Lim Jaebeom es el hijo del pastor de la iglesia de Jinghae, un pequeño pueblo al sur del país donde la población no supera a los 500 habitantes, en su mayoría fieles devotos a dios.
La calma del pueblo se ve alborotada con la presencia de una nueva...
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— ¿Llegaste, amor? —Preguntó Jaebeom desde la cocina al escuchar el particular sonido de la puerta al ser abierta.
— Ah, esta puerta no me deja sorprenderte, amor. —Se quejó Jackson haciendo fuerza para poder cerrarla. — Feliz cumpleaños, mi amor.
Susurró besando los labios de su marido por escasos segundos, y levantó frente a sus ojos una gran bolsa de regalo. — ¡Jackson! Te dije que no era necesario un regalo, tenemos que p-
— Shhh. —El chino colocó su dedo sobre los labios de su esposo antes mientras reía. — Ya vienes con la misma cantaleta de todos los años.
El coreano rodó sus ojos y tomó la bolsa de regalo. Jackson sonrió, y se dedicó a preparar la mesa, sus ojos brillaron al ver el delicioso almuerzo. Adoraba la comida de su esposo, aún recordaba como su lazo fue formándose a base de comida durante sus años de secundaría.
Extendió su mano y acarició la mejilla de Jaebeom quién comía el arroz sin prestarle mucha atención. — Hnm...
— Solo recordaba cuando nos conocimos. —Murmuró sonriente, el coreano besó la palma de su esposo y cerró sus ojos.
— Te amo tanto.
— Aún no abres tu regalo. —Recriminó Jackson, abultando sus labios.
— Aún estoy enojado porque me has dado un regalo cuando deberías haber usado ese dinero para reparar la puerta.
— Tengo el esposo más extraño del mundo. —Musitó Jackson entre risas.
— Aun así me amas.
— Eso es verdad, te amo muchísimo Lim Jaebeom. —Dijo él, y se inclinó lo suficiente para besarlo. — Ahora, abre tu regalo.
Jaebeom formó un puchero, y alcanzó la bolsa de regalo, Jackson se veía más emocionado que el propio cumpleañero lo que tenía al chico un poco nervioso. ¿Con qué ocurrencia había saltado su esposo esta vez?
De la bolsa, extrajo un hermoso bolso negro de cuero sintético con finos detalles plateados y las iniciales de su nombre inscrito en el bolsillo principal, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Felicidades, maestro Lim
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