Entre Mundos (Capítulo 13)

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                                                                    13 

Llegaron al final de la larga subida extenuados y volviendo la vista hacia atrás solo vieron un sinfín de peldaños que se perdían a lo lejos y no había ningún rastro del portal que les había dado acceso a ese mundo. Se encontraron con un paisaje en el que nunca habían estado. La apertura de la escalera se fue cerrando bajo sus pies y quedaron en medio de una gran llanura de hierbas bajas. Giraron sobre sí mismo y observaron que a lo lejos había una cordillera de montañas sobre las que había tres soles que hacían que la claridad que había fuera como la de un día de pleno verano en el mundo terrenal. Lo que había más cercano a ellos era un espeso bosque que se encontraba entre la cordillera y ellos. La temperatura era muy agradable, no hacía frío pero tampoco demasiado calor, por lo que no se extrañaron de la única vestimenta que llevaban encima. No sabían cuando habían cambiado sus ropas por aquella tela que les cubría de cintura para abajo, hasta los muslos, dejando el resto del cuerpo al desnudo. Mantenían su aspecto físico, su constitución no presentaba ninguna alteración pero  sí que había cambiado el color de su piel que era mucho más pálida.

Tetric les comenzó a explicar que sus cuerpos eran ahora esencias en tránsito. En el mundo terrenal eran una sustancia etérea pero en el mundo de tránsito, en el que se encontraban, eran totalmente corpóreas, mantenían los mismos sentimientos y sentidos que tenían en la vida terrenal.

Comenzaron a caminar hacia el bosque porque era el único referente que tenían allí y tampoco sabían adónde tenían que dirigirse.

A medida que se iban acercando, la hierba aparecía muerta a sus pies para desaparecer más adelante. A poca distancia de los primeros árboles la tierra aparecía yerma, extremadamente dura y de color gris oscuro. Los árboles tenían un color ceniciento y habían perdido todas sus hojas. Todo estaba muy silencioso, no se oían pájaros que cantaran, no se veía ningún animal y se desprendía un aire de tristeza y abatimiento. Tras unos momentos en silencio observando aquel misterioso bosque, Tetric continuó hablando sobre lo que eran ahora y lo que podían encontrarse en aquel mundo. 

- Luis, debo advertirte que en estos mundos que empezamos a visitar nada te parecerá real, pues aquello que tiene que ser por lógica, no lo es, y lo que es ilógico es normal y posible. 

- ¿Qué quieres decir? – quiso saber Alberto. 

- Mira ese bosque. - le dijo a Luis, ignorando a Alberto. Esos árboles que te parecen simples vegetales no lo son sino que son devoradores de esencias, o almas como lo llamáis vosotros, y si eres engullido por uno de ellos jamás podrás llegar a tu destino final. Con suerte pasarías a otra dimensión o quizá quedes atrapado en este bosque, o a lo mejor... 

- ¡Venga ya! ¿Pretendes que me crea esta estupidez? ¡Vamos hombre! Eso es imposible porque ya estoy muerto. 

- Estás muerto en tu forma terrenal, ahora estás vivo en otra dimensión en la que... 

Antes de terminar la frase, Tetric salió corriendo como una exhalación mientras de su boca salía un grito capaz de helar la sangre a cualquiera. 

Luis y Alberto vieron como se adentraba en aquel bosque y desaparecía en él. 

-¿Qué le ocurre? - preguntó Alberto. 

- ¡Y yo que sé! Vaya guía que me ha tocado – dijo mirando el punto por el que había desaparecido Tetric. – Sale corriendo y me abandona aquí. 

- Perdona, "nos abandona". 

- ¿”Nos”? Tú no deberías tener ningún derecho a estar aquí, asqueroso asesino. – gritó Luis encarándose a Alberto. 

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