parte -xii-

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La música hacía vibrar las paredes, salía con fuerza por la puerta principal dando la bienvenida a los universitarios que apoyarían ese concurso de talentos y baile que la facultad de artes organizaba cada año, y luego todos serían participes de una fiesta en el gimnasio de la universidad.

Minho sujeta la ridícula cinta color rosa que Kibum diseñó para su barra y sin más, ni siquiera se queja mentalmente, la amarra en su cabeza y entra al teatro buscando a sus amigos que apoyarían el debut —como él decía— en el mundo de la farándula de la universidad.

No le importa cuando algunas chicas y chicos se voltean a verlo, seguro por la cinta, y por la camiseta rosa que lleva debajo de su chaqueta de cuero negro, y ese cinturón que iba en juego.

Sonríe cuando ve a Changmin y Yunho en circunstancias parecidas. Los tres serían el mejor equipo de barra en ese estúpido lugar. Ya lo habían hablado, fingirían estar en un partido de futbol.

Sólo que se sorprende cuando ve a la mitad del equipo de futbol ahí vistiendo de rosa y con unos pompones del mismo color, parados delante del escenario. Changmin y Yunho sabían cómo extorsionar a la gente, grandes habilidades que apreciaba cuando él no era la víctima.

Charla con los demás chicos, fuma y bebe todo lo que le es ofrecido, sólo que a duras penas puede concentrarse en lo que dice, y hace hasta lo imposible por escucharles y no terminar ofendiéndoles de alguna manera.

Es sólo que no puede dejar de pensar en lo sucedido noche antes, en esas ganas de querer saber de qué mierda iba todo eso que le conejito le dijo, eso de que podía pedirle lo que fuera.

Cuando las luces se encienden para dar la bienvenida al nuevo participante, porque Kibum dijo que sería de los últimos, sus ojos se posicionan sobre el escenario, y cree reconocer ese cuerpo entero con tan sólo mirar.

Era el conejito y tenía el pelo tinturado de rubio. Miraba de una forma enigmática hacia su público, y él es uno más mirándole y cree que Taemin está enfocándose en sus ojos.

Un tema actual muy pegajoso y sensual empieza a tocar, la voz grave y masculina le envuelve, y admite que le gusta cuando él camina hacia adelante marcando el ritmo y su cuerpo de baile de chicas lo sigue.

Mierda.

Apreciar los gráciles movimientos de hombros desnudos, y la sensualidad de esas caderas siguiendo el ritmo, sumado a la sutileza de sus manos, ese tempo bien marcado entre cada paso, ese ritmo que él parece sentir en cada músculo de su cuerpo.

Siente su cerebro apagarse cuando el coro de la canción llega y junto a ésta ese movimiento sensual de todo su cuerpo, desde sus pies hasta ese culo bien formado que se nota demasiado bien con esos pants rojos, parecen olas recorriendo desde sus pies hasta su cabeza, esas manos que le dan un efecto que es tan delicado, pero no femenino, que le da una gracia que apenas se siente capaz de apreciar en todo su esplendor. Sus latidos se aceleran y su corazón golpea fuerte cuando él marca con sus manos el movimiento sexi de sus caderas, ese guiño que parece dedicado a él afectando su cuerpo entero cuando Taemin se pone de espaldas y hace ese movimiento circular con sus caderas, tan imposible y sensual que olvidó respirar.

No sabe cómo, pero sus piernas están sacándole del teatro que estaba llenándose de gritos estridentes y silbidos de chicas y chicos por igual, pero que él ya no tolera.

Sujeta esa lata de cerveza y enciende un cigarrillo esperando que ellos adormecieran su cuerpo y no le permitieran seguir así, con la temperatura subiendo y con esas ganas de coger que tenía que estaban asesinando sus neuronas una a una. Y ahora ese jodido y sensual baile, ese desquiciado movimiento de caderas que se repetirá por su mente como disco rayado.

Polvo Pica PicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora