Entre Mundos (Capítulo 8)

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Acababa de pasar las puertas automáticas, para entrar en una sala donde se encontraban muchos compañeros suyos. Algunos que habían empezado hacía poco y otros a los que conocía de siempre.

Cortavidas saludó a aquellos con los que tenía una relación más allegada. Se dirigió hacia el cartel que decía "Coja su turno" y tiró del papelito que sobresalía del aparato. El 958. Elevó la vista hacia el marcador electrónico con las palabras impresas en la parte superior que decían "Su Turno". Marcaba el 712. Calculó el tiempo de espera como había hecho otras muchas veces y aunque no debía aguardar tanto como en otras ocasiones, tenía tiempo más que suficiente para relajarse un poco, charlar con sus amigos y distraerse.

Se dirigía hacia la zona de descanso habilitada para ellos cuando una mano le tocó el hombro por detrás.

Era Segador, un compañero desde sus inicios, antes incluso de que fueran llamados para hacer el trabajo que ahora llevaban a cabo. Ambos habían muerto el mismo día y a la misma hora, en un naufragio. Se conocieron en Tránsito y a partir de entonces sus muertes habían transcurrido de forma paralela. Habían sido destinados a los mismos lugares, y zonas, hasta que les propusieron vivir en Ciudad - Tránsito y realizar los trabajos que se les encomendaran. 

Ambos accedieron, sabiendo que muchos no aceptaban aquella clase de trabajo, pero por contra tenían la ventaja de no perder totalmente el contacto con la vida terrenal. 

- ¡Ostras tío!, hace mucho tiempo que no nos vemos. 

- Demasiado, pero últimamente hay mucha faena. 

- ¿Sabes qué me tocó en mi última misión? 

- ¡Qué!

- Me tocó tener que recoger a un nieto de la sexta generación. No me gusta tener que hacerlo pero no hay más remedio que cumplir las órdenes. Solo tenía 3 años terrenales. 

- Joder y, ¿cómo tuviste que hacerlo? 

- Un incendio - le informó Segador. 

- Al menos tuvimos la suerte de que no nos tocara recoger a uno de la primera generación, eso sí que es una gran mortada. 

Entre ellos llamaban mortada cuando tenían una misión en la que se tenía que recoger a un familiar. Aquella era una de los principales inconvenientes que tenías al aceptar ser agente de la muerte. Aunque no era habitual que ocurriera porque intentaban evitarlo quienes daban las órdenes y aunque era su trabajo no dejaba de ser doloroso. 

-¿Qué haces ahora? - le preguntó Cortavidas. 

- Estoy a la espera de nuevas órdenes, ¿y tú? – preguntó a su vez mientras entraban en la zona de descanso. 

Le contó que le llamaron para que fuera al despacho del Primer Agente, y que fue quien le encomendó personalmente la misión que estaba realizando. Le explicó que tenía que recoger a dos chicos que eran especiales. Primero tenía que recoger a uno y traerlo hasta aquí y entonces le dirían donde tenía que ir a recoger al otro y hasta qué umbral llevarlos.  Por lo que supuso, aquella misión tenía que ser muy importante por que el Primer Agente le hizo hincapié en que confiaba plenamente en su experiencia, para llevar a cabo las recogidas y traslados. También le comentó, en tono muy serio, que todo tenía que estar perfectamente sincronizado, desde la preparación de las muertes hasta el traslado final, y no se permitiría el más mínimo fallo.

Segador tuvo sana envidia de Cortavidas, aquella misión parecía tener una fuerte trascendencia por lo que le contaba y le dijo a su compañero que lo más seguro es que alguien le estaba promocionando para ascenderle de categoría.

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