Capítulo 5.

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Ya no siento el dolor de los golpes que me están infringiendo todos esto capullos, por mi incluso me da igual si me dan un mal golpe y me matan, pero seré fiel a las reglas de mi hermandad y no dañare a nadie, tampoco puedo esperar que alguien me ayude, solo esperar que esto acabe.

-¡LARGO TODO EL MUNDO!- en esto que ya había perdido la esperanza oigo la voz de Jun Pyo parando a la gente -¡DEJENLA EN PAZ! Levanto la mirada mirando que está peleando con todos los que me están atacando.

-¿Uhm? ¿Jun Pyo?- me fue a tocar, pero le aparto un poco atusada -¡No...! Jun Pyo no hizo caso y me abrazo.

-Perdóname, por favor, no me apartes de ti- me cogió en brazos y me llevo con él -te curaré las herida, mi pequeño viento...

-”Yo...no...he...hecho...nada...malo...” Digo en tono bajo.

-Ya calma, ahora descansa.

-”¿Sigues...pensando...mal...de...los...Assassin...?”

-No pienso mal de los Assassin, ya que se que eres sincera y confío en tu palabra, entenderé que tuviste algún motivo para ocultar tu verdadero genero. Entre sus brazos rompo a llorar mientras él intenta calmarme.

Jun Pyo me llevo a su casa donde asustados nos recibieron sus empleados.

-Tengo manos para hacerlo, déjame. Jun Pyo al sentirse arrepentido decidió ponerse a curarme.

-Estate quietita o te amarro- es muy delicado -tenias que haberte defendido y más sabiendo que esos no te llegan a la suela de tus zapatillas, eres una Assassin de alto nivel, podías darle una buena paliza a todos.

-No lo hice por el mismo motivo que cuando te puse mi cuchilla oculta en la cara no te mate.

-Las reglas de tu hermandad son muy estrictas.

-Sí.

-Pues eso hace que te vea tonta ¿Estás segura que eres una mente brillante? Porque pareces más tonta que un mono.

-¿Preferirás que manchara más mis manos?

-No tanto como eso, pero si que te defiendas, por la tontería de no hacerlo mira como estás, incluso te has torcido la pierna, ahora que se que eres una chica quiero que te cuides más tu cuerpo.

-¡¿Piensas que ahora que soy mujer te hará ver más hombre?!- no me respondió -pues no te lo tengas tan creído ya que no lo he hecho por gusto ¿Lo captas?

-Voy usar esta toalla caliente para tu cara, así que cierra los ojos.

-No, quita...- intento evitarlo, pero él me agarra y se pone a limpiar mi cara con ella -¡Uhm! Quema mucho.

-Quita, no temas- hice caso y deje que continuara -tenias razón, puedes terminar tu sola. Me tiro la toalla en la cara y se fue.

-Puto tarado mental.

Sola me puse a terminar de curarme en el baño a la vez que me relajo y olvido el día de hoy.

-Me dijeron que acabaste ya.

-¿Qué quieres ahora?

-Terminar con lo que empece.

-¿El qué? ¿Insultarme? ¡Vag! Paso, de lo que me digas. Me puse a buscar mis cosas para irme cojeando.

-¿Qué buscas?

-Mis cosas para irme de tu casa, no soporto que te tomes a la ligera el traerme aquí.

-Estabas mal herida, como tu cuidador tengo que cuidar de ti ¿No te acordabas que lo acorde con Shibuya?

-¡Gru!

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