la iglesia ayer... Tenía ganas de que asistiera. Le prometí a su madre que seríamos amigos de su hijo. Por cierto, termina de comer Jae, debemos ir por él.
—Había olvidado eso... —Murmuró Jaebeom al salir de la casa con JinYoung.
Pocos minutos más tarde, estuvieron frente a la casa de la nueva familia. Jia Er ya estaba allí, lucía demasiado curioso con su uniforme. No combinaba con su dura apariencia.
— Jia Er ¡Hola! —Saludó JinYoung con su encantadora sonrisa. El chino le miró y luego lo miró a él.
— Jackson —le corrigió— Me llamo Jackson.
—Mhn... Bueno, Jackson. Soy JinYoung, y él es Jaebeom. Le prometimos a tu madre que te acomp-
—No me interesa ser su amigo. Ahora, solo llevenme a la escuela.
JinYoung se molestó, estaba a punto de responderle cuando Jaebeom tomó su mano para tranquilizarlo y asintió. —Descuida, te llevaremos y ya está.
El trío comenzó a caminar, JinYoung y Jackson estaba molestos y Jaebeom caminaba en medio de ellos. Llegaron a la escuela sin contratiempos y Jaebeom se encargó de ayudar a Jackson a llegar al salón. Pues desde la llegada, JinYoung desapareció en busca de su novia.
