Kaydy Cain/Daniel Gómez.
Estaba nervioso. Algo dentro de mí me decía que aquella mujerona vendría; pero, siendo realistas, estaba claro que no iba a aparecer. Estaba prácticamente seguro de que se habría reído al encontrar la tarjeta, o quizá ni la hubiese encontrado.
El concierto se me estaba haciendo largo, eterno. Pedía que me rellenasen la copa cada dos canciones y cada vez veía más borroso. La busqué entre todo el mundo desde allí arriba. Pero no. Ella destacaría demasiado, no sería fácil que se camuflase entre las demás. Yo me había puesto una camiseta roja de Adidas, con su logo blanco. Y además me había puesto el arnés de la Clockers. No sé, quería estar guapo sin salirme de mi línea.⎯Deja de trincar ya, primo, se te tiene que entender al cantar... ⎯me dice Khaled y se ríe.
⎯Si tú la hubieras visto entenderías por qué ando desesperao'.
⎯Venga ya, era una pija culona. Aquí tienes muchas otras, déjate de hacer el tonto.Asiento y pienso que tiene razón, al final, de una forma u otra voy a irme acompañado esta noche. Cuando el concierto acaba me siento en uno de los sillones del VIP y miro el móvil.
⎯Aquí hay dos mamis que quieren hablar contigo ⎯me increpa el Seco con una chavala debajo de cada brazo.
Me pongo chulo y me reclino en el sofá. Con una mano a cada lado doy dos golpes indicando que se pueden sentar ahí y ellas obedecen. Hablamos un rato y las dos me manosean. A mí me da igual, estoy muy borracho y la mami que yo quiero no está. Me prendo un blunt y lo comparto, porque hay que ser bueno en esta vida. Enseguida se ponen tontas, se nota que son dos niñitas de esas de ahora que se piensan que han nacido en el hood, pero se compran las AirMax con el dinero de su papaíto. Como mucho tienen 23, justo como a mí me gustan, jovencitas.
⎯Te veo muy ocupao', Gómez ⎯me dice mi buen amigo Israel B. ⎯Ya ves, Raulito, ¿cuál te gusta más? ⎯le pregunto.
⎯¿A cuál le disgusto menos? ⎯responde él riéndose.La que está a mi derecha mira a su amiga y se levanta. Al parecer ya tenían pensado hacer eso, esperar a que un mejor postor se ofreciese. Me quedo con la otra, que creo que se llama Nerea o algo así, y me hace levantarme. Entre risas llegamos al baño y nos colamos en uno de los individuales. Ella sola sabe lo que tiene que hacer y, tras correr el pestillo, se agacha y me baja la bragueta. Entre gimoteos la imagen de aquella mujer en restaurante me hace volar y llego sin que ni siquiera pueda avisarla. Pero a ella le da igual, en realidad se muere de ilusión porque se cree que ha sido mérito suyo. Y, sin embargo, a mí que me lo pongan tan fácil me quita las ganas, así que tras besarle la frente, le dejo allí para que se arregle y se pierda, duro pero nada más lejos de la realidad. Necesitaba fumarme algo, y mientras subía a la calle me encontré al Israel otra vez.
⎯Qué rápido eres Markés, no vales pa' nada ⎯me río de él. ⎯¿Y me lo dices tú, cabrón? Si has tardado lo mismo.
⎯Si era pecado lo que estábamos haciendo, más pecado era lo que yo estaba pensando; y se me fue...
⎯¿Que te corriste antes por pensar en algo? Increíble, cada día me sorprendes más, loco ⎯se ríe de mí.
⎯Me cago en la puta, tío ⎯le pego en el pecho una palmada⎯. Mira eso, chaval.Vuelvo a ver esas curvas y algo se me remueve dentro. Sin querer me excito, pero cómo no hacerlo si lleva un vestido aún más ajustado que la falda de esta tarde. No sé qué hace allí, pero tiene una copa de cóctel en la mano y está con una amiga. No lo había pensado hasta ahora pero no tiene pinta de ser de mi edad, es toda una mami. Están en el local de en frente hablando tranquilamente. Se me hace raro ver a dos personas tan tranquilas a altas horas de la mañana, es como un golpe de realidad: no todo el mundo se pone hasta el culo de alcohol y otras drogas para perrear duro y follar en los baños.