Polvo Pica Pica

parte -xix-

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—Naeun es la única que conoce lo del árbol —empieza Taemin sonriendo triste, volviendo a pisar la realidad, aunque era difícil por esas caricias sobre su pelo que le adormecen de una forma que siente que está flotando.

—Le pedí disculpas por todo lo que pasó, le expliqué que soy yo el caliente —Taemin le mira sonriendo, entendiendo y conociendo más a su pretendiente, sí, así habían quedado—, ella comprendió y decidió ayudarnos.

—¿A quiénes?

Minho sonríe feliz de saber que tenía tantas personas de confianza, era tan suertudo.

—Afuera están Changmin, Yunho y Kibum con su mascota —Taemin ríe divertido por lo último—. Vigilan a ver si alguien llega a interrumpirnos en lo que hablamos.

—¿Hablar?

Ambos ríen avergonzados y divertidos. Empezaban a hablar recién.

—Dime que aún tenemos salvación —ruega Minho mirando preocupado los bellos ojos del conejito.

Taemin suspira recordando a su madre, a esa forma tan necia que tenía de ser y ahora ni siquiera quería hablar con su padre, menos con Jinki. No quería escuchar de razones.

—Posiblemente esté buscándome una chica para casarme, sino es que un chico, ahora que sabe que soy gay —suspira agotado—, quizá ni siquiera crea que es real que me gustan los chicos, pese a habernos visto con las manos en la masa.

Minho siente su corazón detenerse, siente el pinchazo de enojo inyectándose en sus venas, entendiendo al fin la magnitud de lo que aquello podía significar, y él no quería que todo terminase de forma tan prematura.

—Encima no deja de decirme que eres mi hermano.

—¡Pero no lo somos!

Taemin le mira con pena. Ni siquiera él sabía de su futuro, ni lo que su progenitora será capaz de hacer con tal de no recibir ayuda de su conyugue, y todo por orgullo. Decía que Sooman terminaría arrebatándole lo poco que le quedaba de su empresa, que aunque lo amara no podía confiar del todo en él, porque llegó justo en el momento en el que su empresa estaba al borde del remate bancario.

—Es la primera vez que peleo así con ella —admite sabiendo que ya no podría aguantar todo eso solo—, desde que tengo uso de razón sé que no debe experimentar emociones fuertes, que es peligroso para su salud —Minho afianza el agarre de la cintura contraria, y entrelaza sus largos dedos con los cortos—, últimamente ha estado tan estresada por perder todo lo que tenemos, que temo que pueda volver a enfermar —sus ojos se llenan de lágrimas de pena y rabia.

Minho no tenía la menor idea, y su corazón duele al saber que poco o nada podía hacer por el lindo conejito que ahora lloraba escondiendo su rostro.

—Ella tenía epilepsia de niña y la tuvo de nuevo en su juventud, y si tiene un carácter tan cambiante es una secuela con la que ya estoy acostumbrado a vivir, Minho no quiero ser el culpable de que su enfermedad vuelva —sorbe la nariz y Minho agradece que Taemin tenga una caja de pañuelos desechables sobre su velador, y le alcanza un par—, siempre evité enfadarla, fui un buen chico, pero ya no lo soporto —Taemin le mira sin esconder el dolor de encontrar un amor y tener que despedirse de él—; no quiero que me aleje de ti.

Minho no tiene tiempo para responder cuando Taemin le besa y rápidamente se sienta sobre sus caderas, moviéndose de forma sensual, haciendo olas que rozan ambas intimidades, despertándolas inevitablemente.