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Les quiero aclarar que aquí Hobi es pelirrojo,¿No hay problema?.

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En cuanto el timbre de la campana sonó, Taehyung ya tenía sus libros y el computador portátil en la mochila. Como si fuera una carrera, se puso de pie y salió apresurado del salón de clases.

Los pasillos escolares se llenaron inmediatamente de gente, todos habían abandonado las aulas y el bullicio se hizo presente. Pero Taehyung no estaba preocupado por eso, estaba preocupado por partir de allí, así que cuando escuchó la inconfundible voz de su amigo llamándolo, cerró los ojos con pesar.

Se detuvo en medio del pasillo, mientras se codeaba con el resto de los estudiantes.

Jimin caminó a paso amplio a su dirección.

—¡Hey! —dijo cuando ya estaba frente a el— ¿qué pasa? ¿a dónde vas?

—E-Eh, pues, a mi casa —contestó con ansiedad.

Jimin lo observó por un momento, estudiándole en silencio. Taehyung lo notó y quiso alejarse de su mirada. Si estaba a punto de descubrirlo, no sabría cómo actuar.

—Perdón, es que tengo que irme —dicho esto, dio la señal de que se encaminaba a la salida.

—No, no, no. Espera —Jimin lo detuvo de un brazo.

—¿Qué pasa? —dijo sin voltear a verlo.

—Eso es lo que quiero saber yo, ¿qué es lo que pasa contigo?

—Pues, nada… no sé a qué te refieres.

Jimin volvió a observar a su amigo en silencio, pero fue breve. Sabía lo que tenía que hacer.

—¿Por qué no hacemos algo? Espérame un momento, iré por mis cosas y después iremos a la cafetería a tomarnos algo, quiero hablar contigo y con tanto ajetreo no ha habido la oportunidad —su tono fue amigable— ¿me esperas?

Taehyung levantó la vista, se veía bastante desconfiado. Aunque no pudo negarse, aceptó como si no tuviera otra salida. Asintió con la cabeza.

Taehyung nunca había sido como el resto de las chicos. Le era difícil expresarse claramente, al parecer las palabras siempre se le escondían en la boca porque nunca podía expresarse como quería. Tartamudear, hablar con monosílabos y casi decirlo todo en susurro era molesto para muchas personas, y eso a el nunca le divirtió.

En su niñez fue molestada cruelmente por sus compañeros de escuela o por cualquier niño que se le cruzara enfrente. Se reían de su cabello, de su cuerpo, de todo lo que se podía ver. La juzgaban sin darse la oportunidad de conocerlo.

Eso lo había convertido en un chico solitario y antisocial.

Lo hubiera seguido siendo el resto de su vida, a no ser por esa persona que conoció en el primer año de bachillerato y a quien nunca olvidaría, ese que se le acercó a entablar conversación con toda la naturalidad del mundo. A pesar de su timidez, no se alejó, sino que por una vez en su vida pudo salir de su burbuja de cristal para entrar al mundo de alguien más.

Jimin había sido esa persona que la había librado de un mundo solitario; era el mejor amigo que pudo encontrar en toda su triste vida.

Ahora esa amistad había entrado en un limbo. Y el no se sentía capaz de salvarlo.

—Ven, acá cerca de la entrada.

Jimin lo condujo de una mano hacia la mesa desocupada frente a la ventana de la cafetería. A esa hora, la cafetería se había llenado considerablemente de personas, no había forma de tener una verdadera privacidad.

Lo Que Fue No Sera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora