Polvo Pica Pica

epílogo

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No fue como Taemin creyó que sería en un inicio, tanto miedo por pensar que en adelante recibiría un trato frío y distante por parte de Minho, como si fueran unos extraños más.

Sin embargo, ahí está, sonriéndole de lejos, apoyando al equipo de futbol en su partido final, gritando su nombre y saltando en la tribuna junto a todos sus amigos, llevando una cinta alrededor de su cabeza que tiene escrito su nombre junto a una pancarta que decía "¡Conejito, eres el mejor!".

Él era un amor, y su corazón latía alegre sabiendo que se tenían ese bonito (y caliente) amor esperando por ellos.

Y cuando está acomodando sus cosas en su maletín después de una ducha refrescante y de haber ganado ese último partido, revisa su móvil y ve un mensaje nuevo en su bandeja de entrada.

Sonríe cuando lo abre y ve que el remitente es Minho.

¿El tiempo de espera había terminado?

Se muerde el labio inferior en lo que abre con temor ese mensaje, y es tan simple, es tan él: "¿Tienes algo que hacer esta tarde? ¿Buscamos algo que hacer juntos? Algo como coger? ;) "

¡Era un imbécil!

¡Pero estaba tan enamorado de él!

Corre hacia la entrada principal de la universidad y le ve ahí, sentado en el capó de ese viejo Opel, con una sonrisa que se ensancha y parece sobresalir de su pequeño rostro mientras habla y bromea con Changmin, Yunho y Jinki.

No sabe cuántos meses pasaron de verse de lejos, de saludarse con la manita, de que Minho le enviara besitos voladores y guiños coquetos, de muchos me encanta en las redes sociales cuando él publicaba videos, de su calidez demasiado evidente cuando Sooman los reunía para cenar o para ir al cine con sus tres hijos.

Minho había sido un sol que derretía la nieve de ese frío invierno.

Se acerca a paso lento y Minho le ve con cariño, con todo ese que estuvo aguantándose todo ese tiempo. Pero ahí estaba, sintiendo que había arreglado todo con su madre y padre, habiendo dejado en claro que nada lo separaría de sus seres queridos, y habiendo comprendido que era mejor (siempre) el pasar por el dolor, de vivirlo y sentirlo, y dejarlo pasar cuando las lecciones que estaban detrás se develaban ante sus ojos.

—Hola —saludaba Taemin al montón de orangutanes que jugaban a golpearse como salvajes.

—¡Minnie, excelente partido! —Jinki le abrazaba, levantándole y haciéndole dar una vueltita.

Suspira al ver cómo Taemin se veía contento con Jinki y sus compañeros de equipo, quienes rememoraban el partido con mucha (demasiada) emoción. En todo ese tiempo intentó llevar una vida tranquila, normal (dentro de lo que cabe) en la universidad, sus pasantías, trabajos de fin de semana, sus proyectos, fiestas y reuniones familiares, y se dio cuenta que nunca antes le había puesto tanta atención a todo eso que hacía.

Ahora sabe con certeza que en verdad se enamoró de Jessica, que la quiso y que aun cuando su relación iba de mal en peor, él no lo vio, porque intentaba creer que todo iba bien al menos en una parte de su vida. En aquellas épocas fue que las peleas entre su padre y madre empeoraban, cada día sin falta y sin motivo aparente sólo terminaban gritándose y discutiendo, creyendo que sus hijos no los escuchaban, pero lo hacían.

—Esa técnica Minho me la enseñó cuando le di con el balón en la cabeza —decía Taemin todo orgulloso, y Changmin recuerda que fue víctima de la venganza de Minho y le pega un puñetazo en el brazo—, y dijo que la inventó él.