Capítulo veinte

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— ¡Jackson! —Gritó Jaebeom al salir de la iglesia

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— ¡Jackson! —Gritó Jaebeom al salir de la iglesia.

Ganó la atención de algunos habitantes que pasaban por allí, pero no la atención que deseaba, no a Jackson.

No iba a darse por vencido, por esa razón lo siguió hasta que pudo tomarlo hasta un callejón del pueblo y acorralarlo contra la pared. —Jackson...

El chino parpadeó un par de veces, e intentó apartar a Jaebeom. No fue tan fácil como pensó, ambos chicos eran lo suficiente fuertes para mantenerse acorralados entre sí. Jackson suspiró rendido. — ¿Qué quieres, Jaebeom?

— Necesito hablar contigo, Jackson... Es importante.

Dudó, no quería hablar con él, pero al mismo tiempo quería lanzarlo contra la otra pared y besarlo. Joder, como extrañaba esa boquita.

— Jackson... Yo fui un idiota, he estado pensando las cosas y... Y no es así, amar a alguien no es un p-

Sus palabras fueron interrumpidas por el dedo de Jackson en su boca, frunció el ceño molesto y señaló la calle. Nadie estaba allí escuchando, sin embargo, cualquiera podía hacerlo. —Pueblo pequeño infierno grande. —Recordó Jackson. —Vamos a mi casa.

No ponía un pie en la casa de los Wang desde el día de la mudanza, unos siete meses atrás. Era increíble como el tiempo pasaba, dentro de poco, tendría un año de conocer a Jackson.

Ahora que lo pensaba, dentro de poco todos sus compañeros se irían a la ciudad, y aunque nunca mencionó el tema con Jackson, era lo más probable que también se marchara. Se quedaría solo.

— Bienvenido a mi cuarto, puedes ponerte tan cómodo como quieras.

Jaebeom asintió, retiró su corbata y saco antes de echarse a la cama. Jackson en cambio cambió sus jeans por unos pantalones de hacer ejercicio. No pudo evitar deslizar su mirada por aquellos riquísimos muslos que quiso saborear.

Era mejor que en su imaginación.

— Jackson... —Comenzó a decir cuando él se acostó a su lado, pero nuevamente calló sus palabras.

— No es necesario, Jaebeom.

— No sabes lo que voy a decir.

— Lo sé. —Susurró, Jackson ahora estaba acomodado de forma que sus rostros quedaban de frente. — Sé lo que vas a decir.

Lo que Jaebeom no sabía era que Jackson había escuchado la conversación con la abuela de JinYoung. El pulgar de Jackson rozó sus labios antes de besarlo.

Finalmente, las cosas volvían a su lugar.

Finalmente, las cosas volvían a su lugar

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Pecado ; jackbeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora